Una carta escrita a mano por Celia Cruz, sus pelucas preferidas, los vestidos más famosos y fotos inéditas son solo algunas de las atracacciones de la exposición “Forever Celia” que abrió desde este jueves en el Museo Americano de la Diáspora Cubana, en Miami.
El albacea de Celia Cruz, Omer Pardillo-Cid, explicó que la muestra replica momentos memorables de la vida de Celia, imitando un timeline por diferentes décadas hasta llegar al funeral de Celia, “impactante, pues todavía no ha existido un funeral como ese en los Estados Unidos otra vez”, dijo Pardillo-Cid.
La exposición está llena de momentos personales, como el primer pasaporte con que salió de Cuba hacia Venezuela, una virgencita de la Caridad del Cobre que la acompañó en todos los viajes, que no fueron pocos, así como gafas y abanicos.
“Celia era moda, extravagancia, elegancia. Aquí podrás ver sombreros, vestidos coloridos. Celia era color y energía”, dijo Pardillo-Cid.
A 15 años del fallecimiento de Celia, la exhibición incluye además de pantallas para mostrar videos y música de diferentes etapas de su carrera.
Una veintena de zapatos y pelucas también integran la muestra de objetos personales.
“El diseñador de los zapatos estrambóticos”, dice Pardillo-Cid, “era un mexicano que firmaba solo como Nieto y que murió en los años ´70”.
Como la “Reina de la salsa” solo quería usar sus modelos, “los más cómodos del mundo”, decía, los mandaba a reparar una y otra vez, les cambiaba el color y los remodelaba, contó Pardillo-Cid.
Todos tienen un diseño único, pero en muchos se repite el estilo de tacón imposible o “sin tacón”, que hace parecer que el pie queda en el aire, con una curva pronunciada.
Ileana Fuentes, directora del Museo Americano de la Diáspora Cubana, dijo a OnCuba que al menos 16 personas de un equipo multidisciplinario participaron en la confección de la muestra, por casi 7 meses.
El recién inaugurado museo, conocido como “The Cuban” (El Cubano) y que costó 10 millones de dólares, acogerá la exposición hasta el 31 de marzo de 2019.
“¿Qué historia mejor para contar sobre el exilio, en la inauguración oficial del museo, que la historia de Celia Cruz?”, comentó Fuentes.
“Esta es una historia de sacrificio, de privación, de ausencia, de separación de la familia, de no hablar el idioma, de tener que adaptarse a otra cultura, de triunfar, de tener una tenacidad inquebrantable. Y ella, que lo hizo en el mundo de la música, es el ejemplo vital de esa lucha de cada emigrante de rehacer su vida y triunfar por sobre todos los obstáculos”, dijo Fuentes.
“Ella era mujer, latina, emigrante y negra. Tenía muchas cosas en su contra, pero ese talento y esa voluntad de imponerse a los obstáculos es lo que es admirable. Por eso esta historia la puede entender cualquier persona que ha tenido que salir de su país y no ha podido jamás volver”, agregó.
El recorrido de la muestra lleva a observar detalles de la relación de Celia con parte de su cultura afro, así como su viaje a África.
En la exposición hay también una habitación especialmente recreada para mostrar uno de los lugares más íntimos de Celia. “La biblioteca era un espacio muy personal, el poco tiempo que pasaba en su casa de Nueva York lo hacía en ese espacio”, dijo Pardillo-Cid.
Pardillo-Cid achaca la manía que tenía Celia de conservarlo todo a su signo Libra. “Aquí no hay casi nada de su papelería, pero ella guardaba todos sus papeles, sus tickets de viaje, todo. Yo guardo todo también. Celia, su esposo Pedro y yo los tres éramos Libra, pensábamos igual. Yo creo que eso ayudó en nuestra relación. Pero lo más importante fue la lealtad a través del tiempo. Yo pasaba más tiempo con Celia que con mi familia y ella igual conmigo. Viajábamos 11 meses del año”, contó.
Originario de Morón, Pardillo-Cid conoció a Celia a través de una amistad de sus abuelos a los 14 años. “Cuando comencé a trabajar en la compañía disquera de RMM a los 16 años, nos hicimos más cercanos. Éramos los únicos cubanos de la compañía y eso hizo que nos uniéramos. De ahí fui su asistente, manager de gira y manager personal”, contó.
Una de las secciones favoritas de la muestra para él es la relacionada con el viaje de Celia a Guantánmo, “Por si no vuelvo”, cuando recogió un poco de tierra por debajo de la cerca de la base naval y la guardó siempre para que la enterraran con ella.
A Celia Cruz jamás se le concedió permiso para regresar a su país.
Sobre la carrera profesional de la cantante, reflejada cronológicamente en la muestra, comentó que “Celia tuvo éxito por su voz y su carisma. Ella triunfó primero en Cuba, tenía una carrera sólida allá. Luego en el exilio se duplicó y se internacionalizó”.
Después de esta exposición, la más grande jamás realizada sobre la vida de Celia Cruz, con objetos personales, a Pardillo-Cid todavía le quedan dos sueños por cumplir. “Quisiera algún día llevar esta exhibición a Cuba, para mostrar a cinco generaciones de cubanos la vida de la cantante cubana más universal de todos los tiempos”, dijo.
“El segundo sueño sería hacer una estatua de Celia Cruz en Central Park, en Nueva York”, concluyó.
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