Despejando a X Alfonso

Un músico con vocación de servicio triunfa donde otros fracasaron: halla el algoritmo mágico para hacer funcionar un modelo de gestión del arte entre el sector privado y el estatal.

Foto: Angel Marqués Dolz.

El 2019 no será un año cualquiera en la biografía de X Alfonso.

Después de años sin pisarlos, volvió a los estudios para grabar Inside, su disco más reciente, y la revista Time canonizó su proyecto estrella, Fábrica de Arte, como uno de los cien lugares a visitar en el mundo.

“Creo que todo lo que ha aprendido es a poder…”

X no termina la frase. Queda en suspenso, flotando en el aire de un elegante salón para invitados especiales. Por unos instantes, su mente prepara a toda carrera el resumen de una existencia de 47 años.

“Hubo un momento de mi vida en que me pregunté: si pasamos por aquí, qué vamos a dejar. Con las canciones llega un momento en que no te van a escuchar más, pero algo físico, vivo, que quede, puede ser la Fábrica y entonces me retiré un poco de los escenarios porque le dediqué mucho tiempo a esto y no me arrepiento”.

Foto: Angel Marqués Dolz.

Hijo de una pareja de músicos- los fundadores de la banda afrorock Síntesis- X Alfonso, La Habana 1972, es una de las estrellas fulgurantes de la escena musical del rock y del funky, y más allá, de la fusión.

Firme en sus propósitos, X tiene claras las cuentas con su destino.

Su alejamiento de las grabaciones y los conciertos fue el precio a pagar por un proyecto paquidérmico: la FAC, un laboratorio de arte sin antecedentes en la isla.

Por cada canción que dejó de componer, grabar y cantar hay al menos diez metros cuadrados de creación, fantasía y atrevimiento en esta mole de ladrillos rojos con chimenea, levantada a principios del siglo pasado, a manera de copia de las iglesias románicas europeas.

¿Cuántos discos has dejado por el camino por atender las demandas de FAC?

Con la FAC considero que he hecho unos veinte discos, tres películas, ocho documentales. Ese es el equilibrio, porque ocuparme de muchos detalles aquí, como dónde poner una frase en una pared, es como si estuviera haciendo una canción, porque yo sé que esa frase la van a leer y va a llegar. Te estoy hablando como persona, no como artista, ni como figura. Nos llena mucho poder hacer y no hablar.

Foto: Angel Marqués Dolz.

Arte inteligente

Cuando comenzaste en la música lo hiciste siendo cuestionador, transgresor, contestatario y con preocupaciones sociales. Más allá de tus canciones, lo confirman los videos de esas canciones… ¿Cuánto de ese espíritu está aquí en FAC o una institución como esta enfría esos impulsos y cuando los trasladas acá son menos térmicos que en sus inicios?

Mi respuesta para eso es que el arte inteligente siempre ha existido y está aquí en Fábrica. No he dejado de ser yo y he abierto mi espectro a muchas cosas más y a muchos mensajes que están en el diseño, en la fotografía, en la pintura, en el teatro, en la forma de decir de la danza y en el cine que se está haciendo hoy en Cuba. Es exactamente lo mismo distribuido en varias artes. Nunca se ha dejado de enviar un mensaje, ni de inyectar creatividad. Lo que sí estoy en contra totalmente es del oportunismo.

¿En qué términos?

Se debe tener una obra con una calidad y un mensaje real. No es cogerlo por los pelos para adquirir cierta fama por ser contestatario y ganarse un publiquito. No somos censura para nadie, solo que no seas facilista. Si eres contestatario, eso ya lo sé… y? ¿qué me vas a aportar?, ¿cómo me vas a ayudar a solucionar los problemas? Se trata de ser más que eso. De ser responsables. Esa es una política de FAC: programar obras con una carga fuerte de reflexión y siempre con el mismo objetivo: la parte positiva de aportar y hacer reflexionar para bien.

Foto: Angel Marqués Dolz.

Vocación social

Dentro de ese costado propositivo, aparece con fuerza la vocación de servicio de FAC, su derrame en la comunidad.

El centro ha ayudado a reparar una farmacia y un gabinete médico. También alguna que otra asistencia a los vecinos, en una zona que colinda con la ribera del río Almendares y sus asentamientos, muchos deprimidos y conflictivos, en el lado este del río. El oeste es otro mundo, herencia, a su vez, de otro, elegante y próspero, separado por aguas achocolatadas.

“Gente que se la pasaba borracha y en la calle, ahora trabajan aquí y hasta tienen dentadura nueva.”, celebra X, enfundado en una camiseta estampada con el Hombre de Vitruvio, tal vez un guiño a la genialidad multidimensional de Da Vinci, algo que pretende la FAC con su diálogo interdisciplinario.

Y hay más en la agenda social de FAC. Los talleres de verano para niños y adolescentes. Este año la matrícula, siempre gratuita, superó los mil en más de treinta especialidades. Para el que viene, X aspira a triplicar la cifra. “Imagínate, que esos mismos niños, veinte o treinta años después, digan yo hago fotografía porque una vez fui a los talleres de FAC y aprendí y descubrí. Cuando estemos muertos eso será algo que nos va gustar escuchar o sentir”.

Foto: Angel Marqués Dolz.

Salsa y reguetón en la talanquera

 El hecho de que sean territorio libre de salsa, de reguetón, no los priva de un público que consumidor de tales géneros, se pierde el resto de las propuestas de la FAC.

Nosotros estamos haciendo un lugar diferente para ofrecer lo que a cada persona de aquí nos faltó en nuestro momento. Yo tengo treinta años de carrera. Pasé por todo. Por grupos de friquis, por rocanrol, donde no dejaban tocar, después sí dejaban tocar. Pasé por todo y lo que estamos tratando es crear un lugar que sea diferente a todo lo que existe. Porque todo los demás lugares tienen salsa y reguetón. No estamos en contra de nada. A mí me encanta la salsa, pero el público que viene a nosotros le gusta la música alternativa, el rock, el hip hop, otros estilos musicales, que no dejan de ser muy cubanos. Reflexionar, disfrutar, aprender, educar, es nuestra idea.

Pensaba que ese público que se margina podría caer en la trampa del arte, gente que gusta de la salsa y entre aquí y se enamore de todo lo que ve…

Es que de hecho tal cosa pasa. Aquí el noventa por ciento de la gente que viene le gusta la salsa y esa gente necesita otras cosas también. Eso ya está probado. Danza lleno, teatro lleno, música clásica lleno, pase moda los sábados lleno. Se ha creado una cultura dentro de la cultura aquí y eso es una de las cosas que más nos gusta. Todos los días se aprende algo. Es más o menos el lema nuestro.

Foto: Angel Marqués Dolz.

Arte y mercado

Cuando se planteó esto como proyecto, tenías bien claro lo que querías o fue surgiendo sobre la marcha?

La idea viene dos años antes de crear la FAC en este sitio. La FAC fue itinerante. Primero estuvimos en PABEXPO con la misma idea de mezclar todas las artes. Siempre pasaba por aquí en bicicleta y siempre me encantó el edificio, llamaba mucho la atención con su chimenea, pero pensé que era una fábrica que estaba activa. Hice un video clip de la canción Veo, del disco Reverse. Cuando finalmente nos entregaron el espacio, teníamos tantas ganas, tantas ganas, que decidimos un poco limpiar y echar un poco de colorete a la vieja y arrancar. Lo llenamos de obras de arte y comenzamos con las programaciones. Mucho reciclaje. La mayoría de las cosas salieron de aquí mismo, porque lo importante era arrancar.

El proyecto coincide con la reforma económica en marcha… Pensaron en esa doble cara de arte y mercado.

En el sitio anterior, en PABEXPO, nos dimos cuenta que nosotros hacíamos todo el trabajo. Se cobraba la entrada, ese dinero iba a la empresa, luego viraba y se pagaba a los artistas. Se trataba de hacer las cosas de mantenimiento, pero toda la parte gastronómica era estatal y realmente aportaba mucho y propusimos que esa gestión fuera llevada por nosotros. Primero por lo que siempre creo: el sentido de pertenencia y lo que funciona es eso. Das todo porque piensas que es tuyo y así mismo fue como se planteó hacer esto y así es.

Se nota que el proyecto ha ido creciendo… Cuando vine en el año 15 no había la flota de taxis con imagen corporativa, ni el personal de seguridad que veo ahora…! Hay más custodios que en el Museo Nacional!

Estamos ahora más organizados, se cumplen las disposiciones de seguridad, de protección, las normativas de un lugar público, con sus salidas de emergencia. También se exponen muchas obras de arte. Todas las personas que trabajan aquí aportan su grano de arena. Por eso es que se mantiene. Por el sentido de pertenencia.

Y el buzón para artistas, ¿funciona?

Lo dejamos abierto todo el año- porque cerramos cada tres meses- para cubanos y extranjeros. Vamos haciendo una curaduría. Los llamamos y exponemos. Los artistas sufragan los gastos de su exposición. Eso es su responsabilidad total. Nosotros ayudamos en el montaje o en lo que sea.

El hecho de que vengan celebridades acá es un mérito de tus relacionistas públicos o es un norte que ya ha establecido la propia FAC.

Es algo creado por el esfuerzo y sacrificio que hacemos todos por mantener un nivel de calidad que ha convertido a FAC en un punto de referencia.

Hay mucho público de G (la avenida capitalina donde socializan tribus urbanas) que viene aquí. Yo estuve en G y no tenía para dónde ir y estamos recogiendo gente de la universidad que no gusta de otros ambientes y ha encontrado su casa aquí. Y eso me hace muy feliz, realmente, más allá de las celebridades.

La fábrica es un lugar vivo. Ese es su misterio y por eso la gente vuelve, porque siempre hay algo nuevo que aprendes y que te sorprende. Tratamos de hacer las cosas para decir…!Oh, esto está volao!

Foto: Angel Marqués Dolz.

Soberanía en las agendas y sin franquicias

Para el autor de canciones como Interrogante, Reverse y Perro que ladra, FAC es un símbolo de un modelo feliz de gestión entre el Estado y los emprendedores privados en materia de gastronomía.

“Se complementan” dice el compositor, quien siempre ha rechazado el crowfunding y el mecenazgo externo. Quiere evitar intromisiones o imposiciones en sus agendas. “Por eso decidimos hacer esto con lo que teníamos para no depender de nada, ni de nadie”.

Las decisiones en la programación son colegiadas luego de ser sometidas las curadurías al examen de los expertos en las distintas artes y disciplinas de frontera, como el diseño y la fotografía.

“Se revisa todo entre todos y no la sometemos al escrutinio de nadie”, recalca. “Trabajar en equipo es genial. Se crea una familia no solo de amistad, sino de conceptos, de ideas, todo eso me ha aportado a mí mucho, incluso como persona”.

Durante la administración Obama, la FAC pudo mostrar sus experiencias en Estados Unidos. Dos veces en Miami y una en Denver. De tales encuentros surgieron muchos planes, entre ellos llevar esta dinámica cultural a Los Ángeles y Nueva York.

Llegó Trump a la Casa Blanca y todo se fue a bolina. Sin embargo, a X eso no le quita el sueño. El decidió que FAC creciera y se expandiera en su sede habanera. Salvando las distancias, lo argumenta con un poco de sorna:

«Si quieres ir al MOMA tienes que viajar a Nueva York y si quieres ir al Pompidou tienes que ir a París. En vez de estar exportando proyectos, vamos a meterlo todo aquí y vamos a crecer más».

¿Piensan en franquicias?

No.

Foto: Angel Marqués Dolz.

Derribando las jerarquías. El arte sobre los nombres

Ante la democracia todos somos iguales. Ese principio de tabula rasa gobierna la llamada pared negra. Se trata de un paredón donde exponen autores legitimados y desconocidos ilustres, artistas de oficio y artistas con otros oficios. Aquí el pasado no cuenta. Solo la obra.

“La pared es importante porque apoya esa virtud que tenga la gente. Tratamos de incentivar a los que empiezan. Lo hacemos con fotografía, con diseño gráfico, con artes plásticas. No hay diferencias a la hora de la curaduría de poner a la gente consagrada con los nuevos talentos. Se exponen todos juntos”.

Entonces, no te dejas impresionar por las vacas sagradas…

No. Además, las decisiones, insisto en esto, se toman en equipo. Ese es el espíritu de aquí.

Y ese espíritu, dónde lo hallaste por primera vez?

 En mi casa lo que había era una fábrica. Había pintores, músicos, actores, cineastas. Fue lo que viví cuando era niño. Rodeado de artistas. Se querían mucho. Hacían mucho por la vida y fue lo que chupé y es lo que estoy haciendo. Estamos aquí para eso y nada más que para eso: demostrar que sí se pueden hacer cosas estés donde estés y que la desesperanza no te coja. Siempre hay alguien más jodido al que podemos ayudar y ese es el concepto de Fábrica.

Has pensado en políticas afirmativas…

No tengo asumido eso. Aquí se hace lo mismo folclor, que rumba, que ballet clásico y nunca se ha pensado en que si estamos apoyando a uno o a otro. Apoyamos a veces las menos cosas apoyadas como el spoking work o peñas de hip hop.

En tu condición de artista, cómo captas el paso del tiempo. Obviamente, habrás perdido inocencia, frescura y eso de algún modo resulta frustrante. ¿Cómo se pueden tener los ojos limpios y nuevos para ver la realidad?

Trabajando. He hecho fotografía, video arte, escribí música para cine y teatro, no he parado de hacer cosas. Sigo disfrutando mucho el video arte. Sigo pensando en que lo que hago, al final, es música. Ahí está todo mezclado.

Más de uno ha recordado tu disco dedicado a Benny Moré, ahora por el centenario…

Para mí es uno de los músicos más revolucionarios que hemos tenido en nuestra tierra. Cuando agarras un disco de Benny y empiezas a escuchar la música, los arreglos, la orquestación… Ese tipo es un genio sin saber escribir una partitura. El disco lo concebí cuando estaba viviendo en Barcelona. Tenía cierta añoranza y me quedé fascinado con el Benny. Diez años después editaron el disco en Berlín y entonces me di cuenta de que no era un disco de moda.

Foto: Angel Marqués Dolz.

El futuro sin bola de cristal

Has vivido fuera de aquí. ¿Cómo sientes Cuba cuando estás lejos?

Es muy sencillo, compadre. Me imagino que le pase a todo el mundo. Conozco amigos míos que se sientan en un contén y echan la comida en una cajita de cartón para acordarse de los carnavales. ¿Qué cosa es eso ? La tierra es la tierra, la sangre es la sangre.

Tu nombre es bastante desconcertante. ¿Te ha traído algún sinsabor?

La cantidad de chistes de los profesores de matemática conmigo no tiene nombre, pero te hace un poco especial. Sinsabores, no.

¿Cómo te ves en 2029? ¿Te has hecho esa pregunta?

No. Trato de revolucionarme todos los días. No sé en qué estaré en el 2029. No ha sido nuestra formación. Nosotros vivimos al día y con lo que aparezca ya piensas lo que harás al otro día. Creo que así se vive mejor. Aprovechas la jornada.

Y Cuba, cómo la ves en 2029… ¿Dónde estaremos…? 

(Después de 17 segundos de silencio y de manosear un cigarrillo que espera ser quemado, X responde con una pregunta)

¡Asere!, ¿que sé yo?

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