“Brenda Navarrete es una mujer que defiende sus raíces afrodescendientes, uno de nuestros pilares culturales”, así se define a sí misma la joven artista, en entrevista con OnCuba, a propósito del estreno de su videoclip “Iyalodde”.
Asegura que su obra musical va desde la raíz hasta lo más moderno y, aunque su faceta más pública está relacionada con lo afro, también ha participado en proyectos con otros géneros.
“No me siento encasillada. Amo mi música, mis raíces, el folclor, el tambor, pero a la vez rapeo, canto salsa, hago canciones de amor, canto balada, reggae”, dijo.
Sin embargo, la música heredada de África tiene en la vida de Brenda mayor ascendencia por lo que representa para la artista, que no solo la canta por su belleza estética, sino por la conciencia de salvaguardar el legado de sus ancestros.
“Estoy trabajando en una trilogía, que está conectada con los orishas, pero tratando uno de mostrar un significado. Para que se entienda que a veces uno se refiere a un orisha con una oración o una plegaria, pero no necesariamente tiene que asociarse a eso, sino a situaciones de la vida”.
Junto a la creación musical, Navarrete acompaña este propósito eminentemente pedagógico de educar acerca de las raíces culturales africanas con videos en redes sociales y clases presenciales que explican el entramado histórico, social, religioso y cultural detrás de los cánticos.
Canto a los orishas
El primer videoclip de la trilogía es “Iyalodde”, estrenado hace unos días en las plataformas digitales y que tuvo su presentación en vivo el jueves 25 de julio en Fábrica de Arte.
“Iyalodde significa jerarquía. Significa mujer con un alto rango en lo político, o en lo social, o en lo económico. El video está dedicado a Oshún, una deidad femenina, maternal, sensual, fuerte. Traté de buscarle una estética un poco más fashion. Sacarlo de lo común”, explica.
La letra de la canción no solo es un canto a la divinidad, sino un retrato de cómo la artista se percibe a sí misma. “Para mí, mi poder está en lo que soy como mujer, en lo que transmito cuando toco mi tambor, que es un instrumento fuerte; en lo que transmito con mi apariencia, con mi voz y con mi energía. Y eso es Iyalodde”, dijo.
Los próximos videos estarán dedicados a Elegguá y Obbatalá. “El primero es mi ángel guardián. Ha sido la deidad con la que me he conectado desde que soy una niña. Está y estará siempre en mis canciones y en mis composiciones. Y Obbatalá es el orisha de la tranquilidad y de la paz. Me transmite siempre esa sensación en mis momentos de desespero”, comenta.
Lo afro y lo cubano prevalecen
Como defensora de la música afrocubana, Brenda considera que se necesita incentivar el estudio de las raíces culturales; sin embargo, considera que la rítmica prevalece, incluso en el género urbano o el conocido como reparto.
“Me he quedado anonadada con diferentes artistas urbanos. Quizá no viene de ellos, quizá viene del productor que les crea la música, pero está ahí. Por ejemplo, Wampi, Ja Rulay, Tiger. Está el tambor, la clave, algunos términos en lengua”, explica.
“Es lo que me gusta de la música moderna cubana. Por lo menos tiene esta célula rítmica que viene de África. Siento que es parte de la evolución de la música cubana. Aunque a muchos no les guste, está sucediendo. Que su manera de decir es explícita, sí. Pero me quedo con la parte musical”, confiesa.
Brenda respondió a los criterios alarmistas de que ante la aparición y auge de este género la música cubana tal como se conoce podría desaparecer.
“En dependencia de lo que digan las generaciones nuevas, es su manifestación musical o artística. Todo viene en consecuencia”, señala.
Buenas vibras
En los últimos años, Brenda Navarrete ha visitado varios países del mundo. Junto a su banda, recientemente llegó a Corea del Sur, Colombia, Portugal, España. En todas las presentaciones está el homenaje a su fe, sus ancestros, su cultura. Sin distinción entre los diferentes idiomas de sus interlocutores.
“Yo digo que lo que siento, tú lo vas a sentir de alguna manera. No sé si es un don o algo que el universo me dio. Casi siempre cuando aparezco en el escenario, lo primero que hago es conectar con el público. Es una necesidad imperiosa para poder fluir. En primer plano, está la energía”, comenta.
“Es una energía en la que confío, que parece que vino conmigo. Si hago un canto para un orisha u otra canción, hay una buena parte del público con el que voy a conectar de alguna forma. Algo les gusta”.
La mística detrás de esto es indescifrable. Lo cierto es que, cantando música afrocubana, Brenda ha llegado a presentarse en el Royal Albert Hall de Londres (2019), Reino Unido, o en la apertura del Fórmula 1 Grand Prix Miami (2022) en Estados Unidos.
“Soy muy feliz. Viendo la Brenda niña, de la escuela Manuel Saumell, que quería estudiar percusión, y que ahora que toco mis tambores, tengo mis videos y mucha gente alrededor del mundo me conoce, digo que estoy muy agradecida”, considera.
“No te puedo hablar del futuro. Pero quiero que el mundo entero conozca lo que defiendo, que es la raíz de África y Cuba potenciada, mezclada, con jazz, con funk, con pop, con reparto, con rumba. También con música afroperuana, afromexicana, afrocolombiana, afroargentina”.