“Estamos un poquito apretados”, dijo el maestro Jesús Ortega ante un arco de 12 ejecutantes guitarra en ristre, casi metiéndole el clavijero en las narices al vecino de la izquierda… Pero peor se anda en las guaguas y los alumnos de Ortega rompieron con una pasmosa sincronía, envolviendo la habanera Casa del ALBA con la Serenata Cubana de Ignacio Cervantes, haciendo hablar a cuerdas no precisamente vocales…
Así comenzó la presentación del Festival y Concurso Internacional de Guitarra de La Habana: 15 jóvenes talentos disputándose una beca de un año en la Universidad alemana de Música Robert Schumann. Algunos de ellos estaban entre los músicos de Ortega, que los dirigía con gestos suaves, indicando las entradas con sutilezas, lejos de la caricatura del director orquestal desaliñado y de ademanes epilépticos.
Ortega preside este certamen que hace 4 años su alumno Joaquín Clerch rescató del ostracismo en que llevaba una década sumido. Es la continuación de un evento cuyos orígenes se remontan a 1978, en un encuentro de guitarristas latinoamericanos y caribeños que organizó Casa de las Américas. Por ahí pasaron los monstruos de las seis cuerdas, como Paco de Lucía, Leo Brouwer, Vicente Amigo, Manolo Sánlucar y muchos más. Hasta que no se pudo más…
“Hay que tener en cuenta que estos eventos son caros, y aún así vienen muchos, no tanto como quisieran, o quisiéramos”, dijo Ortega. De hecho, este año solo habrá un concursante extranjero, el belga Koan Claeys. “¡Qué suerte que vino al menos uno!”, comentó el veterano profesor. Reconoció que los organizadores fueron muy idealistas y confeccionaron un programa extremadamente duro, como para romperle los dedos a los contendientes.
Si bien admitió que en un futuro quizás deban suavizar el programa obligatorio, Clerch advirtió que son tiempos duros para costearse una participación en un evento como este, que ni siquiera tiene un tentador incentivo monetario. “Si todavía pagáramos 5.000 euros de premio, pero no podemos…”, agregó.
Aún así, destacó el apoyo de las instituciones cubanas a este Festival, en especial al Ministerio de Cultura. “Por suerte en este país los políticos están conscientes de lo importante que es la música”, aseguró Clerch, quien destacó la presencia aquí de pesos pesados de la guitarrística internacional, como el estadounidense Hopkinson Smith, el uruguayo Álvaro Pierri, el alemán Franz Halász, entre otros.
Todos ellos impartirán clases magistrales que serán grabadas y filmadas, pero no para comercializar, sino para donarlas a las escuelas nacionales de arte, y que sirva a los estudiantes como modelo.
Entre los invitados de lujo sobresale el español Javier Conde, considerado en todo el ámbito flamenco como el sucesor indiscutible del legendario Paco de Lucía. Al genio de Algeciras le dedicará su presentación junto a la bailarina Irene Rodríguez en la Sala Covarrubias del Teatro Nacional, el próximo jueves 24.
“Este festival será también un homenaje a Paco. De hecho, después de su muerte, no creo que nadie se haya subido a un escenario a tocar flamenco sin pensar en él”, aseguró Clerch a OnCuba. El cierre estará protagonizado por quien, sin ser un virtuoso, hizo de la guitarra su arma de batalla: Silvio Rodríguez, con un concierto al aire libre el domingo 27, al anochecer, en la Casa del ALBA.
Un año en Europa es un poderoso acicate, pero el cubano mejor posicionado opta además por el premio Isaac Nicola. El jurado –aún por definir- evaluará aspectos como la correcta lectura del texto, la originalidad de su interpretación o apropiación, el virtuosismo en su ejecución, pero hay un requisito que el maestro Ortega pone sobre todo lo demás: “Ganará… el que mejor toque”.