Emilia Clarke de “Game of Thrones” reveló que ha tenido dos aneurismas potencialmente fatales, y dos cirugías cerebrales, desde que comenzó la serie de HBO.
La actriz, quien era una desconocida antes de conseguir el papel de Daenerys Targaryen, “Madre de Dragones”, acababa de terminar de filmar la primera temporada de la serie de fantasía cuando sufrió su primer aneurisma en 2011, a los 24 años, mientras hacía ejercicio en un gimnasio en Londres.
“Justo cuando todos mis sueños de infancia parecían hacerse realidad, casi pierdo la cabeza y luego la vida”, escribió Clarke en primera persona en un artículo publicado el jueves por la revista The New Yorker. “Nunca he contado esta historia públicamente, pero ahora es el momento”.
Clarke dijo que había disfrutado de buena salud toda su vida, pero que estaba pasando por mucho estrés cuando la arteria en su cerebro se rompió. Gran parte del estrés se debió a las constantes preguntas de la prensa sobre el desnudo de su personaje, una reina conquistadora, en el primer episodio del programa.
“Siempre me hacían la misma pregunta: alguna variación de ‘Interpretas a una mujer tan fuerte, y aun así te quitas la ropa. ¿Por qué?'”, escribió Clarke. “En mi cabeza respondía, ‘¿A cuántos hombres tengo que matar para demostrar mi valor?'”.
Dijo que sufrió una hemorragia subaracnoidea, lo cual puede ser fácilmente letal, y que no pudo siquiera pronunciar su nombre durante semanas.
La segunda cirugía, que fue más invasiva al ser a cráneo abierto, la tuvo tras terminar el rodaje de la tercera temporada.
“Me veía como si hubiera atravesado una guerra más espantosa que cualquiera que Daenerys haya vivido”, escribió Clarke. “Salí de la operación con un drenaje brotando de mi cabeza. Me reemplazaron trozos de cráneo con titanio. Hoy día, pueden ver una cicatriz que curvea de mi cuero cabelludo hasta mi oreja, pero al principio no sabía si sería visible”.
Y, agrega, estaba “la constante preocupación de sufrir pérdidas cognitivas o sensoriales”.
La actriz se recuperó por completo y pudo mantener sus problemas de salud fuera de los reflectores, con una excepción.
“Seis semanas después de la cirugía, el National Enquirer publicó una breve historia”, escribió Clarke. “Un reportero me preguntó al respecto y yo lo negué”.