Mi amigo Raymel Capote, arquitecto de baja intensidad y filósofo por cuenta propia, insiste en que el pueblo de Cuba no le ha agradecido lo suficiente a José Luis Cortés por la música que nos regaló durante el Período Especial.
Argumenta que El Baile Chino (“chikilikitonkontonkontin”) es un tema lo suficientemente críptico y bizarro como para apartar a la erosiva cotidianidad de nuestro pensamiento. Yo debo admitir que ahí tiene un buen punto.
Extrapolada a los días que corren, esa razón por sí sola basta para afirmar que sí, que es cierto, que nos han ganado… que “hay reguetón pa’ rato”, porque también nos aparta de la erosiva cotidianidad.
Mi teoría es simple: este es un país en el que hemos hecho del sacrificio un objetivo y no un medio, en donde no solo pasamos trabajo para lograr las cosas, no solo pasamos trabajo para NO lograr las cosas, sino que ensalzamos el trabajo que pasamos, lo colocamos en un pedestal, demostrando que el Cornudo y Apaleado de Bocaccio es un texto de suprema vigencia. En este país, el viaje a una vida llana y hedonista que nos ofrece el reguetón es necesario para quien no puede o para cuando no se puede más con la realidad.
Piense por ejemplo en ese tema de Ramón Lavado Martínez, alias El Chacal (cantando en featuring con su alter ego malvado Luis Javier Prieto Cedeño, Yakarta):
En eso consiste la noche
En hacer el sexo después que la disco se acaba
Quédate callada, no me digas nada.
Llano, directo, preciso… en verdad no queda nada por decir. Todo el que emplea la noche para andar haciendo guardias, confeccionando artículos manufacturados o resolviendo los grandes problemas de la Física moderna necesariamente se sentirá bastante tonto a la altura de la segunda repetición del estribillo. Porque la noche no es para nada de eso.
De hecho, si juzgamos a partir de una saga de audiovisuales de factura amateur destinados al entretenimiento para adultos que han circulado de flash en flash y de Zapya en Zapya, el señor Chacal no se limita a cantar y predica con el ejemplo.
Y está el ejemplo legado por Roberto Hidalgo Puentes y Daniel Muñoz Borrego; Yomil y el Danny para los legos; en su disco debut “Doping”:
Te paso a buscar pa’ irnos por ahí
Te quiero invitar todo va por mí
No lo pienses más, solo di que sí
La vamo’ a pasar de π
Con los problemas de transporte que tenemos en este país, basta el “te paso a buscar” para derretir al más endurecido de los corazones.
El reguetón cala dentro del espíritu independiente del cubano, o de su ausencia de él, o de su deseo de él… no pretendo pasar por sociólogo. Es un ritmo que ofrece mercancía de alto valor: un universo paralelo en el que las cosas son como quisiéramos.
Aporto un último argumento: piense en los términos y expresiones que la Lengua Española y el habla coloquial cubana han acuñado para referirse al acto de hacer lo que se nos antoja. ¡Pues al reguetón no le son suficientes! De hecho, tiene que llevar el concepto a un nivel superior, generar nuevas categorías como “Alamailó” o “Alafockinnigga” que se refieren, no a un evento puntual, sino a un lapso de tiempo indeterminado (que se sugiere todo lo largo posible) en el que hacemos solo lo que nos da la gana.
El truco yace en que el concepto detrás del término resiste a la crítica, a la razón, al análisis del musicólogo, a las pataletas del político y a las lecciones de moralidad del casto; porque, usted que me lee, dígame si no es rico, rico, delicioso, el salirnos con la nuestra, pasarla a buscar, irnos por ahí, dársela, salir por ahí pa’llá. En ese orden.
Es por eso que digo que la antítesis del reguetón no es la música de cámara (de hecho Mozart no puede ser más sospechoso) sino la canción protesta, neurótica y enchufada, comprometida, abstemia, militante y vegetariana. Reprimida dentro de los cánones de su propio kit de moral y buenas costumbres, enamorada platónica y planficadora familiar.
Un buen modo de acabar con el reguetón (esa “solución final” que deja sin sueño a un par de funcionarios ministeriales) sería obligarlo a no ser, a negarse, a cantar sobre reciclaje y el cuidado de las especies en peligro, sobre la prevención del embarazo precoz y el desarrollo turístico sostenible. Transformar, en el más megalítico anticlímax de la historia de la música cubana, al prosaico y erógeno de Hyde en un anodino y descafeinado Jeckyll.
Gracias por tu artículo hermano! Aunque no coincido en todo es un buen punto de partida para un debate más profundo. En mi espíritu no cala, seré cubano? Creo simplemente que no todos estamos preparados o tenemos la capacidad para asimilar el género y en mi caso creo que ni esforzándome… una cancioncita de las más lights de vez en cuando, tal vez… Ahora sí una cosa hay que reconocer: los autores extranjeros no le llegan ni al tobillo a los músicos cubanos! felicidades para ellos por eso!
JAJAJ Esto está para presentarlo en el Aquelarre. Lo mejor es la alusión al libertino Mozart JAJAJ!!!!!! Pero muy cierto lo que dice eh. Yo tengo mi disciplina y mis valores, pero claro que me gusta pasarla a buscar, irme por ahí, dársela, salir por ahí pa’llá JAJAJ!!!!
Otro articulo de esos que no dicen na’ y andan diciendo. Habias empezado muy bien amigo periodista pero después no llegue a entender lo que nos querias decir si es que dijiste algo. El reguetón es el menor de los problemas del cubano. Es más si me pongo exigente no llega ni a problema entre tantas dificultades económicas y sociales. Y para cantar de esas cosas que dices al final ya está el rap.
Un saludo
me alegra que en las columnas sencillas asomen estos análisis necesarios para cuestionarse la falta o el deseo, como plantea el autor, del espíritu “inependentista”.
saludos
Nicole Salvatierra
periodista chilena
El reguerón solo es sintomático de hasta dónde nos hemos degradado como sociedad, no somos los únicos ni mucho menos pero la diferencia es que en otras latitudes hay variedad si no te gusta el reggaetón no tienes porque espantártelo hay miles de opciones pero en cuba es el género predominante al punto que no hay opción .Yo confieso que me gustaba, cuando era adolecente pero desde que cogí los 16-17 años ya no pude con él, yo crecí y el reggaetón se encogió en esa época se intentaba dotar las canciones de un mínimo de coherencia y alguna letra pero luego fue involucionando y se convirtió en backgrounds repetitivos monótonos y con 0 creatividad letras vacías y guapería de 3 al cuarto yo como que no pude mas. Yo nací con el caso más grave de arritmia bailable caucásica que pueda existir nunca me ha entusiasmado lo del bailoteo y tal vez eso es lo que me pasa como no soy bueno en aquello que constituye el centro y único contenido del genero pues lo único que me queda es oil la letra y sentil ganas de estrangulal ar guanajo relleno que esclivio la urtima polquelía en el hit parade que parece chino pues como mis última oración no podría pronunciar una r donde le toca y una ele en su lugar ni aunque le fuera la vida en ello. Pero nada es el género favorito del rebaño así que el loco soy yo.
hermano su art. es humoristico, no en serio tratas de abordar un tema polemico y los explicas con tu punto de vista: la defense del regueton, si es eso lo lograstes. no obstante me rei con tu art. na ma que viendo las letras (que yo no sigo el regueton ni de oido, aunque tengo un vecino que me lo enchufa mientras el sol esta afuera) , el analisis que haces y la forma de defender el genero musical. Un buen alegato, loco, pero alegato al fin. No te critico, celebro tu comentario.A fin de cuenta ewsta publicacion es para ofrecer criterios diversos y los columnistas tambien hacen eso, despoues que le aprueban el art.
Viviendo en el extrangero me enorgullezco de gente como ud hermano con una gran ironia objetiva del ambiente social cubano.Como siempre he dicho las desgracias sociales las resuelven en cuba con ron cerveza y musica para que nadie se queje,y como nos gusta tanto pues ni modo.Despues de ese party nos vamos por ahi,con esos tragos y esa energia que rico pasarla de 3.14.Somos tan pero tan cubanos que tenemos 7 o mas años en el eextrangero y en nuestras fiestas desde el exilio somos felices si en youtube encontramos el buey cansao o la conga o al Chakal,Yomil y el Dany o cuando Elvis tenia aquel problema de que se le partia la tuba en dos….que vulgaridad pero que manera de gozar.gracias.
jajajajja, me he reído mucho con este trabajo, mucho, y no pretendo analizarlo seriamente porque a mí también me gusta bailar con reguetón. Ahora una cosa te digo, yo prefiero estar jodí , pero contenta, que jodía y martirizada.
Me ha gustado mucho el articulo… Muchas gracias… Mi opinion… La enajenacion no es provechosa en el largo plazo y al final o volvemos a la realidad o nos morimos… Nos enloquecemos… En los tiempos actuales… Realidad cada vez menos asible… Nos enajenamos mas… Porque… “Para que quieres la realidad si no te puedes hacer cargo de ella”
Te amo, Ariel
Después de leer este artículo no puedo dejar de pensar en que aunque escucho reguetón, imposible no hacerlo cuando su falta de melodía pulula en tantos lugares, mi espiritualidad no tiene nada que ver con sus letras, amo mi país y cada día me siento más orgullosa de ser cubana, de ahí que mi rutina diaria esté dedicada a cosas mejores que escribir banales artículos, construir realidades mejores es más que crítica, es esfuerzo y amor.