Del 16 al 20 de marzo Santiago de Cuba acoge la edición 60 del Festival de la Trova Pepe Sánchez, dedicado en esta oportunidad a la declaración de la trova como Patrimonio Cultural de la Nación y los 50 años del Movimiento de la Nueva Trova (MNT).
Según sus organizadores, el evento busca mantener la vigencia del género y favorecer el ambiente sociocultural del país.
En los cuatro días se recordará la huella musical de legendarias figuras como los santiagueros Compay Segundo (1907-2003); Vicente González Rubiera (1908-1987); Sindo Garay (1867-1968), Emiliano Blez (1879-1973); Rosendo Ruiz (1885-1983) y Eva Griñán (1946-2013), entre otros.
En la conocida Casa de la Trova, el Salón de los Vitrales, el Centro Multicultural El Ingenio, el Museo de la Música, la calle Heredia, la Casa de las Tradiciones y en algunos consejos populares de la ciudad se presentarán los artistas invitados al encuentro.
“Supervivientes de una vida más bella”
Los registros existentes no permiten precisar con exactitud el proceso de origen de la trova, aunque sí es posible afirmar que las primeras canciones aparecieron a mediados del siglo XIX. Por unanimidad, los investigadores del género reconocen a José Pepe Sánchez como el “precursor” de la trova tradicional y a partir de los primeros años del siglo XX emergieron compositores como Sindo Garay, Manuel Corona, Alberto Villalón, Rosendo Ruiz, Patricio Ballagas…
Una descripción del periodista y poeta Gastón Baquero publicada en el Diario de la Marina en enero de 1950 ilustra el modo de vivir de aquellos hombres aferrados a la guitarra:
Los trovadores, lunáticos, erráticos, creían en la belleza y creían en el amor. Para ellos la mujer era todavía una forma de ensueño. (…) Los trovadores pasaban, de pueblo en pueblo, de calle en calle, y todos ponían el oído a su canto porque ellos desde sus entrañas dejaban caer una isla de frescura, de sosiego, de ensueño, en medio del trajín asfixiante que fue devorando la antigua vida, el estilo criollo de ser y de sentir. Los trovadores, pertinaces, tercos, volvían con su vieja canción, ponían el recuerdo a arder en la memoria de los que dormían para el pasado, y desde la guitarra mugrienta, desde el traje deshecho, desde la voz en ruinas, hablaban como supervivientes de una vida más bella.
Continuadores en gran medida de sus padres fundadores, los trovadores que llegaron después de 1960 siguieron cantándole al amor, señalaron críticamente los males de la nación y casi todos se sintieron comprometidos políticamente. Cincuenta años después sobrevive el MNT, aunque “las cosas suelen transformarse siempre al caminar”.
Si bien es cierto que en la trova tradicional hay una discreta presencia femenina en la que María Teresa Vera, el mayor icono, rompió con algunos de los moldes impuestos por la sociedad de la época, con el MNT la realidad cambia relativamente.
En ese grupo de mujeres que aparecieron en la escena musical cubana después de los 70 y se identificaron como trovadoras, está la compositora, guitarrista e intérprete Heidi Igualada (1964) graduada de Nivel Elemental de Guitarra en el Centro de Superación Profesional Ignacio Cervantes y de Nivel Medio Superior en la especialidad de canto en el Centro de Superación Félix Varela.
Heidi sí cree que existe una trova femenina. Así se lo confesó en 2012 al desaparecido periodista Bladimir Zamora Céspedes: “Hay una visión más sutil, tal vez más delicada, yo lo percibo enseguida y creo que es una cuestión de naturaleza, lo cual nada tiene que ver con la calidad, solo es un problema de visión y de cómo devolvemos la realidad”, dijo.
La voz de Heidi se escucha en las radios de Argentina y otros países con frecuencia. El último álbum, Azules, publicado en 2022 por la casa discográfica Colibrí, ha sido elogiado por la crítica en la isla y ahora su nombre figura entre los invitados al 28 Festival de la canción BarnaSants. En estos momentos coordina otra edición del Encuentro de Cantoras “Ella y yo”, a realizarse entre el 21 y el 25 de junio de este año y en medio de todo eso acepta contestar las siguientes preguntas.
Con la ausencia de algunas de sus figuras más importantes (Noel Nicola, Vicente Feliú, Pablo Milanés), ¿crees que el Movimiento de la Nueva Trova (MNT) corre el riesgo de dejar en el camino sus preceptos originales?
La esencia no, creo que no va a cambiar nunca esa manera de decir: aguda, tierna, patriótica, pero sí la visión y la manera de enfocar la realidad que a su vez también ha cambiado. No es el mismo contexto, ni el mismo país, ni la misma revolución ahora que en los años 70. Tampoco es el mismo mundo, y eso hay que tenerlo en cuenta porque nos quedaríamos estancados en ciertos códigos y formas de hacer y de mirar la vida.
No puedo decirte que en todos los casos la canción ha evolucionado, y me refiero propiamente a la canción trovadoresca, porque percibo en ciertos trovadores poco crecimiento. Hay que tener cuidado cuando conformamos los gremios, todo el que coja una guitarra y haga determinado tipo de canción −dígase canción de trova− podrá ser trovador, pero no necesariamente, solo por eso, deberá tener vuelo.
Digo que hay que tener cuidado, y a esto me refiero: a quiénes están encargados de promover la música porque después meten a todo el mundo en el mismo saco de la mediocridad y desgraciadamente lo que más se está difundiendo últimamente no es lo de más calidad. ¡Y la hay!, yo sé que la hay, pero anda por el subterráneo, ya que se coquetea mucho con factores digamos “extra artísticos”, por no ponerme pesada. El caso es que sí ha cambiado el enfoque, pero no la esencia.
Se ha tildado de misógino el MNT. ¿Te parece exagerado?
¿Misógino? ¿De dónde han sacado eso? Nunca he escucha decir eso, ¡jamás! Además, ¿cómo tildar de misóginos a los trovadores, si son los que toda la vida han alabado a la mujer, resaltando sus valores y evocando su belleza con hidalguía? No, eso es falso.
Habrá trovadores misóginos, machistas o depredadores, no digo que no, pero no es la norma, no son la mayoría. Por lo general es más bien todo lo contrario. Que no se empañe la imagen gremial a causa de los desafueros de alguien que alguna vez en la historia cometiera actos aborrecibles o simplemente misóginos. Esa no es realidad, no lo es.
María Teresa Vera, Justa García, las Hermanas Martí, entre otras, impusieron su estilo cuando no era común ver a una mujer con su guitarra. ¿El MNT rompió con los prejuicios? ¿Es difícil ser trovadora en Cuba?
Después de la Revolución y con tanta apertura que hubo entonces para la mujer, no solo en el campo de las artes, si no en todos los campos, empezaron a aparecer figuras femeninas identificadas con esta nueva estética de hacer y decir la canción, y también con esa nueva manera de abordar la vida que se estaba imponiendo, no solo en Cuba, sino en el mundo entero.
Me vienen a la mente, en primer lugar, figuras como Sara González o Belinda Romeu o Miriam Ramos, que fueron de las primeras en arriesgarse en este camino, en un país y un entorno lleno de rezagos y prejuicios patriarcales heredados de un pasado cruento.
Luego se sumaron otras como Marta Campos, Anabell López, Xiomara Laugart o Liuba María Hevia, ya con un trillo más despejado en ese sentido, y así poco a poco han ido apareciendo algunas más, pero en realidad no somos muchas. En número los varones ganan ampliamente. No tengo la respuesta para eso, aunque podía especular con ciertas ideas, pero no es el centro de la pregunta.
¿Difícil? No sé si lo es por ser mujer o porque todo es muy difícil siempre. Todo se me confunde aquí, porque estamos atravesando ahora mismo una de las peores crisis de la historia y antes también hubo crisis o más bien siempre ha habido, al menos desde que tengo uso de razón, y no sé si achacar las dificultades a esa crisis o al mero hecho de que por ser mujer trovadora no se me hayan abierto algunas puertas. Pero fácil no me ha sido el camino. Lo que sí te puedo decir es que yo nunca me sentí rechazada por ser mujer, ni por mis compañeros de oficio, ni por nadie, todo lo contrario.
No sé si el público espera determinados cánones para aceptar a una mujer en un escenario. No sé si a veces he sido demasiado débil por ciertas circunstancias y no he ido a por más… Pero te repito que a veces todo se me confunde. ¿Será que cuando hay un gran concierto no me invitan por ser mujer o porque simplemente no me tocaba? Lo que sí creo es que la batalla la tienes que dar y tratar de ocupar tu lugar, pero ganar ese puesto con la calidad de tu obra y la perseverancia, y no solo porque eres mujer tienes que estar por condescendencia. Creo que este camino no es fácil para nadie, ni en Cuba, ni en ninguna parte.
A veces algunos trovadores se esmeran mucho más en la canción política y se les asocia con esos temas. ¿Cómo es en tu caso?
Tenía una vecina que me decía que el cerebro humano era una unidad sellada. No voy a cuestionar a quien prefiera abordar temas políticos, aunque eso es muy controvertido porque político es todo. Desde que surgió la trova siempre ha habido canciones épicas y de temáticas “políticas”. Pero hoy distingo ahí dos artistas: los que alaban y los contestatarios. Pero no sería ético de mi parte cuestionar la obra y mucho menos el pensamiento de nadie. Al final, la creación es libre y cada quien canta lo que quiere. De eso se trata.
En lo que a mí respecta, ese no es mi rol en esta vida. No soy para eso. Aunque en alguna que otra ocasión he escrito algo de contenido social y ha gustado. Pero no se me da bien. Se necesita un temperamento a la hora de interpretar que no va ni con mi voz, ni con mis rutinas. Pero, ojo: eso no quiere decir que no tenga ideología, o que sea tibia, solo que la canción, la mía, no es para eso. Soy más de coger el machete y tocar a degüello con la palabra y con las acciones.