El percusionista cubano Cándido Camero, una de las grandes leyendas de la percusión cubana, falleció este sábado a los 99 años, en Estados Unidos.
Camero, nacido en La Habana, en 1921, tocó con astros de la música estadounidense, latinoamericana y cubana durante una trayectoria de más de 60 años. Entre ellos aparecen Tito Puente, Celia Cruz, Bobby Capó, Charlie Parker, Duke Ellington, Gloria Estefan, Nat King Cole, Astrud Gilberto, Antonio Carlos Jobim, Marco Rizo, Thalia, Billy Taylor, Frank Sinatra y Paquito D’Rivera.
Camero comenzó desde muy temprano en la música, cuando su tío le develó los primeros misterios de los instrumentos de percusión. A los 20 años ingresó a las filas de la orquesta del Cabaret Tropicana, donde compartió escenario con otra leyenda, Chano Pozo, en el espectáculo “Pantera”, que ponderaba la herencia afrocubana.
Un importante hito en su carrera lo constituyó su trabajo en la agrupación de Bebo Valdés, con quien inmortalizó el ritmo batanga, sello distintivo en la obra de Bebo y en la historia de la música cubana.
El percusionista desempeñó un notable papel en la consolidación de la música cubana y latina en el circuito de Nueva York, uno de los epicentros culturales del mundo, que fue testigo, no solo de la magistral obra de Camero, sino de todos los músicos cubanos en la diáspora.
En Nueva York tocó con las grandes orquestas latinas y colaboró con varios de los principales músicos asentados en la Gran Manzana y en el territorio estadounidense.
En un comentario publicado en radio Gladys Palmera, la periodista Judy Cantor, enuncia los “secretos” de la longevidad del cubano, quien estuvo sobre el escenario casi hasta el último momento de su vida: “No fumar, no usar drogas, y no oír malos consejos y no estar con malas compañías”.
“Si quieran llegar a tener éxito en la música, esas tres cosas hay que eliminarlas, porque no es necesario. Y lo que no es necesario, no me interesa”, agregó el percusionista que mucho antes de su muerte ocupaba un puesto de honor en el olimpo de la música cubana.
Pese a su prestigio mundial y a la altura de su obra, los medios oficiales cubanos no se han hecho eco aún de esta insuperable pérdida para la cultura cubana.