Leonardo Padura sostiene que “un escritor, en cierta forma, es un policía, un investigador”, y la esencia de sus novelas protagonizadas por el detective Mario Conde “es encontrar una verdad, y para ello hace investigaciones por una vía policial o por una vía literaria”.
“Mario Conde es mis ojos, mi voz, mi manera de expresar una realidad y la búsqueda de una verdad determinada, con métodos muy heterodoxos de investigación, que son un poco también los métodos del escritor”, afirmó este jueves el escritor cubano en Málaga, en el marco del segundo Festival Literario de América y Europa “Escribidores”.
Para la apertura de “Escribidores”, Padura compartió escenario con el escritor y premio Nobel de Literatura Mario Margas Llosa. Confesó que cada vez que empieza a escribir una novela se lee Conversación en la catedral, una de las obras más importantes del escritor peruano.
Vargas Llosa, en tanto, agradeció las “palabras cariñosas de Leonardo” y apuntó que “recibir los elogios de un escritor es algo extremadamente estimulante”.
Padura explicó que cuando trabaja en una novela histórica, debe hacer una investigación bibliográfica y siente que ha encontrado lo que estaba buscando cuando es “capaz de mover al personaje en un contexto histórico”.
Como escritor, tiene “dos fuentes fundamentales de conocimiento”, la primera de ellas “la novela norteamericana del siglo XX, de Hemingway, Dos Passos, Faulkner, Salinger o Updike”, con los que aprendió “cómo contar una historia”.
La segunda fuente es “la literatura iberoamericana, fundamentalmente latinoamericana, a partir de los momentos en los que se moderniza, en los años 40 con la obra de Carpentier, en los 50 con Juan Rulfo o en los 60 con todo el movimiento del ‘boom’”, lo que eran sus lecturas cuando estaba en la universidad.
Sigue viviendo en su país porque tiene “una pertenencia cultural muy fuerte”, le “alimenta” todo lo cubano y le “costaría trabajo vivir en otra parte” al tener una “relación con Cuba muy importante”.
“Es el lugar donde mejor yo escribo, quizás sea fatalismo, obsesión o empecinamiento, pero es mi realidad”, subraya Padura, que añade que, pese a la situación política de su país, intenta “ser lo más libre, honesto e independiente posible”.
Al respecto, considera que “hay pocos documentos políticos escritos en Cuba y que hayan circulado por Cuba” como su novela El hombre que amaba a los perros, sobre el asesinato de León Trotsky por Ramón Mercader.
“El día que presenté la obra en la Feria del Libro me dije que estaba asistiendo a un acto al que nunca pensé que iba a asistir. Trato de decir lo que necesito decir, y no tengo participación activa en la vida política ni tengo ninguna militancia política, ni siquiera la masónica”, asegura.
Sobre su relación con la masonería, explica que su padre “fue masón desde joven, y cuando murió tenía el grado máximo”, y Leonardo Padura se educó “entre masones, que pasaban por casa constantemente”, y con ellos aprendió “un concepto tan importante como el de la fraternidad”.
Pese a que desde hace doce años posee también la nacionalidad española, se define sin dudar como “un escritor cubano” y, cuando le preguntan si tiene doble nacionalidad, él responde que tiene “doble ciudadanía”.
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“Tengo una sola nacionalidad: soy un escritor cubano y del Caribe, pero mis influencias y mis lecturas son amplias y eclécticas como La Habana misma”, afirma Padura, que aconseja a cualquier joven escritor “leer a los que escriben bien en su lengua”.
Considera que “intentar definir el Caribe es tan difícil como definir qué cosa es el Mediterráneo”, porque “realmente es el Mediterráneo americano, un punto de encuentro de tantas culturas y lenguas que una definición única sería imposible, y que se define más por la diversidad que encierra, que se convierte en signo distintivo de una unidad cultural”.
Efe/OnCuba.