El primer atlas moderno, del que solo quedan tres ejemplares en el mundo, pertenece a los fondos de la Biblioteca Nacional de Cuba (BNC). Pero no ha permanecido ahí todo el tiempo. En los 90 un experto de obras valiosas lo robó de la institución y lo vendió a la biblioteca El Ateneo de Boston. Ahora, dos décadas después, el ejemplar ha sido devuelto a la Isla.
El atlas publicado el 20 de mayo de 1570 en Bélgica, recoge por primera vez mapas de América, Las Antillas y Cuba. Para el Dr. Eduardo Torres Cuevas, destacado historiador y director de la Biblioteca Nacional, uno de los mayores valores del documento es la ubicación de Cuba en la geografía antillana, americana y mundial.
Se trata de una colección de 53 mapas con sus textos correspondientes confeccionados y grabados en planchas de cobre que muestran cómo se veía el mundo en aquella época. “Aquí aparece muy desfigurada América, lo cual es lógico si tenemos en cuenta que está hecho por la descripción de los navegantes. Pero al menos gracias a Ortelius por primera vez se incluye en un atlas la isla de Cuba, aunque dibujada mucho más pequeña que Santo Domingo, algo típico de 1570”, dice Torres Cuevas.
Su autor, el erudito y geógrafo Abraham Ortelius realizó después de 1570 otras versiones donde introdujo nuevos mapas. El atlas creció en cada una de sus 31 ediciones. Originalmente en latín –como este ejemplar– se publicó en siete lenguas diferentes: holandés en 1571, alemán en 1572, francés en 1572, español en 1588, inglés en 1606 e italiano en 1608.
El Ortelius Atlas fue sustraído de la Biblioteca Nacional en algún momento entre 1990 y 1993, período en que se perdieron muchas obras de arte en Cuba. Todo indica que el anticuario bostoniano David L. O`Neill lo adquirió en una subasta y a finales del 93 lo vendió por un alto precio al Ateneo de Boston, una de las bibliotecas privadas más antiguas y valiosas de Estados Unidos.
¿Cuándo supo el Ateneo que el atlas era robado y cómo identificaron que pertenecía a la Biblioteca Nacional José Martí?, fueron algunas de las preguntas del Dr. Eduardo Torres Cuevas en el intercambio inicial con la institución norteamericana.
“En el verano de 1999 el Atlas fue enviado al Centro de Conservación de Documentos en el nordeste de Boston y el 14 de diciembre de ese año la señora Deborah Wender, jefa de conservación del centro reportó que, después de una inspección rigurosa, había detectado que el Atlas tenía mutilados dos sellos de sus dueños. Uno de ellos pudo ser descifrado. Identificaba que la obra pertenecía a la Biblioteca Nacional José Martí en La Habana. Y, por otra parte, no existía ningún indicio de que esta hubiese liberado de sus fondos la obra. Por esas razones el Centro de Documentación rechazó trabajar con el libro. Por un problema ético la institución no procesa libros robados”, cuenta Torres Cuevas.
Para museos y bibliotecas en Estados Unidos es un proceso de rutina revisar sus decisiones de adquisición, tanto por motivos financieros o legales como estéticos y académicos: “¿De dónde vino el dinero? ¿Se cumplió la ley? ¿Debe ser parte de nuestra colección? ¿Está a la misma altura en términos de calidad que el resto de la colección? Necesariamente la revisión ocurre determinado tiempo después de la adquisición”, explica a OnCuba Jorge Domínguez, director del Harvard Academy for International and Area Studies.
El Theatrum Orbis Terrarum [Teatro del Mundo] de Abraham Ortelius regresó al Ateneo de Boston el 16 de noviembre de 1999, protegido por una caja con lomo de cuero que la Biblioteca encargó al Centro de Conservación para preservar el volumen. La labor investigativa de El Ateneo se extendería por unos años más. En 2001 la biblioteca confirmaría que el libro pertenecía a Cuba.
“Hubo dos detalles técnicos. El primero es que el ladrón, o quien le compró al ladrón, le arrancó la portada e insertó el atlas entre cartones feos. Eso en sí no fue decisivo pero sí facilitó que la revisión fuera cuidadosa. Luego la clave fue detectar con un equipo que magnifica lo impreso y acuñado, los cuños borrados –afortunadamente no del todo– que identificaban al atlas, sin ninguna duda, como propiedad de la BNC José Martí”, cuenta Domínguez, también profesor de estudios sobre México en la Cátedra Antonio Madero de la Universidad de Harvard, quien sirvió de enlace entre el centro bostoniano y la institución cubana y facilitó que la devolución fuera directamente al director de la BNC durante una visita reciente a Harvard.
El 23 de mayo de 2016 la junta de Patronos de El Ateneo aprobó devolver el Ortelius Atlas a Cuba y el 6 de abril de este año los directivos del Boston Ateneum concretaron su entrega al Dr. Eduardo Torres Cuevas.
Pero si desde 2001 fue identificado el libro como propiedad de la Biblioteca cubana, ¿por qué demoró tanto la entrega del documento? El profesor Jorge Domínguez nos explica:
“Creo que parte de la demora estuvo en la necesidad de discutirlo con abogados, la Junta de Gobierno de El Ateneo y posibles donantes. Al detectar el robo comienza un difícil proceso de indagar qué pasó, por qué sucedió, cuáles son las responsabilidades legales de la institución, qué se le comunica a los donantes del Ateneo que dependen del profesionalismo de la institución.
“Más allá del marco de la Biblioteca está también la consideración de la entrega de acuerdo con las leyes de Estados Unidos y las convenciones pertinentes de la UNESCO. Aun así, pasó tiempo, y supongo que se planteó el asunto de la devolución como consecuencia del cambio de política de EE.UU. anunciado en diciembre de 2014″.
El Ateneo de Boston, fundado en 1807, se ha constituido principalmente a partir de donaciones de libros, obras de arte y dinero. Sus fondos se utilizan entre otras cosas para adquirir obras que combinan sus dos compromisos principales: libros y arte. “El atlas devuelto a Cuba es un ejemplo perfecto de esa combinación, es verdaderamente una joya de valor incalculable, de modo que el acto de devolución del atlas robado es todavía más impresionante, ya que perdieron en el Ateneo el dinero que se había pagado por el Atlas”, dice Domínguez.
El Theatrum Orbis Terrarum de Abraham Ortelius es una obra rara en el mundo. De la edición de 1570 solo se registran tres ejemplares: uno en una biblioteca de Madrid, otro en una colección privada y el tercero que está en Cuba.
“La calidad de sus páginas es muy superior a lo contemporáneo –explica Domínguez– y por eso se mantiene en tan excelentes condiciones casi medio milenio después de su publicación. Un detalle geográfico es que el atlas demuestra el mejor conocimiento del Caribe que de otras partes del hemisferio, ya que los detalles cartográficos de las Antillas son los más precisos de ese mapa”.
El hurto del Theatrum Orbis Terrarum coincide con otros robos en la BNC durante el Periodo Especial: “Yo recuerdo en visitas a La Habana, recorriendo las calles del casco histórico de la ciudad, ver a la venta libros evidentemente robados de la Biblioteca”, cuenta Domínguez.
Actualmente la Biblioteca Nacional José Martí cuenta entre sus bienes alrededor de 6 millones de libros, a los cuales podría sumarse un gran número de obras faltantes que se han perdido a lo largo del tiempo, sobre todo entre 1989 y 1995, periodo en que la institución identifica su mayor cantidad de pérdidas.
“Debemos reconocer que en esos años nuestras obras no estuvieron lo suficientemente resguardadas, sobre todo porque se descansó mucho en la honestidad de los trabajadores de estas instituciones y eso facilitó que se saquearan parte de nuestros fondos. Estamos conscientes de que por su gran tamaño, la sustracción del atlas no fue un proceso sencillo para el ladrón, quien lo sacó de la biblioteca y luego lo llevó a Estados Unidos”, asegura el director de la BNC.
“Hoy es muy difícil que se repitan estas cosas en la misma magnitud. En los últimos diez años se ha endurecido el trabajo para asegurar el cuidado de estas obras, aunque siempre hay una zona de vulnerabilidad donde no se tiene todo el cuidado. Tenemos un programa de vigilancia en cada sala y un sistema contra intrusos, pero de todas formas las cámaras y medidas de seguridad que existen en la Biblioteca no suficientes”, agrega Torres Cuevas.
La acción de El Ateneo cuenta como la primera devolución de una obra valiosa a la BNC. No obstante, su director asegura que actualmente hay coleccionistas de diversas partes del mundo entregando documentos y libros importantes, como es el caso del investigador Lu Pérez que está devolviendo toda la información con la que ha trabajado en Estados Unidos.
“Estamos en un momento en que se pueden rescatar muchas cosas que hemos perdido. Tenemos que seguir recuperando esas obras que durante mucho tiempo conformaron el patrimonio del país”, dice Torres Cuevas.
Por el momento, el primer atlas moderno del mundo se encuentra otra vez en la colección de Raros y Valiosos de la Biblioteca Nacional José Martí. Su recuperación representa uno de los acontecimientos más importantes en cuanto al rescate y conservación del patrimonio nacional: “Esta es una de las obras más valiosas que tenía la Biblioteca. No es un atlas más –aclara el historiador– es el primero moderno que se hizo y es un orgullo para Cuba poseer uno”.
Enhorabuena. No obstante, la institución debería publicar el listado de pérdidas por robo, así como las gestiones que se realizan para su localización.
Honestidad y desencia para la biblioteca de Boston…….Muestra evidente de la grandeza del vecino del norte…….Que sin quererlo es benefactor de causas justas…. aunque la mayoría….. con miopía cerebral ….no son capaces de verlo y agradecerlo…….