La Habana, históricamente, ha sido una ciudad trasnochadora y diversa. Desde hace varios años una de las principales arterias de la capital, la avenida de los Presidentes (también conocida como calle G), se ha convertido en punto de mira para los teóricos e investigadores sociales.
Cada fin de semana, cientos de adolescentes y jóvenes se reúnen en ese espacio. Los grupos más populares son los emos, hippies, micky, repa, punks y metaleros. Pero existen entre ellos otras clasificaciones mucho más suigenéris: los floggers, góticos, grunges, hombres lobos, entre otros.
Las noches suelen transcurrir entre tragos, canciones, y extendidos debates sobre temas cómo la moda, la música, los ídolos… Y en muchos casos las tertulias terminan convirtiéndose en extensas discusiones acerca de la filosofía de vida que cada grupo defiende.
Según Roberto, un frikie hijo de G, “la calle de arriba hacia abajo está ocupada fundamentalmente por los emos. Pero existen límites no visibles ni pactados que terminan cumpliéndose como ley. De la calle 23 a 25 se reúnen los metaleros; de 19 a 17, los repa y los micky; y entre la 17 y 13, los punks. No obstante, nadie se mantiene toda la noche en un mismo sitio porque es tradición en G, deambular de un lado a otro y encontrar en el camino a la gente de siempre”.
Si bien es cierto que ha sido tarea para muchos logar nombrarlos, agruparlos, definirlos, así como explicarlos, comprenderlos, y en muchos casos, juzgarlos, estos muchachos han demostrado que G es un lugar abierto, público y que hasta para quienes no defienden una identidad específica, la entrada es enteramente libre.