Ernesto Blanco estuvo tres horas hablando con Bon Jovi en 2016 en la Fábrica de Arte Cubano. Había recibido una llamada telefónica de X Alfonso para avisarle de la presencia del astro del rock estadounidense y Ernesto junto su hermano, David Blanco, llegaron rápidamente. Bon Jovi, lejos de cualquier pose de leyenda, conversó animadamente con varios músicos cubanos sobre su carrera, los diferentes modelos de guitarra y reveló algunas de las claves que le permitieron tocar el cielo del mundo del espectáculo.
El músico recuerda ese momento como un parteaguas en su carrera como guitarrista y compositor. Lo asegura mientras observa la ciudad desde el balcón de la oficina de OnCuba en La Habana y trata de buscar en un mapa que dibuja en su memoria el lugar exacto de la Fábrica de Arte, hasta que después de unos segundos cesa en el empeño.
“Bon Jovi es un gran músico y me sorprendió mucho su humildad y su educación”, dice el más joven de los Blanco.
El guitarrista cuenta que en esas tres horas no paró de asombrarse por el carisma de esta figura de la escena rockera internacional. “Fue algo íntimo y pudimos hablar un buen rato con él. Hablamos de su nuevo álbum y estaba muy sorprendido por las obras de arte que vio en Fábrica. Conversamos sobre guitarra, música y sucesos que ha vivido en su carrera. Ese encuentro fue como una terapia para mí. Él tenía mucho interés en hacer algo en Cuba y los cubanos se merecen disfrutar de esa gran banda. Después nos dijo, en broma, que los Rolling Stones se le habían adelantado.”
Ernesto, un instrumentista con probados méritos en la guitarra eléctrica, ha intercambiado en Cuba con otros músicos legendarios como Smokey Robinson, Steven Miller, Dave Mathews y ha colaborado con varios de los representantes de largo alcance de la música cubana, entre ellos Síntesis, Carlos Varela, X Alfonso.
Durante 10 años fue parte de la banda de su hermano, una escuela, dice, hasta que decidió emprender su proyecto en solitario. “Necesito estar creando continuamente para sentir la adrenalina, para sentirme con energía”, dice mientras hurga en su bolso para buscar una chaqueta que usa para las fotos promocionales del concierto que ofrecerá el próximo 28 de noviembre en el Museo de Bellas Artes.
“Cuando tocaba con la banda de mi hermano grababa al mismo tiempo con mucha gente y era guitarrista de sesión. Quizá mi primer premio Lucas en 2009 me hizo pensar que ya debía tomar el rumbo de mi carrera en solitario. Ya tenía mis propias ambiciones pero todo fue explotando a partir de ese momento y me llamaban para hacer conciertos o colaborar. Pero siento que con mi hermano aprendí muchísimo. Fue una cátedra para mi crecimiento musical”.
En una de las paredes de OnCuba hay una especie de mural con fotografías de artistas que han visitado la sede de la revista y parte de su equipo editorial. Entre ese reguero de imágenes el guitarrista descubre una pequeña foto de su hermano. ¿Me puedes poner ahí junto al brother?, me pregunta y quedamos en que luego tomaríamos su foto. “Para eso guardo el traje”, bromea y se coloca una chaqueta gris.
Los hermanos Blanco comenzaron a mostrar credenciales en la música cubana contemporánea desde sus primeras producciones. Grabaron juntos varios discos que avizoraron algunas de las zonas de la música cubana que hoy están complementadas por músicos que han desembocado en ese caudal rítmico que va desde el pop, el rock, hasta la música electrónica. La evolución es para Ernesto el mejor disco que David ha grabado hasta ahora.
“En ese álbum confluyeron fuerzas creativas importantes. David quería hacer un disco a lo Lenny Kravitz y yo quería introducir las nuevas tendencias de la música electrónica. Al final todo alcanzó un balance bastante positivo. La mayoría de las bandas se separan por la forma en que cada uno de sus líderes quiere interpretar las canciones, pero en nuestro caso esa manera de ver nuestras diferencias constituyó una fuerza. Las contradicciones siempre las he tenido no solo con mi hermano sino con cualquier otro músico con los que he trabajado. Esas contradicciones hicieron que mi hermano y yo grabáramos un gran disco como es La Evolución, el mejor álbum de David”.
Ernesto tiene 33 años y ha grabado con su propia banda los discos Kilómetro Cero, Abre todas las puertas y Un viajero más.
“Seguí en el grupo de David cuando lancé mi disco Kilómetro Cero en mayo de 2010. Fue nominado al Cubadisco y en ese año empecé a armar mi banda y a hacer conciertos. Me hubiera encantado seguir haciendo carera en el grupo de mi hermano pero empezaron a chocar fechas. Lo otro que detonó fue la canción “Adrenalina” que forma parte de la banda sonora de una serie. Me costó trabajo salir del grupo de David donde tenía una posición muy grande. No fue fácil hacer mi propia carrera en solitario y me costó que una parte del público me aceptara. Fue un proceso bastante complicado a nivel personal y profesional pero luego me sentí más cómodo y todo comenzó a fluir muy bien”.
¿Qué sonoridad te gustaría alcanzar actualmente en la música cubana?
Me gustaría usar la tecnología para incorporar a la música tradicional cubana elementos de la electrónica y el rock. Me estoy rodeando de Djs que vienen produciendo un trabajo muy original y estoy interesado en interpretar el sonido de la guitarra sobre esos géneros. Me parece una excelente plataforma para la guitarra eléctrica.
Simplemente quiero disfrutar el camino. No he llegado aún a ningún lugar. Siento que estoy transitando la carretera y aprendiendo. En estos últimos años me ha motivado mucho la producción pues me permite trabajar con bandas noveles que vienen con un aire fresco y me van enseñando horizontes nuevos como es el caso de Kill The Party.
La música es un estado mental donde te pierdes y te vuelves a encontrar. Los músicos trabajamos mucho con los sentimientos y siempre estamos en un altibajo de emociones que luego pueden verse reflejadas en las canciones.
En este momento sigo aprendiendo muchísimas cosas. El bagaje de 25 años en la música me ha permitido ver que todos esos sacrificios están teniendo resultado. Siento la satisfacción de que ya ciertos experimentos son más fáciles de lograr y disfruto más el camino porque cuando uno llega a un lugar todo se acaba.
¿Por qué has decidido dedicarle tiempo a la producción a pesar de tu intenso trabajo como guitarrista y líder de tu propia banda?
Sigo mucho el trabajo de Quincy Jones quien es mi mayor inspiración como productor. La función del productor es muy importante. Sugiere y toma lo mejor del artista para difuminarlo por todo el fonograma.
Incluso pienso dedicarme más a esa labor creativa en los próximos diez años. Quiero apoyar a artistas jóvenes y lanzar su obra. Creo que hay muchos que necesitan ayuda y que deben dar a conocer su música, porque tienen calidad.
Cada vez que produces a un artista te inspira conocer su mundo, traducir sus intereses y experiencias. Por ejemplo me encantó hacer el disco Viento de Kamankola, es un músico que admiro muchísimo.
Ernesto Blanco ha ganado casi todos los premios que se entregan en la música cubana pero no deja de pensar en la posibilidad de grabar con una disquera internacional. He tenido mucha suerte y sigo reinventándome. He alcanzado premios en Cuba que cualquier músico ambicionaría, pero me encantaría ganarme un Grammy, aunque es un poco más complicado, bromea.
¿Crees que en algún momento el techo de la música cubana pudiera quedarte pequeño sobre todo por tu probado talento como guitarrista?
El negocio ha cambiado muchísimo en los últimos años y ahora todo es por Internet. Por supuesto uno ambiciona llegar a mercados internacionales. He podido viajar mucho y tocar en festivales desde los 16 años. Uno siempre quiere llegar a disqueras internacionales, pero mi base nunca dejaría de ser La Habana. He tenido oportunidad de marcharme de Cuba y empezar desde cero en otros países. No lo he hecho porque esta ciudad y mi público me brindan tranquilidad. Creo que siempre voy a estar en esta ciudad y cortar lazos no está en mis planes, aunque respeto mucho al que lo ha hecho por sus propias razones.
En el concierto que ofrecerá el 28 de noviembre en Bellas Artes le cursó una invitación para que lo acompañaran en el escenario a músicos como Jorgito Kamankola, Kill The Party, Adrián Berazaín, La Reyna y La Real y David Blanco.
“Me siento muy orgulloso de que todos hayan decidido acompañarme ese día. Haré un recorrido por mis tres discos e interpretaré material nuevo de mi próxima producción musical. Hace poco grabé dos temas con Síntesis y el grupo de Compay Segundo, que interpretaré en el concierto y que señalan el camino que quiero seguir ahora en la música cubana”.
GRAN MUSICO!