La poesía experimental inmersa en la cotidianeidad de Miami es la apuesta a partir de este lunes de un festival que da rienda suelta a la imaginación y el humor, con “performances” como la colocación de carteles en grúas y poemas en envoltorios de pastelillos, servilletas de bares e incluso multas de tráfico.
Este mes de abril poético con el O, Miami Poetry Festival, es una iniciativa que se propone inundar a Miami con poemas que exploran las múltiples posibilidades expresivas de la ciudad.
“El objetivo es que todas las personas en Miami se topen con un poema este mes, una forma diferente de experimentar y celebrar la ciudad con un significado de alegría”, dice a Efe Scott Cunninghan, fundador y director del festival.
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Un mundo poético que se expresa, por ejemplo, en ese horizonte de grúas de la construcción con sus cuellos de jirafa largos como un endecasílabo, tan apropiado para la exhibición de carteles gigantes con poemas, como el proyecto “Cranes in the Sky” (grúas en el cielo).
O la propuesta de resonancia canalla “Poeta en decadencia”, que tendrá lugar en el bar Gramps, en el barrio artístico de Wynwood, donde revive la leyenda del poeta maldito que acude al alcohol para enfrentarse a su escritura.
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El poeta venezolano César Segovia, de 42 años, es el encargado de inaugurar la estancia “Poeta en decadencia”. Desde hoy y hasta el sábado próximo acudirá puntualmente al Gramps, cada tarde, y tomará asiento en una mesa o la barra del bar para volcar sus versos inspirados sobre una servilleta.
“Durante tres horas voy a estar escribiendo poemas en servilletas de papel, y por cada poema que entregue al ‘bartender’ me servirán una cerveza”, explica a Efe Segovia, quien ríe al mencionar la posibilidad de que el abundante trasiego de cerveza afecte a su prosodia.
Segovia, autor, entre otros, del poemario “Próximo tren” (2014) y el libro de cuentos para niños “Eso lo sé” (2012), con base en palíndromos, precisó que este espacio “underground clásico” de los poetas malditos servirá también para interactuar con la gente que se encuentre en el bar y le interese escuchar los poemas que vaya escribiendo.
El venezolano, radicado desde hace cinco años en Miami, confiesa que tiene como primeras devociones a Charles Baudelaire y César Vallejo y concibe esta “performance” como una suerte de “residencia” donde plasmar un poemario en español de tono confesional e íntimo.
¿Son estos malos tiempos para la poesía? Más bien, apunta Cunningham, habría que hablar de “malos tiempos para todo el que no es blanco supremacista o multimillonario”, y, en ese sentido, “son malos tiempos para los poetas, pero no para la poesía”.
“Hay un enorme caudal de poesía asombrosa escribiéndose en este tiempo, y muchos nuevos lectores”, aseguró.
Con una vertiente de humor, el cubano-estadounidense Gabriel Sosa, radicado en Boston, juega en “Para llevar o para tomar aquí” con la idea de versos en hojas de papel para despachar pastelillos en las populares ventanas de las cafeterías latinas de Miami.
Para Sosa, “compartir un pastelito, al igual que repartir una colada” (un café cubano servido en pequeños vasitos plásticos), es una experiencia “inherentemente social que nos lleva a estar más cerca del prójimo”.
Graduado en la New World School of Arts y en Filosofía por la Universidad de Boston, Sosa, de 34 años, quiere con esta propuesta dar rienda suelta a la “risa, la emoción e incluso el chisme”, experiencias que son, dice a Efe, “más ricas, jugosas y enriquecedoras cuando se comparten”.
La organización ha destinado 600 hojas de papel con frases escritas para envolver o despachar pastelitos en varios establecimientos con ventanas a la calle por donde se sirve el inconfundible café cubano.
O, Miami Poetry Festival entregará además el premio Florida Prision Poet Laureate a Eduardo (Echo) Martínez, preso en una cárcel de este estado, que plasma en poemas como “Project Broadway” o “Roaches Plea the Fifth” su visión de un mundo fragmentado, absurdo y sórdido.
Melody Santiago Cummings ha involucrado en su proyecto “Chiquita Poemas” a varias tiendas de alimentos que ofrecerán todas sus frutas con una visible pegatina ilustrada con frases como “Si tú eres el agua caliente, entonces yo soy la tierra”, “Siempre en el jardín de nuestra lucha y alegría” o “La felicidad es una fruta hermosa que puedes beber”, en inglés.
El proyecto conjunto “Declamando y deambulando con Frida”, creado por Mónica Sánchez, se inspira en el óleo de la artista Frida Kahlo “Las dos Fridas” (1939), un autorretrato sobre lienzo que pintó la mexicana mientras se tramitaba su divorcio con el muralista Diego Rivera.
A través del vestuario y la canción, Sánchez configura un conjunto poético basado en Kahlo y Angelina Beloff, la primera esposa de Rivera, e invita a los espectadores a un intercambio literario que redefine a ambas figuras como modelos del feminismo, al margen de su relación con el pintor.
En “The Beach is a Border” (“La playa es una frontera”), un proyecto de la artista Sandra March, la mirada se detiene en algo tan corriente como las chancletas y el rastro de huellas que dejan en la arena de la playa.
En este caso para denunciar la “injusticia de las medidas anti-inmigrantes” con palabras en inglés y español impresas en parejas como “agua” y “murmura”, “illegal” y “citizen”, “tomorrow” y “tampoco”, dijo a Efe March, radicada en España.
Esta acción poética tendrá lugar el 20 de abril en la playa de Lummus Park, donde se entregarán a los asistentes botellas de agua con el lema escrito “This Water is Illegal” (“Esta agua es ilegal”).