Entre las escenas más recordadas que nos dejó el filme Habana Blues está aquella en la que el personaje de Luz María, defendido por la notable Zenia Marabal, interpreta en un improvisado estudio de grabación el tema “Sé feliz”, de Descemer Bueno.
Aunque la canción cuenta con otras versiones de reconocidas figuras como Fernando Álvarez, Luz Casal y Lila Downs, la de la película no solo aportó belleza a la obra de Benito Zambrano, cuya banda sonora resultó ganadora en la gala de los Premios Goya de 2005; sino que además, a partir de ese momento, quienes no conocían a Anaís Abreu (1958), empezaron a buscarla por todas partes.
Por supuesto, para 2004 ya la Abreu era una voz reconocida en toda Cuba, y se había presentado en festivales de Venezuela, Colombia y Perú. Pero la trascendencia del filme significó un impulso en su fama dentro y fuera de la isla, además de acercarla a nuevas generaciones.
La historia de la diva comenzó en Camagüey, donde trabajó por once largos años en la Escuela Vocacional de Arte: cinco como profesora de piano y seis de práctica coral. Se vinculó al movimiento de artistas aficionados hasta que en 1983 llegó la oportunidad de presentarse en el famoso programa de televisión Todo el mundo canta, de donde surgieron otras figuras como Maureen Iznaga, Sergio Farías, Millán Zuaznabal, Narciso Suárez y Mayra Caridad Valdés.
“A partir de la premiación, empezaron programaciones en Santiago de Cuba y La Habana, hasta que decido instalarme en esta última. Entonces dejé la docencia y cuando llegué a La Habana me vinculé al Coro Nacional de Cuba”, recuerda.
“Soy filinera”
Anaís se destaca por su perfecta afinación, el temperamento sobre el escenario y el desenvolvimiento en varios géneros de la música cubana, lo que recuerda a otras grandes como Elena Burke y Omara Portuondo. Para comprobarlo solo hay que escucharla en “Esta casa” (Aldemaro Romero) o en “Una decepción” (Chucho Valdés/ Silvia González) acompañada al piano por el maestro Chucho Valdés.
“Yo canto bolero, pero mi género en realidad es el filin; soy ‘filinera’. Cuando uno hace trabajo de mesa y se pone a revisar las letras de los temas que escoges para interpretar, tienes que ubicarte en la temática y hacer tuyo lo que está pasando. La mayoría de las veces tienes que sufrir, y cuando terminas de cantarlos, te desgarras”, revela.
A Anaís no le interesa la fama, según cuenta a OnCuba, si bien admite que tanto la radio como la televisión en la isla, “sin caerle atrás” han sido “benévolas” y a ambos medios les está muy agradecida.
“El que me pone y me lleva es porque quiere o le gusta mi trabajo. Por otro lado, mis conciertos han sido grabados. Se trasmiten y es importante porque la gente se entera de lo que haces”, acota.
En sus más de veinte años de carrera, la artista ha grabado nueve producciones entre DVD, documentales, álbumes personales y como invitada a otras producciones. Al respecto, añade:
“He hecho mi historia, no me puedo quejar. Y mi objetivo en realidad, después de dejar mi buena casa en Camagüey, fue llegar aquí, construir mi hogar y construir mi historia. Aquí en Cuba tener nueve producciones me parece que no es tan pobre y más yo, que vengo del interior del país”.
Anaís tiene pendiente un grupo de canciones que le gustaría interpretar “antes de claudicar vocalmente”, dice, pero para ello “hay que jugar con los tiempos, la economía y toda una serie de cosas, por desgracia para nosotros. Pero conservo muchos temas en mi archivero para hacer”, confiesa.
“Yo me enamoro de los temas, no de los compositores y no dejo de valorar a cada cual e incluso los que no son tan relevantes. Sinceramente, no me gusta lo repetido y sí aquello donde pueda imponer mis gustos”, asegura la intérprete ganadora del premio Cubadisco 2004 en la categoría de mejor canción con su álbum Alma.
El próximo julio Anaís Abreu planifica un concierto en el Museo Nacional de Bellas Artes, para hacer un bosquejo por los temas que ha interpretado estos años. “Será un pequeño formato, dado los problemas económicos; pero será una excelente oportunidad para conectar con mi público”, adelanta.
Por el momento, una vez al mes se le ve y disfruta en el Café Concert “El Antonia”, ubicado en La Habana Vieja, demostrando lo que bien sabe hacer: ponerle a cada canción eso que se llama filin.