Hace tiempo que el nombre artístico de Erick Iglesias Rodríguez, Cimafunk, dejó de ser una palabra extraña. Desde su debut discográfico con Terapia (2017) y su hit “Me Voy”, no ha parado de poner en movimiento a quienes escuchan su música.
Presume de cientos de conciertos alrededor del mundo, en los que ha sido acompañado por sus fieles músicos de La Tribu. Ha promovido proyectos de intercambio creativo como el Getting Funky in Havana, experiencias como el Cimafest y cuanto pretexto se le ocurra para hacer buena música y compartirla.
Su segundo disco, El alimento (2021), fue otra sensación. Con él obtuvo su primera nominación a los Premios Grammy en la categoría de Mejor Álbum Latino de Rock o Alternativo. Ese material fue expresión del recorrido musical que su creador había empezado tiempo antes, asentando su groove y su deje afrocubano en New Orleans, la ciudad hogar del jazz y de una variedad estilística apabullante: el gospel, el zydeco, el jazz latino, el R&B, el country, el blues, el reggae, el rock and roll y más.
Fue, como quien dice, a bailar a la casa del trompo, salió airoso y con la bendición, entre otros grandes, de George Clinton, uno de los tótems del funk. Desde entonces, Cimafunk no ha hecho otra cosa que continuar su labor de expansión creativa, fiel a su estilo y con el ánimo de hacer gozar a quien lo escuche.
Por eso, cuando hace un par de meses el artista anunció que presentaría un nuevo álbum, sus seguidores, como es habitual, enloquecieron de entusiasmo. Pa’ tu cuerpa (Mala cabeza Records, 2024) es el tercer disco de Cimafunk y verá la luz este 23 de agosto en las plataformas digitales. Llegará así una dosis renovada del sonido que viene defendiendo este artista nacido y criado en Pinar del Río, pero curtido en escenarios de Cuba, New Orleans y medio mundo.
Al calor de esas presentaciones nacieron los once temas que componen el fonograma. Cada canción fue estructurada al detalle por su creador, con la complicidad de su productor y director musical Dr.Zapa —Raúl Zapata, también drummer de La Tribu— y otros amigos creadores. El resultado es un cuadro musical plagado de relieves.
A ese empeño se suma una troupe genial de intérpretes cubanos, entre los que se encuentran Pancho Céspedes, Camila Guevara, Wampi y Gonzalo Rubalcaba, y extranjeros, como Nik West, Trombone Shorty, Monsieur Periné, Michael Brun, Keyon Harrold, entre otros.
El periplo de Cimafunk, por ahora, no parece tener fecha de descanso. El artista ya ha anunciado una extensa gira de presentación del disco por escenarios de América del Norte y Europa, prevista para octubre y noviembre próximos. El artista ya comparte algunas novedades con su público en su actual gira de verano “Cuchi Cuchi Summer Tour 2024”, que realiza por ciudades y festivales de Estados Unidos.
Desde Utah (Estados Unidos), Cimafunk hace un alto en sus ensayos para conversar con OnCuba, vía telefónica, sobre el novedoso álbum y el momento actual de su carrera.
“Echa plomo, echa plomo”, dice al otro lado del teléfono, con su manera particular de expresarse, invitándome a preguntar. Pero antes hace un alto en la conversación. “Dame dos minuticos pa’ decirle a la muchacha que entre con el trombón a otra habitación, para que no te vuelva loco, porque están ensayando. Estamos montando temas nuevos del disco para el live; mañana tocamos en el festival Park City Song Summit y andamos a full, dándole con maldad”.
Pa’ tu cuerpa suena a un disco capaz de abrir once puertas al goce. ¿Cómo te decidiste a conformar todo ese recorrido sonoro?
Tenía algunas canciones hechas y otras maquetadas desde hace algunos años, pero la decisión de concebir el disco la tomé en medio del tour del año pasado. Busqué los espacios para crear, entre los conciertos que nos quedaban de aquella gira, entre viajes a Nueva Zelanda, Australia, lugares lejanos que requerían una estancia de tres días o una semana. Y aquí está Pa’ tu cuerpa, fruto de un largo viaje.
“Dátela”, uno de los temas del disco, está listo desde principios de 2017. Pensé ponerlo en Terapia, pero no lo hice y quedó ahí, guardado. Recuerdo que Zapa estaba encarnado con la línea del bajo de ese tema, entonces le metimos mano. Parecido nos sucedió con “Cuchi cuchi”, creado para otro artista hace dos años; salió de una jam muy natural. Al final nos quedamos con el tema, así que aprovechamos ahora para sacarlo.
Este disco surgió de buenas descargas. “Dime” es una balada que salió de un estudio en Atlanta; una sesión que grabamos con ayuda del productor Alfredo Gonzales, con quien he trabajado en otras ocasiones experimentando con sonidos del soul; él es muy bueno en este tipo de R&B. Salimos de aquel estudio con una jam de ese tema de unos 15 minutos de duración.
Me llevé aquello y lo organicé, porque eran 15 minutos de letra, imagínate tú. Ahí había de todo y estaba la frase “yo quiero verte mucho y que me des cariño; cuidarte to’ los días y que tengamos niños”. Cuando lo escuché supe que era por ahí la cosa: había salido con mucha dulzura. Terminé el texto guiándome por ese concepto de lo lindo.
“Catalina”, por otra parte, fue una gozadera de dos horas. Llevaba tiempo tratando de coincidir con Monsieur Periné —grupo musical colombiano— y se dio la oportunidad en Miami. Catalina García, vocalista del grupo, me propuso la idea de hacer algo juntos y salió genial. Santiago Prieto le puso la sabrosura de Colombia con la viola. A la base afropop le dimos un voltaje diferente.
El disco tiene una parte muy física, por lo que cuentas.
Por eso se llama Pa’ tu cuerpa, porque es físico, es real. La música nace de situaciones reales. En este caso, cada cosa pasó como tenía que pasar y la música nació.
Yo me la paso haciendo música y guardando. Hay canciones que me gustan más que otras y las hago en vivo. “A tu merced” es otra canción que hice hace años, la tengo desde 2015. La he interpretado siempre, aunque nunca la había grabado. En La Habana, incluso, la hice en vivo con Los Boys —grupo que integró, antes de darse a conocer como Cimafunk— y nuestro público era fanático a ese momento.
Esa canción la hice para Pancho Céspedes. La compuse escuchando sus melodías, estudiando cómo hacía las inflexiones y sus caminos melódicos. Sin conocerlo todavía, desde ese momento, compuse “A tu merced” para él.
Lo conocí durante el Festival Internacional de Cine de Gibara de 2018. Desde ese momento Pancho ha estado siempre cerca. Un día le dije: “tengo esto para ti, hacemos lo que quieras”. Se embulló para que grabáramos juntos y me puse a cocinar el groove del tema; quería ponerle un poco más de narrativa a esa música e invité a Gonzalo Rubalcaba para completar aquella estructura. Soy fanático del disco Con Permiso de Bola (2006), de Pancho y Rubalcaba, ese álbum es de otro mundo.
Cuando teníamos casi listo “A tu merced”, nos resultó interesante incorporar una voz joven femenina, que le diera dulzura a esto. Me vino a la mente Camila Guevara, cuando estábamos tocando con Pablo Milanés, Chucho y Pancho en Marbella. Camila tiene un swing original, una voz espectacular. Y grabar aquello con Pancho fue una gozadera.
Otra fiesta tremenda fue “I don’t care”, con George Clinton, Nike West y Trombone Shorty. Ese tema nació de una noche en New Orleans: fui a un club donde había una banda tocando y me quedé conectado con una línea de bajo que escuché. Fui corriendo para la casa y armé la estructura. Nick West le puso el voltaje con su bajo brutal; el padrino George Clinton puso la magia y la maldad y Shorty lo cerró con unos mambos y unos metales bien duros.
“Anything” fue el tema que más tiempo me tomó y es uno de mis favoritos. Experimenté mucho con un sonido que voy a empezar a trabajar en próximas producciones. Con ese tema quiero abrir una puerta a una musicalidad un poco más afrocubana e incluso, un poco oscura. Yo digo que es “melaninoso” (risas). “Anything” es una inyección de melanina.
El disco entero es una buena dosis de color —completan el material temas como “Playa noche”, “Pretty”, con Big Freedia; “So Lucky”—, enriquecido por otras aportaciones como la de Wampi, con quien llevas un tiempo compartiendo momentos creativos.
Con el Wampi, imagínate tú. Yo le descargo. Dos personas me enseñaron su música hace tiempo y no tenía conciencia de quién era. Como me iba de gira constantemente, no estaba tan pendiente de lo que pasaba en la música de reparto joven en Cuba.
Ese chamaco está en talla: la pincha está original y es capaz de darle un toque distinto a una balada, con su juego de palabras y todo. Quise conocerlo y al momento la vibra fue letal. Le dije: “asere, yo tengo un tema”; estaba haciendo “La Pomada”.
Esa canción empezó como un juego, porque entonces estaba probando los ritmos del reparto, pero con un poco de conga, quemando. Se lo propuse a Wampi y él, a su vez, me propuso una colaboración que saldrá en su próximo lanzamiento, un tema funky que me encantó. Nos fuimos para el estudio y empezamos a jugar con las sonoridades. “La Pomada” es un tema divertido y muy visual.
Luego grabamos el clip en el Instituto de Ciencias de Washington; terminamos filmando con científicos de verdad, en la mesa donde se firmó el Tratado Antártico (risas), con un cuadro de Lincoln atrás. En una pizarra grandísima varios científicos escriben fórmulas. Formamos una “locuranga” muy sabrosa.
Desde tu primer álbum (2017) hasta Pa’ tu cuerpa (2024), han pasado casi siete años ¿Cuánto crees que te han transformado estos años de trabajo, como artista y persona?
Un montón. Sobre todo en lo que respecta a la disciplina y la constancia. Para mantenerte debes convertir la disciplina en tu forma de vida.
Afortunadamente hoy puedo dedicar todo mi tiempo a mi arte; cada cosa que hago me aporta. Ir a tocar a lugares tan distintos culturalmente también te da una visión renovada de las cosas. Tanto en Japón como en Australia, culturas tan diferentes, con comportamientos tan diversos, la gente se vuelve loca con nuestro groove: todo el mundo se vuelve una sola “cuerpa”, un pedazo de carne bailando.
Estados Unidos tiene una diversidad arrolladora: no es lo mismo tocar en New Orleans, Miami, New York, o Jackson (Mississippi). Al principio iba con un poco de temor a enfrentarme a esos públicos, porque estaba haciendo funky en la casa del funk, pero de pronto empiezas a tocar y todos se ripean en la pista. La gente es la misma, incluso sin entender el idioma; eso me ha dado más perspectiva para entender al público y a mí mismo. Si a mí me gusta mi funky, hay una gran probabilidad de que a mucha gente le guste también, porque en el fondo somos muy parecidos.
¿Qué te ha aportado New Orleans?
Mucho, porque primero es una ciudad negra y eso para mí establece un vínculo importante. Salgo por la calle y veo prietos tembas que se parecen a mis tíos de Pinar del Río. La gente saluda por cortesía, es amable, cercana.
También es una ciudad donde no tienes la necesidad de estar corriendo. La gente está dispuesta a pasarla bien, andan en la calle el día entero; siempre hay un club lleno de gente, lo mismo conversando, tomando algo que escuchando o tocando música.
La cultura es muy fuerte; la gente le descarga a cuidar su ciudad, sus tradiciones y eso también me trajo un “refrescón” necesario: el clima es parecido a mi zona en Cuba, la comida y la música también. Todos se comunican chévere. Es un ambiente muy saludable para el arte, sin contar la cantidad de sonidos que te encuentras por toda la ciudad, cada uno con su público. Todo eso me enganchó de New Orleans.
Has desarrollado en estos años una labor de promoción y confraternización artística con muchos creadores, con proyectos de intercambio como Getting Funky in Havana y eventos como Cimafest. ¿Qué han representado esos empeños para tu camino creativo?
Ha sido letal. Getting Funky se nos ocurrió llegando a New Orleans. Le comenté en una oportunidad a mi mánager, Collin Laverty, que estaría genial hacer algo de intercambio en Cuba, pero con un sonido que realmente impactara y se transformara en vivo. Que no fuera solo historia o videoclip: quería que la gente lo viera y le partiera la cabeza.
La Trombone Shorty Fundation y los músicos de Soul Rebels, Big Freedia, Tang and the Bangas y otros importantes músicos de la escena de acá nos recibieron muy bien, le descargaron a mi banda y me apoyaron con todas las locuras. Entonces pensamos que si ya estaba la fundación de Trombone Shorty podíamos crear algo sabroso, que pudieran ir a La Habana, hacer una serie de conciertos, conectar con los chamacos de las escuelas y producir el intercambio.
Fue un sueño que se cumplió; apareció gente para apoyarnos: mánagers de artistas de New Orleans, promotores, amistades. Logramos hacer la primera edición de Getting Funky in Havana en 2019. Todos los años que lo hemos hecho ha sido brutal, pero esa primera vez fue muy emotiva porque parecía un hecho casi imposible de realizar, pero lo conseguimos.
Hemos tratado de mantenerlo. Es un espacio en el que se juntan músicos de ambas orillas y hacen jam sessions, graban; es un movimiento sabroso. Cuando empiezas a hacer comunidad, a hablar con la gente y hacerle entender que se trata de algo importante, todos se conectan y la cosa sale. Cuando se logra, te das cuenta de que no hace falta tanto: solo un poquito de cada cual, con una tarea y una misión. El equipo en Cuba que siempre nos apoya es eléctrico.
Por otra parte, con Cimafest quisimos crear un evento, un party en New Orleans. Armamos el primer show y desde entonces ha sido una cosa brutal: a la gente le gusta mucho la música cubana, brother… y la afrocubana. En Cimafest todo sucede de una forma muy colaborativa, la idea es hacer comunidad y que los músicos se junten, armen proyectos y se crean que pueden hacerlo.
Una gran tribu.
Exacto.
Tu Tribu tiene mucho que ver con todo este viaje.
Claro, cien por ciento. La Tribu y yo estamos juntos desde 2018. Algunos miembros han cambiado pero la mayoría seguimos aquí. Tenemos una conexión muy fuerte y hemos logrado que todo fluya. Entendemos que la sabrosura primero es para nosotros y después para la gente.
La Tribu tiene eso: cuando nos juntamos no hay piedad, donde nos suelten (risas). Nosotros somos un solo groove y eso avanza por ahí pa’ allá de una forma espectacular.
Ahora está Mar Sánchez, la guitarra nueva, súper funky. Kati Cacao en el saxofón; Hilaria Cacao en el trombón, Machete en la percusión, Dr.Zapa en el drum y la dirección musical; Arthur Álvarez en las teclas y coros, Miguel Piquero “Big Happy” en coros y percusión menor, toda la locura y el movimiento (risas). Está Rafael Aldama en el bajo, Rec es nuestro ingeniero de sonido y Collin Laverty nuestro mánager. Ese es el combo y, por supuesto, todos los amigos que siempre nos apoyan.
Eres el primer artista nacido en Cuba que se presentó en una edición del Festival de Música y Artes de Coachella Valley, acumulas dos nominaciones a los Premios Grammy, tres discos exitosos y has colaborado con decenas de artistas internacionales y cubanos ¿Qué te motiva la curiosidad ahora? ¿Hacia dónde apuntas con tu arte?
A mí lo que me cuadra es hacer música. Eso, para mí, más que una canción, es un estado de ánimo y también un pedazo de historia. Para el futuro solo aspiro a eso.
Cada vez que saco un disco me siento más contento, porque sé que llegué a un sonido que estaba buscando, con el que debía decir algo. Pa’ tu cuerpa es esa conexión con la gente, la retroalimentación en tiempo presente.
El futuro lo veo tratando de hacer lo que hago y cada vez más cómodo, con más recursos, con más locura, inventándome cosas y metiéndome en experiencias en las que no se haya metido nadie: jugar con el cuerpo y con la mente —mía y de la gente—, en pos de darles sabrosura y hacerlos pasar un buen rato.
Quiero que cuando la gente me escuche sea un momento saludable, aunque después sigan haciendo sus cosas.
Quiero seguir entrenando mi sonido, buscando la manera de decir en la forma que me dé la inspiración. Ahora con la Inteligencia Artificial hay muchas herramientas que pueden ayudar, pero el intelecto y la capacidad de crear son insustituibles; bien utilizadas, esas herramientas te pueden ayudar a lograr algo bueno. El futuro es eso, pero yo ando conectado con el presente. y ahora con el disco Pa’ tu cuerpa, que es fuego con las masas (risas).
En cualquier momento verán Pa’ tu cuerpa ahí en La Habana, así que a prepararse.
¿Cómo vendería Cimafunk su nuevo disco para un público que aún no conoce su música?
Traigo la vitamina pa’ tu cuerpo, la vitamina pa’ tu cuerpa. Esto es lo que tú llevas y necesitas; no le tengas miedo, no hagas rechazo. Consume para que veas, consume y deja que te haga digestión. Verás cómo te levantas mañana con la vida coordinadísima.