La obra 10 millones se adentra en un período muy recordado de la Cuba revolucionaria. Surgió de un diario personal y se transformó en una trama de teatro sobre la zafra azucarera que movilizó la Isla en 1970. Ahora, junto a su creador –Carlos Celdrán– y uno de los protagonistas –Daniel Romero–, la puesta está nominada a los Latin ACE Awards, que entrega la Asociación de Cronistas del Espectáculo de Nueva York.
Una vez más Celdrán, Premio Nacional de Teatro 2016, tiene una buena cosecha con una obra que recorre parte de la historia cubana de las últimas cinco décadas. Ese camino lo hacemos a través de un testimonio revelador y autorreferencial, que versa sobre un joven atrapado en un círculo vicioso marcado por diferencias políticas familiares, problemáticas escolares, y complejidades de todo tipo.
Estrenada en Cuba en 2016 por Argos Teatro, la obra llegó este año a las salas de Miami, Nueva York y Los Ángeles. Según el director del grupo, la crítica especializada y la reacción del público han sido muy favorables, y muchos no dejan de sorprenderse con esta propuesta artística, escrita y dirigida por Celdrán.
“10 millones es una interpretación del pasado, de su oscuridad, de lo incierto e incongruente del pasado. De aquellos que fuimos y que ya no entendemos. Los otros muchos que éramos y que luego enterramos para sobrevivir. Cada día reinventamos nuestras biografías y olvidamos la anterior en una amnesia colectiva que mira el presente sin vínculos con aquello que pensábamos antes. Podría intentar definir 10 millones como un relato sobre el olvido, sobre la memoria desperdiciada de lo que fuimos”, dijo el propio director.
Argos Teatro presentó 10 millones en noviembre en el Festival Encuentro de Las Américas, en Los Ángeles. ¿Cómo llegaron a ese evento y qué significó para el grupo la participación allí?
Llegamos después de un largo proceso para obtener las visas, por el cierre inesperado de la Embajada de Estados Unidos en La Habana. Lo logramos hacer a través de México, pues ya estábamos invitados para una presentación en el teatro Benito Juárez, en la capital azteca. Eso constituyó una coincidencia feliz que permitió conseguir el visado allá y llegar a tiempo al festival de Los Ángeles.
La participación nuestra en ese evento fue realmente estimulante.
No sabría decir por qué se consideró la obra más importante del festival. Quizás nuestra historia es muy reveladora. La cualidad confesional y testimonial que tiene produce un encuentro con una parte de la historia de Cuba que sacude a todos.
¿Cómo fue recibida la obra en el Miami Dade Auditorium y el Repertorio Español de Nueva York?
La acogida en los Estados Unidos ha sido igual que en Cuba: largos aplausos, elogios, críticas, testimonios de espectadores y amigos. No podemos quejarnos. Tuvimos charlas con los miembros de los grupos asistentes y pudimos compartir a fondo la experiencia que deja la obra en los demás.
Ha sido un milagro quizás inmerecido, que nos ha hecho sentir que el teatro es una máquina muy potente, capaz de crear puentes, curar, o provocar catarsis.
Hasta el momento las críticas han sido favorables…
Los críticos han hablado de la naturaleza de la historia, de la Cuba de esos años, del compromiso, entrega y entendimiento de los actores sobre un pasado que no vivieron y que encarnan con belleza y humildad.
Muchos valoran la universalidad del tema y debaten sobre esos padres que cambian y reconocen sus errores o aquellas cosas que consideran irrecuperables, así como sus culpas o razones para haber hecho lo que creyeron mejor en su momento.
Creo que 10 millones tiene la virtud de ser un testimonio defendido por actores que arriesgan todo para llevar la obra al corazón de la gente. Y con cada presentación se mejora, se aclara, se perfila.
¿Podría decirse que 10 Millones es fiel exponente de la estética de Argos Teatro?
Es fiel exponente en la medida que reafirma mi idea constante de construir en la escena un cubano complejo que expresa su subjetividad, su herida. Su escritura obliga a encontrar una poética muy particular para contarla.
¿Qué tipo de teatro se propone hacer el grupo que dirige?
Pretendemos hacer un teatro contemporáneo donde podamos estudiar el comportamiento humano, las causas de ese comportamiento, y entregar al público un espacio cívico donde pueda encontrarse, desdoblarse.
¿Cree que el teatro cubano es representativo de los problemas de la Cuba actual?
Sin duda. Esa es su marca, su destino.
Yo no he sentido ninguna censura a la hora de llevar a cabo ese propósito, excepto aquella presión sobre los límites de cómo presentarnos, cómo narrar lo que somos y hemos vivido, cómo encontrar el lenguaje y el espacio adecuado para no permanecer callados.
¿Por qué el teatro quizás es visto, por algunos actores cubanos, como la oveja negra de la actuación?
En primer lugar, por la incapacidad de esos mismos actores que se niegan la posibilidad de trabajar duro para salvarlo y salvarse ellos mismos de la banalidad de los subproductos que hacen, y de los cuales no sienten pena alguna.
¿Qué obra ha querido hacer Argos Teatro y no han podido?
¡La próxima!
Cuándo la ponen en la Habana otra vez, loca por verla.
Fui a su estreno y me pareció desde el inicio algo distinto a lo que había visto antes, de verdad que caló hondo en mí, tanto que después de salir y caminar por enfrente de la Plaza de la Revolución, aún seguía pensando… y pienso…
Que oscuridad??? Ese fue un tiempo glorioso! Dejen de tratar de manchar la historia…
Magdiel, que poca capacidad mental tienes. Todos los tiempos tienen momentos gloriosos y oscuros y esta obra se trata del lado oscuro de esa epoca. No seas recalcitrante que la revolucion no ha sido el paraiso ni sus dirigentes sus dioses