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Antonio Castrignanò era un niño cuando comenzó a interesarse por la música, específicamente por la tarantela, un género músico-danzario muy vivo, característico de su tierra natal, Salento, en la región italiana de Apulia. Se crió rodeado de esos saberes, modos de hacer y disfrutar la música tradicional y la cultura folclórica de unas costas bañadas por el Mediterráneo.
A sus 48 años, este artista suma a su quehacer como cantante, compositor —cuatro discos publicados—, tamborilero y cultor de la pizzica (tarantela salentina), el trabajo con Les Ballets de Monte-Carlo. Él y sus músicos son piezas centrales del espectáculo Core Meu, coreografía de Jean-Christophe Maillot hilada entre la tarantela y la técnica de puntas del ballet clásico. Castrignanò no solo asume la música del ballet, compuesta por temas suyos; también interpreta en vivo las canciones junto a su agrupación Taranta Sounds, al compás de los movimientos de los bailarines, en lo que la compañía europea califica como “una celebración eufórica de la danza”.
Antonio Castrignanò pone voz al trance que se vive en Core Meu; entre la canción homónima, “Beddha ci dormi”, “Fomenta” o “Tremulaterra”, se dibuja la experiencia sensorial y emotiva que ha hecho vibrar a todos los públicos. Así lo apuntaba en el diario español El País, en abril de 2019, el periodista cubano afincado en Europa Roger Salas, a propósito del estreno del espectáculo:
El resultado es de una dinámica muy actual, dejando que la energía de sus bailarines haga el resto. Al final, el público culminó en pie, coreando, bailando y a las palmas con las tarantas de Castrignanò, un músico que suma a su particular una decisiva renovación de esas canciones tradicionales, empacándolas de modernidad, pero sin perder nada de su esencia y su fuerza lírica.
La música del pullés1 es justo eso: esencia y fuerza lírica. Ahora llegó a Cuba como parte de esta troupe, entre músicos italianos y bailarines de distantes naciones que brillan bajo el paraguas vivificante de Les Ballets de Monte-Carlo.
Castrignanò y la compañía monegasca recibieron este domingo el Premio de Honor Cubadisco, por el gran valor patrimonial de su música; también por el alto impacto de una obra como Core Meu y sus tres presentaciones, a sala llena, en La Habana.
Es la segunda vez que el músico italiano pisa tierras cubanas. Conversó con OnCuba vía correo electrónico, y recuerda que aquel primer viaje fue una experiencia inolvidable: “Fue hace 25 años. Volé de Los Ángeles a La Habana para escuchar rumba, guaguancó, son; ver cómo se expresa la santería en la parte antigua de la ciudad. Recuerdo que fue un viaje complicado, pero me permitió conocer más sobre la música cubana, y me encantó”.
En Cuba la tarantela es un género poco conocido. ¿Cómo se vive en tu tierra natal?
Hoy día la música de la pequeña taranta, la tarantela, es muy popular en Italia. Y sigue viva, especialmente en el sur, incluso entre las nuevas generaciones. Hay fiestas populares en cada comunidad que tienen como objetivo divulgar esta banda sonora de música folclórica y celebrar la alegría de compartir comida, historias y emociones de hombres, mujeres, ancianos y niños.
La pizzica ha sido la voz de mi tierra durante cientos de años. Me interesé desde muy joven por conocer a los antiguos cantantes; pasé más tiempo con ellos que con mis compañeros y, sobre todo, escuché sus historias, que me abrieron las puertas de los escenarios y recuerdos de un tiempo pasado, un antiguo lenguaje musical que acompañó cada momento de la vida campesina, desde el nacimiento hasta la muerte. Es un género que era asumido como una medicina para superar las duras jornadas de trabajo y los momentos difíciles de la vida rural.
¿Cómo nace esta colaboración con Les Ballets de Monte-Carlo y la idea de Core Meu?
Conocí a Jean-Christophe Maillot en un evento familiar privado. Me prometió que nos volveríamos a ver y así fue. El primer encuentro artístico nació con motivo de la F(ê)aites de la Danse de 2017, en la Plaza del Casino de Mónaco. Todos nos dimos cuenta de inmediato de que allí habitaba la energía adecuada para construir algo grande que uniera dos realidades artísticas aparentemente distantes y diferentes. De ese momento surgió la idea de transformar aquella feliz experiencia en un espectáculo.
Core Meu ha ido tomando forma con el tiempo, hasta volverse una realidad escénica: un homenaje a la cultura del Mediterráneo.

Asumes la creación musical del ballet. ¿Cómo fue el proceso de selección de las canciones?
Todo proceso artístico necesita el tiempo adecuado para madurar. La naturaleza, los árboles y las plantas necesitan tiempo para dar sus frutos. Este proceso tuvo lugar en el momento justo, de conocimiento y escucha. Nos vimos varias veces y Jean-Christophe escuchó atentamente mis producciones; primero eligió algunas canciones según su instinto y emociones, luego tradujimos las letras, y también compuse música original para completar esta muestra de amor, alegría, sacrificio, misticismo y trance.

¿Qué representa una canción como “Core Meu” para ti?
Es una canción que combina el amor, el dolor, la melancolía, la realidad y el sueño. Es un sueño en el que se reviven momentos sencillos pero felices junto a seres queridos que ya no están. Escribí el texto e, inmediatamente después, perdí a mi padre, una figura muy importante para mí. Como dice un estribillo de la tradición salentina: “Canto el dolor atroz que siente el corazón por un amor tan visceral que en ese momento se rompió”. El amor es un sentimiento universal que narra la fusión de dos almas, y cuando eso sucede, es magia absoluta.
Tu música es muy vibrante. ¿Qué elementos son esenciales en tu forma de interpretar la tarantela?
El ritmo. Las emociones. La música es la voz del alma, la más profunda e íntima del ser humano, cercana al centro de la tierra, o al cielo, al vaivén del mundo, al origen de la vida.
¿Qué sientes cuando estás en el escenario como parte de un espectáculo como este? ¿Cómo recuerdas la primera vez?
La primera vez fue como una cascada de emociones, una inyección de energía vital. La versión de 2017 fue amor a primera vista, pero el estreno de Core Meu en 2019, con el público enloquecido, las réplicas…ese debut siempre estará entre mis mejores recuerdos.
¿Recuerdas tu debut en la música?
Claro que sí. Fue en 1995, durante una fiesta popular, en mi tierra natal, Salento. Subí por primera vez al escenario junto a mi profesora de pandereta con un grupo llamado Canzoniere de Terra d’Otranto.
Posees una producción discográfica sugerente, aunque breve. ¿Tienes nuevos proyectos en mente?
No soy un artista que produzca discos con frecuencia; lo hago cada cuatro años, en un tiempo aleatorio pero constante. Estoy pensando en grabar nueva música y letras, tal vez pronto. Después de mi gira de verano, me encerraré en el estudio a trabajar.
Has compuesto para cine. ¿Es más difícil la música para películas o para danza?
Sin duda, para el cine. Escribir con imágenes es totalmente diferente y, sobre todo, no permite compartir el escenario y la actuación con el público. Core Meu para mí es un privilegio absoluto: vivir el mismo momento en escena con bailarines de todo el mundo es una alegría infinita.
¿Te consideras un artista arriesgado?
Siempre. No me gustan los “refugios seguros”. Me encanta entender lo que hay más allá del horizonte, y quiero descubrirlo navegando, arriesgándome, y creando algo sorprendente.
Core Meu también es fruto de una apuesta. Si no lo hubiéramos intentado, no habríamos descubierto la belleza de este encuentro. Gran mérito por todo esto para Les Ballets de Monte-Carlo y para Jean-Christophe Maillot, a quien siempre he definido dulcemente como un loco. Pero, como dicen: “quien no está loco no es normal”.

¿Cómo explicarías esta “locura maravillosa” que es la música popular salentina para quienes no la conocen?
La música de Salento es una cascada que regenera el alma, una buena forma de cuidar el cuerpo y el espíritu. Su función catártica sigue viva y conserva su fuerza milenaria.
¿Qué esperas transmitir al público cubano con tus canciones?
Energía, amor, fuerza y esperanza.
Nota:
1 “Pullés” se refiere a personas originarias de la región de Puglia, en el sur de Italia. Corresponde al gentilicio italiano oficial “pugliese”.