La corta vida del percusionista Chano Pozo, autor de la emblemática pieza de jazz latino “Manteca”, es por sí misma un thriller con muerte avisada, pero el anecdotario que circunda la existencia de este cubano ha podido más que sus méritos como músico, según la investigadora Rosa Marquetti.
Sexo, droga, violencia, virtuosismo, mujeres y fama, un puzzle que Marquetti, compatriota de Pozo y autora del blog Desmemoriados. Historias de la música cubana, ha logrado armar con paciencia.
“Creo que aún somos deudores del reconocimiento que merece el aporte de Chano a la música de Cuba y de los Estados Unidos”, dijo a Efe Marquetti desde Madrid, y reconoce que su libro Chano Pozo. La vida (1915-1948, que acaba de publicar la editorial de Miami Unos & Otros, fue movido por la “pasión por corroborar algunas anécdotas y desmontar otras con pruebas sólidas”.
Luciano (Chano) Pozo, criado en un violento y religioso “solar” habanero, ha sido nombrado en diversas investigaciones como el más relevante introductor de la percusión afrocubana en el jazz, de la mano de Dizzy Gillespie (1917-1993).
Sin embargo, los entretelones de este hombre “feo” y marginal vagaban dispersos por el éter.
“Las historias sobre Chano estaban basadas esencialmente en el anecdotario que se originó en los que le conocieron y que fue a continuación, y de modo sucesivo, sazonado con la creatividad de quien las contó después”, afirma Marquetti.
Sobrina de Luis Marquetti, uno de los más famosos boleristas (“Plazos traicioneros”), Rosa cotejó cronológicamente la información existente sobre Pozo y documentó la historia con detalles como el sumario policial sobre la muerte del cubano, acribillado a balazos en un bar de Nueva York.
En el libro queda claro que no fue un puñal el arma homicida, sino un revólver, pero aunque la autora inserta la afirmación de Richard Blondet de que el bar Río Café & Lounge no tenía victrola, la idea de que el genial percusionista fue tiroteado mientras escuchaba su propia música no se desvanece del todo.
“Estas interrogantes nunca han podido ser resueltas, y la relación de la muerte de Chano con su éxito ‘Manteca’ forma ya parte de un mito inseparable de su figura y de su historia”, escribe la investigadora en su publicación.
El deceso del cubano dio titulares a la prensa neoyorquina, que Marquetti recoge.
La muerte fue a buscar a Pozo por reclamar 15 dólares – el precio que pagó por marihuana – y que el vendedor, el veterano de guerra puertorriqueño Eusebio Muñoz, apodado “El Cabito”, a la postre su asesino, nunca aceptó.
“Cinco balas impactaron y penetraron en la carne endurecida del cuerpo de Chano Pozo, suficientes para derribarlo y matarlo la triste noche del jueves 2 de diciembre. Treinte y seis días después debía cumplir treinta y cuatro años”, escribe Marquetti en su libro.
La edición que acaba de salir es la tercera desde que la autora puso punto a la investigación, pero es la primera en Estados Unidos, algo que la reconocida investigadora Judy Cantor-Navas destaca en el prólogo.
“El libro es pródigo en información y datos acerca de la progresiva asimilación de la percusión afrocubana por los músicos norteamericanos que hacían jazz desde la década de los (años) treinta del pasado siglo”, dice a Efe Marquetti.
“Desde el periodismo y antes de que los éxitos de Chano con la banda de Dizzy Gillespie aparecieran en las páginas de las revistas Life y Variety, algunos columnistas norteamericanos llamaron la atención sobre la importancia que iba adquiriendo la música afrocubana”, puntualiza la investigadora.
Tras dos publicaciones, una cubana y otra colombiana, la nueva aparición de “Chano Pozo. La vida (1915-1948)”, es una edición ampliada a partir del hallazgo de un artículo del periodista norteamericano Edward Perkins, quien visitó La Habana a mediados de 1944 y destacó más a Pozo como compositor.
El editor Armando Nuviola prefiere poner en la contraportada las opiniones que sobre el volumen tienen músicos como Paquito D’Rivera y Chucho Valdés, e investigadores de la talla de Cristóbal Díaz Ayala, quien no duda en calificar la obra de Marquetti como “el más completo trabajo publicado sobre Chano Pozo hasta la fecha”.
El libro también deja claro que el sesgo racial que persiguió a Pozo desde Cuba fue un factor importante, al punto de que, por no soportar el racismo, el tumbador dejó una gira con Gillespie por el sur estadounidense para esperarlo en Nueva York, donde la muerte lo tenía marcado.
Sobre la obra capital del cubano, Marquetti afirma a Efe: “Es en ‘Manteca’ donde se logró sintetizar el aporte de la clave cubana y la percusión al jazz. Es la primera vez que esto cristaliza de manera orgánica. ‘Manteca’ es hoy ya el símbolo de esa unión, de esa fusión que irrumpió con esa fuerza tremenda en el ámbito del jazz desde diciembre de 1948”.