En enero de 2023 se cumple el sexto aniversario del fallecimiento de Ricardo Piglia, uno de los autores latinoamericanos más importantes de los últimos cuarenta años. Piglia, nacido en Argentina en 1941, cuenta con una prolífica obra narrativa y ensayística en la cual, además de recorrer los entresijos de la sociedad contemporánea valiéndose de recursos del género policial, teoriza sobre el hecho literario y los diversos modos de ficcionar.
Desde su primera novela, Respiración artificial (1980), en la que introduce al personaje de Emilio Renzi, se asiste a un derroche de erudición que alterna con la posible resolución de un conflicto. En ese sentido, y a modo de homenaje a este autor, me gustaría sugerir la lectura de la novela Blanco nocturno (Anagrama, 2010), una obra que combina sintéticamente los rasgos más distintivos y fascinantes de su producción.
El libro nos introduce en la Argentina de comienzos de 1970 y discurre por la resolución del asesinato de un turista norteamericano de padres puertorriqueños. Nos topamos nuevamente con la figura de Emilio Renzi, quien viaja desde la capital argentina hacia los llanos para documentar los hechos y, de ser posible, recoger material para una hipotética novela.
Las líneas iniciales nos predisponen hacia la recepción de una novela negra, un género donde los crímenes suelen poseer motivaciones económicas y soluciones. Sin embargo, un lapso de quince o veinte páginas nos hará desestimar clasificaciones y moldes: descubriremos un libro capaz de satisfacer -y construir- a un lector con multiplicidad de búsquedas.
Los fans del género policial serán personajes activos de un nudo en que importan más las peripecias y golpes de instinto que la resolución del caso en sí. Croce, un comisario de pueblo dotado de una capacidad innata para resolver casos de los modos más inverosímiles, intuye la trampa en que ha caído un hombre injustamente inculpado y cree hallarse ante un crimen irresoluble. Pero la función del personaje, evidenciada hacia el final del libro, es develar el artificio de las novelas policiales concebidas para entretener y tranquilizar a las masas. Y nada mejor que las palabras con que despide a Renzi:
Vos leés demasiadas novelas policiales, pibe, si supieras cómo son verdaderamente las cosas… No es cierto que se pueda restablecer el orden, no es cierto que el crimen siempre se resuelve… No hay ninguna lógica. Luchamos para restablecer las causas y deducir los efectos, pero nunca podemos conocer la red completa de las intrigas… Cuanto más cerca estás del centro, más te enredas en una telaraña que no tiene fin. Las novelas policiales resuelven con elegancia o con brutalidad los crímenes para que los lectores se queden tranquilos.
Ahora bien, quienes gusten del análisis antropológico podrán gozar de una minuciosa cartografía de la pampa de los años 70 y su gente. Renzi viaja de Buenos Aires a los llanos como periodista, pero también ansía distanciarse de las tribulaciones políticas de la urbe porteña. Sin embargo, no tardará en descubrir que, bajo la faz hierática de los llanos y la vida pausada de los estancieros, serpentea una indescifrable red de intrigas políticas, sociales y económicas dispuesta a atrapar y devorar al forastero incauto. Esta red de intrigas y las tensiones que genera en los pobladores de los llanos definen el género literario que Piglia denomina ficción paranoica.
Sinopsis de Blanco Nocturno de la editorial Anagrama: Tony Durán, un extraño forastero, nacido en Puerto Rico, educado como un norteamericano en Nueva Jersey, fue asesinado a comienzos de los años setenta en un pueblo de la provincia de Buenos Aires. Antes de morir, Tony ha sido el centro de la atención de todos, el admirado, vigilado, diferente pero también el fascinante. Había llegado siguiendo a las bellas hermanas Belladona, las gemelas Ada y Sofía, hijas de una de las principales familias del lugar. Las conoció en Atlantic City, y urdieron un feliz trío sexual y sentimental hasta que una de ellas, Sofía, «quizá la más débil o la más sensible», desertó del juego de los casinos y de los cuerpos. Y Tony Durán continuó con Ada, y la siguió cuando ella volvió a la Argentina, donde encontró su muerte. A partir del crimen, esta novela policíaca muta, crece, y se transforma en un relato que se abre y anuda en arqueologías y dinastías familiares, que va y viene en una combinatoria de veloz novela de género y espléndida construcción literaria. El centro luminoso del libro, cuyo título remite a la cacería nocturna, es Luca Belladona, constructor de una fábrica fantasmal perdida en medio del campo que persigue con obstinación un proyecto demencial. La aparición de Emilio Renzi, el tradicional personaje de Piglia, le da a la historia una conclusión irónica y conmovedora. Situada en el impasible paisaje de la llanura argentina, esta novela poblada de personajes memorables tiene una trama a la vez directa y compleja: traiciones y negociados, un falso culpable y un culpable verdadero, pasiones y trampas. Blanco nocturno narra la vida de un pueblo y el infierno de las relaciones familiares. Jasan Wilson escribió en The lndependent: «Ricardo Piglia ocupa un lugar muy alto en la literatura. Ha heredado la desconfiada inteligencia de Borges, su incansable y gozosa exploración de la literatura, y su atracción por los oscuros bajos fondos. Las ficciones de Piglia son inventivas parábolas sobre las pesadillas recientes y pasadas de la historia de su país.» Ahora, en esta extraordinaria novela, Ricardo Piglia se confirma, incontestablemente, como uno de los escritores mayores en lengua española de nuestro tiempo. «Tengo para mí que Ricardo Piglia es uno de los más exigentes novelistas de la literatura en lengua española. Experto en lunfardos y tangos, sólo apabulla como escritor porque lo ha leído todo» (J.J. Armas Marcelo, ABC). |