El actor Francisco Pancho García falleció hoy jueves en La Habana a los 78 años. Premio Nacional de Teatro en 2012, formó parte de diferentes agrupaciones como Teatro Estudio, la Compañía Teatral Hubert de Blanck y, más recientemente, de Argos Teatro bajo la dirección de Carlos Celdrán.
Nació el 4 de octubre de 1943 en la provincia de Cienfuegos. Inició su carrera en 1961 en el Grupo Experimental de Aficionados de La Habana.
Trabajó en telenovelas, cuentos y series policiacas para la TV Cubana, así como el cine en filmes como Una pelea cubana contra los demonios, de Tomás Gutiérrez Alea; José Martí: el ojo del canario, de Fernando Pérez; Frutas en el café, de Humberto Padrón; y La piscina de Carlos Rodríguez.
El propio Celdrán se hizo eco de la noticia las redes sociales. “No tengo palabras. Sobrevivió a todo. Luchó contra y por todo. Fue un guerrero desde niño, se impuso y logró ser tenido en cuenta”, dijo. El director dijo que sus actuaciones en Argos Teatro fueron legendarias y que durante años de colaboración “siempre estuvo orgulloso de lo que hicimos juntos. El teatro cubano está de luto”.
Por su parte, el poeta, teatrista y crítico Norge Espinosa comentó: “Un golpe de buena fortuna fue su entrada a Argos Teatro, con Vida y muerte de Pier Paolo Pasolini, dirigida por Carlos Celdrán. Llegó con su bagaje de actor fogueado, con sus recursos maduros, con sus manierismos y sus arranques, y puso todo ello en función de una puesta brillante. Luego vendrían Chamaco, Stockmann, Fango, Final de partida, Aire frío, y también películas y apariciones en televisión. La pérdida de la vista no lo detuvo, y recibió el Premio Nacional de Teatro entre aplausos y cariño”.
“Trabajó en Cuba y fuera de ella, se empecinaba en echar adelante proyectos como En el túnel, un pájaro o La muerte de un viajante, que quería protagonizar alguna vez, y en regresar constantemente a La Legionaria, ese unipersonal que hizo tan suyo. Se convirtió en un actor de referencia. Lo fue hasta hoy, cuando llega esta dura noticia”.
Un actor de altos kilates. Toda la luz del mundo, y que su alma descanse en paz.