Cuba con una estación espacial propia. Allá arriba, en el cosmos, tres cubanos con sus respectivas escafandras conviviendo en un tubo de metal a cientos de kilómetros de la Tierra. A cientos de kilómetros de La Habana. Hablando y discutiendo como lo hacen los cubanos. ¿Se imaginan?
Este fin de semana, en el teatro Karl Marx, tendremos un adelanto. Iván Camejo, Kike Quiñones y Carlos Gonzalvo se vestirán de cosmonautas y serán Cubanos en las nubes –con K en el cartel promocional, parodiando la grafía cirílica rusa.
“Jugamos con la visión desde el espacio exterior –explica a OnCuba el guionista: estar dentro y estar fuera, jugar con la forma en que se ven las cosas desde una y otra posición.
“Es un espectáculo de contrastes y autorreflexión, y a la vez un homenaje a esa manera de ser del cubano que no cambia independientemente del contexto en que se encuentre”, dice Camejo.
Para él, pinareño de nacimiento, fundador del grupo Humoris Causa, ex-director del Centro Promotor del Humor y desde hace algunos años radicado en Estados Unidos, la puesta resulta autobiográfica “en el sentido de que el humor es en gran medida la crónica de las circunstancias que nos rodean”.
“Ahora mismo –comenta– acapara la atención mundial el nuevo enfoque de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos, entre Cuba y su emigración, la manera en que se ven esas relaciones. Eso es titular, es primera plana en todos los periódicos, pero nosotros lo que buscamos en la obra es un estatus intermedio donde nos planteemos la condición cubana más desde el punto de vista cultural y sociológico que puramente político. Nos preguntamos quiénes somos los cubanos y por qué reaccionamos de la manera en que lo hacemos ante las cosas que suceden, ante determinados conflictos.”
Cubanos en las nubes fue concebida para ser estrenada en Cuba y ser presentada luego en Miami; para “enganchar” por igual a quienes viven en la Isla y a quienes “a pesar de no estar en el espacio físico del país siguen muy pendientes de su desarrollo o de su involución, en dependencia de los contextos”.
“El público de aquí y de allá es muy similar, asegura Camejo. Es un público que, a pesar de ciertos códigos muy específicos en un caso y otro, se ríe prácticamente de las mismas cosas. Aun cuando mucha gente ha atravesado etapas que han representado cierto dolor en lo personal o en lo material, han sufrido todo lo que significa la emigración o el exilio, el cubano tiene la ventaja de que está dispuesto a reír, dispuesto sobre todo a reír de sus propios problemas. Y eso dice mucho a su favor como ser humano.”
El filólogo y actor, aplaudido lo mismo por su trabajo en los teatros y la televisión de Cuba que en los de la Florida, prefiere el humor inteligente, más elaborado, que ha distinguido su carrera por más de veinte años y lo ha inspirado a crear espectáculos como el multipremiado Reír es cosa muy seria. Su química con Quiñones y Gonzalvo –que ahora no interpretará a su célebre Profesor Mente’pollo– descansa en una afinidad visible dentro y fuera del escenario, que en su criterio es una de las fortalezas de Cubanos en las nubes.
“Desde hace muchos años tenemos un vínculo profesional muy fuerte. Compartimos intereses artísticos y defendemos que el humor debe servir para reír pero también para reflexionar–comenta Camejo, quien agradece haber podido mantener ese vínculo con sus amigos y ahora compañeros en la estación espacial made in Cuba “a pesar de la distancia”.
“Gracias a que han cambiado algunas leyes, es un poco más fácil –afirma evocando el momento en que irse a Miami suponía prácticamente quemar las naves. Por ejemplo, no tendría la posibilidad de volver a trabajar en público en Cuba. Afortunadamente esto cambió y eso nos ha permitido seguir trabajando juntos, algo que la gente de aquí y allá creo que ha asimilado bien. Así que pensamos seguir haciendo espectáculos como este.”
Cubanos en las nubes estará en cartelera solo tres días, entre el 23 y el 25 junio en los horarios habituales del Karl Marx. Iván Camejo, como sus coprotagonistas, lamenta no poder hacer más funciones en Cuba por el momento. La cercanía del Festival del Humor Aquelarre 2017, previsto a inicios de julio, y los compromisos propios y del teatro impiden de momento organizar una temporada. Pero sus planes son presentarla de nuevo en escenarios cubanos.
“Queremos que la obra no se quede solamente en estos tres días, que la mayor cantidad de personas pueda verla. Puede que no vuelva a dirigir el Centro Promotor del Humor –dice entre risas, pero a trabajar como actor y humorista sí vuelvo a Cuba, aunque sea de cosmonauta.”
Bueno, muy bueno el escrito. Es simple y refresacante. Esperamos se presenten pronto en Miami, y sobre todo que sea con Trump en el público.