Alejandro Sanz ha iniciado los conciertos de #La Gira esta noche en Sevilla, ciudad española que lo hizo Hijo Adoptivo esta semana y donde ha presentado su último álbum “#El Disco” a un público que se metió en el bolsillo al ritmo que él marcaba.
A las 22.17 en punto se apagan las luces del estadio Benito Villamarín, y ahí aparecieron tres enormes pantallas anunciando los nombres, apellidos y caras de la banda que le acompaña en esta gira, iluminando un enorme escenario que termina en lo que parece una “v”, que en realidad es la “A” invertida marca de la casa para este nuevo proyecto.
Firme, con traje negro y zapatillas blancas, Alejandro se plantó en mitad del escenario, le iluminó un foco y soltó: “Buenas noches, Sevilla”, para conquistar desde el inicio al público.
Gente de todas las partes de España e incluso muchas que habían cogido un vuelo desde Latinoamérica para verle ya estaban en el bolsillo del artista, con 55.000 almas coreando todas sus canciones, con guindas como la sevillana Pastora Soler cantando con él “Yo no tengo nada”, y todo con un montaje de luces, sonidos y pantallas gigantes reservado sólo para los artistas elegidos por el destino para ser leyendas vivas.
En la quinta canción, una parada para recordar a José Antonio Reyes, el futbolista criado en la cantera del Sevilla FC, fallecido en accidente de tráfico: “Desde aquí le mandamos a su familia y su gente todo el amor del mundo, que sepan que estamos con ellos y les dedicamos este concierto”, unas frases que dieron paso a la mayor ovación que un sevillista ha recibido en el templo del beticismo.
Y es que Alejandro Sanz, como él mismo recordó en ese momento, es Hijo Adoptivo de una ciudad en la que “no se imaginan lo que siente aquí arriba uno”, pues desde el escenario se veía una impresionante panorámica de un estadio repleto de gente, en las gradas y el césped, con lo que no era extraño que el cantante dijese que “es algo increíble, es como si fuera mi primer concierto, igual”.
No había pasado media hora de concierto y el público ya estaba entregado, prueba de que el sitio para comenzar #La Gira, donde pondrá a prueba el calor de los miles de seguidores con sus temas más reconocidos y los de su último álbum, titulado #ElDisco, no había sido al azar.
Sobre el escenario soltó todo lo que forma un trabajo que se compone de diez canciones en el que se aprecian los ritmos latinos y el estilo más urbano, pero intercalando las canciones que hace más de dos décadas lo convirtieron en una estrella.
A la hora exacta del concierto, Caribe puro con “Looking for Paradise”. Ya nadie estaba sentado en todo el estadio, si es que alguna vez alguien lo estuvo, y regresó al pasado para corear “Lo que fui es lo que soy”, una de esas canciones que Alejandro Sanz hacía tiempo que había dejado atrás al Alejandro Magno de su primer disco, cuando ya era un cantante de los de reservar con tiempo las entradas para sus conciertos.
Y vuelta al Caribe, y al sur, mezclados en “Te canto un son” canción que recuerda por igual que tiene “Cuba en el alma, Y Miami en el corazón, soy un flamenquito en La Habana y soy de Cádiz, te canto un son”, y si el público flaquea porque alguna canción no es de las más conocidas, se echa mano de “A la primera persona”, y el Villamarín vuelve a vibrar como si Joaquín estuviese corriendo su banda derecha.
Llega “Mi persona favorita”, llegan esos momentos que hay en todo concierto en que da igual que el cantante cante o no, en el que el público se hace dueño de #Lagira, y en el que el músico dice que “han sido muchos meses de ensayos para llegar hasta aquí”, y muestra su agradecimiento a todos aquellos que le ha ayudado a montar el concierto, aplaude a su público “que quiero con toda el alma” y le regala “Quisiera ser” con la cantante Rosario Flores a su lado.
Nada faltó en la noche más sevillana del nuevo Hijo Adoptivo de Sevilla, ni siquiera el calor, que no ha abandonado a la ciudad en todo el día ni su noche, y ahora queda hacer las maletas para buscar nuevos destinos para sus conciertos, pero la noche en que un hijo de una ciudad cantó por primera vez ante los suyos, esa, ya no se repetirá.