Acaba de fallecer en La Habana el poeta, profesor y ensayista Roberto Fernández Retamar (1930) a los 89 años.
Una declaración de Casa de Las Américas, institución que dirigió desde 1986, afirma que por decisión familiar, su cadáver será cremado y sus cenizas lanzadas al mar.
Retamar es uno de los grandes intelectuales cubanos de la generación del 50. Se destacó como poeta y ensayista.
Nacido en La Víbora, en 1948 abandonó sus estudios de Arquitectura para ingresar en Filosofía y Letras. En 1952 obtuvo el premio Nacional de Poesía con su libro Patrias. En 1954 se doctoró de la carrera y obtuvo por oposición una cátedra de Lingüística en la Universidad de La Habana. Luego cursó estudios en La Sorbona (1955) y en la Universidad de Londres (1956).
Invitado por la Universidad de Yale a ofrecer un curso sobre literatura hispanoamericana, fue alumno de René Welleck. Regresó a Cuba después del triunfo de la Revolución y se incorporó a dar clases en la Escuela de Letras y Arte de la Universidad de La Habana. En 1960 fue designado Consejero Cultural en París.
En el primer Congreso Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (1961) fue elegido secretario coordinador de la UNEAC. Entre 1961 y 1964 fue coeditor de la revista Unión. También fue director de la revista Casa de las Américas, institución de la que llegaría a ser presidente.
Su obra poética incluye Elegía como un himno (A Rubén Martínez Villena), Alabanzas, conversaciones, Vuelta de la antigua esperanza, En su lugar, la poesía, Con las mismas manos y Cuaderno paralelo, entre otros títulos.
Su obra ensayística la componen textos clásicos como Idea de la estilística, Ensayo de otro mundo, Modernismo, noventa y ocho, subdesarrollo y Calibán, apuntes sobre la cultura en nuestra América.
Recibió numerosas órdenes, premios y condecoraciones, entre ellas la Orden “Félix Varela”, el Premio Nacional de Literatura, la Medalla “Alejo Carpentier”, la Orden “Juan Marinello” y la Orden “José Martí”. También el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad de Buenos Aires, Argentina.
La cultura cubana lo llora.