En Cuba Lizt Alfonso es sinónimo de esfuerzo y talento. Tras 20 años de exitoso paso por la danza, su compañía Lizt Alfonso Dance Cuba se alza como expresión de la genuina simbiosis que corre por las venas de la cultura cubana.
Ha marcado pauta dentro del mundo danzario por la combinación de los diferentes estilos en defensa de la fusión en sus espectáculos, donde se combinan sutil y originalmente elementos del flamenco, el ballet, el folclore y lo contemporáneo, que han derivado en originalidad y divergencia con las otras compañías del país.
Trabajando de manera independiente desde el año 1992, la compañía ha encantado con sus presentaciones desde las tablas del Gran Teatro de La Habana hasta el New Victory Theatre de Broadway o el Palacio de los Congresos y la Cultura de Le Mans, en Francia, entre muchos otros. Han compartido escenario con prestigiosas compañías como el Ballet Alla Scala de Milán, el Ballet Nacional de Cuba o el Conjunto Folclórico Nacional.
La visión creadora de Lizt Alfonso y sus discípulos permiten la concepción de espectáculos articulados dramatúrgicamente de manera diferente, con nuevos y novedosos estilos que complacen al más exigente de los públicos.
La infancia… ballerina desde los 4 años
“Mi familia es muy especial. Aunque nadie es artista, todos aman y entienden el arte. A los cuatro años vi por primera vez un ballet y quedé prendada. Decidí que ese era el camino que quería seguir. A partir de entonces comencé a tomar clases de ballet, pero las condiciones de estudio eran muy difíciles, y tuve que dejarlas por problemas de lejanía geográfica – vivía en San Miguel del Padrón y recibía las clases en Santa Fe-”.
“A los 9 años me presenté en los exámenes de ingreso de la Escuela Provincial de Ballet de L y 19 y suspendí porque no tenía las condiciones físicas requeridas para ser bailarina. Desde entonces me postré en una cama y decía que no quería vivir. Fui tratada por psicólogos que aseguraban que yo sabía que quería ser en la vida".
"A través de una amiga de mi madre conocimos a la maestra Laura Alonso, quien fue muy fuerte conmigo para intentar persuadirme de que no poseía las condiciones. A pesar de todas sus tentativas y los obstáculos que me planteaba, yo no cejé en mi empeño hasta que por cansancio la convencí y accedió a prepararme nuevamente para los exámenes de ingreso”.
“Comencé en Psicoballet junto a otros grandes bailarines- ya retirados- como Svetlana Ballester, entre otros, hasta que volví a presentarme a los exámenes de ingreso y los aprobé a pesar de que tenía aún muchas limitaciones para bailar”.
“Cuando llegó la etapa del pase de nivel en 5to año volvieron las dificultades y comencé a estudiar en el preuniversitario Saúl Delgado, que me abrió el espectro de la danza, que hasta ese momento solamente se circunscribía al ballet, y empezó a interesarme la danza toda. Me llevaban al teatro musical, a exposiciones, cobrando aquello otra connotación en mi”.
El ISA y PRO-DANZA…dos mundos no tan diferentes
“Decidí estudiar teatrología y dramaturgia en el Instituto Superior de Arte (ISA), en paralelo recibía clases en Pro/Danza con Laura y la ayudaba con la divulgación. Cuando me gradúe fui a trabajar con ella y con otro conocimiento de causa aprendí mucho más”.
“Paralelamente a esto estudié baile español en la sociedad Concepción Arenal, con la maestra Olga Bustamante, que por aquellos días fundaba el conjunto de danzas españolas del Gran Teatro de La Habana (GTH), hoy Ballet Español de Cuba (BEC)”.
“En el ISA todos sabían desde el día del examen de ingreso que me interesaba la danza y me apoyaban totalmente. Incluso cuando abrieron la Facultad de Artes Danzarios me permitieron tomar también las clases de danza con Miguel y Lino Cabrera a la par con las de teatrología, para poder tener todos esos elementos teóricos sobre la danza que no poseía”.
¿Cuán fundamental es en la actualidad haber estudiado teatrología y dramaturgia en el ISA, para el desarrollo de la compañía?
“Mucho. Hoy día, lamento no tener tiempo de seguir estudiando las nuevas formas y concepciones que se realizan en la actualidad, consecuencia de las labores administrativas que requiere una compañía como la nuestra. La teatrología brinda todas las armas, el vocabulario, las formas de hacer las cosas, y resulta de mucha ayuda en la danza, puesto que al menos en el teatro se tiene el habla para expresar. En la danza solamente tienes la gestualidad, la visualidad para construir una historia coherente y poder contarla efectivamente”.
La enseñanza…
“Resulta un trabajo agotador en que te va la vida en los estudiantes, pero sin dudas vale la pena. Hay muchas que llegan con 5-6 años, lo cual te permite ver todo su crecimiento personal y profesional”.
“Por supuesto el proceso de decantación es muy grande y se sufre mucho porque no quieres dejar ir a ninguna. Pero a veces hay que hacerlo porque a nadie le gusta ver sobre un escenario a un bailarín que se caiga o que no pueda ejecutar un baile”.
“Para esto se crearon los talleres vocacionales, donde asisten las niñas desde los 6 a 16 años, se seleccionan las mejores para el Ballet Infantil; pero las que no son aceptadas y pueden continuar en los talleres, porque no pueden ser bailarinas del Ballet de Lizt Alfonso, pero quizás puedan serlo en otras compañías”.
¿Cuan rigurosa puede ser Lizt Alfonso?
“Si lo soy, con mis estudiantes pero conmigo también. El mundo hoy día es muy competitivo y tenemos que ofrecer un producto de calidad para que nadie nos señale con el dedo, lo cual no significa ser malo. Pienso que un espectáculo no está terminado nunca. Se realiza por etapas con una planificación y nunca nadie de afuera me ha dicho como hacer las cosas. Los cronogramas de trabajo los hacemos nosotros y los llevamos al pie de la letra”.
“Lo que vale es el espectáculo. Nada puede brillar por encima de lo otro. Si un espectáculo es bueno todo tiene que brillar. Tanta importancia tiene el diseño de vestuario como la coreografía, y el fruto nace por el trabajo constante y riguroso”.
La danza
“Es magnánima, y es grande tener tantas personas alrededor que comparten un sueño contigo, que no te ponen obstáculos y te lo hacen crecer. Todavía no la entiendo, habría que preguntarle al maestro Fernando Alonso o a Ramiro Guerra. Pero yo tengo la herida aun muy reciente, a veces hay que tomar cierta distancia de las cosas para entenderlas”.
“Podría haber elegido cualquier tipo de danza, y creo que por esa razón es que en la compañía se conjugan todos los tipos y defendemos esa fusión sin definir que es ballet, contemporáneo, folklore o flamenco. Porque es tan diversa y grande al igual que el teatro, y la vida demuestra que es momento de fusionarlas”.
¿Y Cuba danza…?
“En todo momento y resulta muy interesante. Hace muchos años Alicia y Fernando dijeron que sí también. Viene dentro de nosotros. La cotidianidad, la vulgaridad que por momentos consume a ciertos sectores de la sociedad, uno como creador danzario puede utilizarlo en un espectáculo o coreografía”.