Con varios años de carrera profesional, Leidis Díaz sigue trabajando como el primer día. Desde que dramatizados como Deporte y Amor, Cuando el amor no alcanza y Tan lejos y tan cerca validaran su calidad interpretativa, ha logrado formar una prolífica carrera, tanto en televisión como en teatro.
La intérprete de la obra Remolino en las aguas es una de esas actrices que permanece en la retina de quienes la han visto actuar, sea en los escenarios o en la pequeña pantalla.
A primera vista, resalta su físico; pero con sus personajes demuestra que la apariencia es un complemento del carisma y el talento que tiene para la profesión.
El gran romance con tu profesión surgió a través del teatro. ¿La televisión ha sido un amor casual?
El teatro te ofrece la posibilidad de desdoblarte y ser creativa. Generar nuevas ideas en el proceso es muy excitante.
El teatro permite encarnar personajes que en otros medios no son comunes. Además, disfruto el reto diario de estar frente al público.
Cada medio tiene sus particularidades. La televisión me gusta mucho porque me lleva a todos los rincones del país; pero el teatro es de las grandes pasiones de mi vida.
Varias puestas en escena me han dejado alegrías, pero Remolino en las aguas fue un regalo de Tony Díaz que abrió un camino desconocido para mí. Comprobé que podía incursionar en la música.
Siento que hay una Leidis antes y después de esta obra. Mi vida como actriz cambió con Remolino… Tendré la dicha de actuar de nuevo en este espectáculo próximamente.
La televisión llegó después. Me ofreció la posibilidad de desdoblarme y explorar diferentes formatos, como series, aventuras y telenovelas entre las que puedo mencionar el espacio Tras la huella, Los tres Villalobos, entre otros.
Al inicio de tu carrera obtuviste los galardones más importantes de la escena cubana. ¿Qué te da más satisfacción, la acogida del público o de la crítica especializada?
Haber obtenido estos premios en esa primera etapa de mi carrera fue sorprendente. Me proporcionaron la participación en Remolino en las aguas.
Valoro los reconocimientos que otorga un jurado especializado. Igualmente, le concedo mucha importancia al respaldo del público en mi trayectoria.
Son dos cosas que han ido de la mano en mi carrera. Me reconforta que mi trabajo sea bien acogido y esto me compromete para seguir esforzándome. Me desafía a garantizar que todas las obras en las que participe tengan un alto valor estético y con la factura que se merece nuestra gente.
Muchas personas te descubrieron gracias a la serie Deporte y amor. ¿Cómo surgió esta oportunidad? ¿Qué significó para ti y cómo te cambió la vida?
Cuando cursaba el cuarto año en la Escuela Nacional de Arte (ENA) fui al casting, coordinado por el director Roly Peña. Después de audicionar para varios personajes, me comunicaron que había sido seleccionada para integrar el elenco de la serie.
Formar parte de este grupo de talentosos jóvenes fue una gran experiencia que nos abrió el camino a otras propuestas laborales.
La serie tuvo buena aceptación. Constaté la responsabilidad que tenemos los actores con el público. Guardo momentos gratos que vinieron después, cuando el dramatizado salió al aire.
El personaje de Nereida en la telenovela Cuando el amor no alcanza te convirtió en una actriz reconocida a nivel nacional. ¿Te sorprendió que tuviera tanta repercusión?
Cuando recibí la propuesta había participado en varios proyectos bien acogidos por el público. Esta telenovela tenía un excelente guión. La dirección de Jorge Alonso Padilla y de su equipo técnico, más el colectivo de actores, la condujeron al éxito.
Mi historia (la de Nereida) atrapó rápido a la audiencia. Nereida tenía buena vibra. Además, ayudó el buen equipo que hicimos con Alberto Yoel García y con la gran Alicia Bustamante, con quien mantuve una relación de madre-hija hasta los últimos días de su existencia.
Nereida me hizo bajar 20 kilogramos de peso en un mes, porque el director tenía concebido que el personaje sería una mujer activa. Debía tener buena forma física y eso, por ponerte un ejemplo, fue un aspecto en el que tuve que esforzarme.
¿Cómo es la preparación para un dramatizado televisivo de larga duración?
Es un proceso duro. Fueron varios meses de grabación. Me recogían a las 6 de la mañana y regresaba a la casa entrada la noche. En casa repasaba las escenas del próximo día y repetía el ciclo. Así fue durante todo el rodaje.
Participar en un dramatizado largo entraña consagración; pero se disfruta ser parte de un audiovisual y trabajar con un buen equipo. Además, recibir las muestras de afecto que te llegan por diferentes vías.
¿Qué prejuicios te ha quitado tu crecimiento en la profesión?
No diría que prejuicios. He podido lidiar con temores, cosas que inconscientemente te afectan, porque una misma se pone la presión aprendida en el oficio cuando le toca enfrentar un proceso difícil de la vida.
Siento que con el transcurso del tiempo y con la experiencia de haber participado en varias producciones, uno le va tomando el pulso a las cosas y va canalizando mejor las situaciones.
Recientemente te vimos en la telenovela Tan lejos y tan cerca. ¿Cómo llegas al elenco de este espacio?
La directora, Loisys Inclán, me llamó para decirme que estaba buscando a una actriz que pudiera cantar. Me invitó a que participara en la prueba de selección de Tan lejos y tan cerca. Decidí presentarme y me dieron algunas escenas del personaje de Magaly. Hice mi parte, pero me fui del casting sin estar convencida de que había hecho una buena representación. Desconecté; pero como a la semana me comunicaron que había sido escogida para representar a Susana.
Me entregaron los guiones de los cinco capítulos iniciales y desde ese momento quedé fascinada con la historia de mi personaje. Cuando me informaron que sería pareja de Delvys Fernández quedé tranquila, porque estudiamos juntos y sabía que podría apoyarme en él para materializar las escenas que podían ser complicadas.
¿Qué valoras más en un actor? ¿Prefieres una buena preparación o la espontaneidad?
Entre las cosas que más valoro en los actores están la dedicación, la entrega, el compromiso con la profesión y con el trabajo.
Para desempeñarse en esta profesión hace falta el talento; pero hay ejemplos de personas que, sin pasar por la academia, han desarrollado una carrera. Cada persona tiene “su librito”. Viniendo de academia o no, lo que importa es ser capaz de demostrar las herramientas que uno tiene de su lado, que al final son las que dicen la última palabra.
En tu trayectoria resaltan los “personajes positivos”. ¿Un personaje negativo es más aprovechable a nivel interpretativo?
Me ha tocado interpretar principalmente los positivos, salvo excepciones, como un capítulo de Tras la huella en el que representé a una mujer con características de villana.
Reparo más en la historia que tiene detrás el personaje que en sus características. Como te dije, me gusta asumir retos y realizar trabajos que me hagan desdoblarme. Que me motiven a esforzarme al máximo de mis posibilidades.
Te pensamos siempre como actriz y olvidamos la faceta de cantante. ¿Cómo compaginas estas dos pasiones?
La música siempre ha estado presente en mi vida. Desde que incursioné en las artes escénicas tuve oportunidades en trabajos en los que tenía que vincular las dos manifestaciones.
Hubo momentos en los que le di prioridad a una de las dos, según las propuestas que se me presentaron en el camino. Mi intención hoy es alternarlas y ofrecerle al público estas dos manifestaciones artísticas que me llenan como artista y persona.
De hecho, me gustaría que me propusieran algún personaje en la televisión, o en el cine (el medio en el que menos presencia he tenido), en el que tuviera que interpretar a una cantante de cabaret. Adoraría combinar estas dos pasiones de mi vida.