Para Jorge Peña, conocido dentro de la música electrónica cubana como GreenCh, la vertiente musical que defiende no es la simple actividad de mezclar beats (ritmos) y tracks (melodías) en una sala llena de jóvenes bailando sin parar. Esta visión es resultado de la desinformación y el simplismo que él, junto a un movimiento de creadores cada vez más amplio, lleva una década tratando de borrar.
Más que ser un favorito del gran público, o inundar plazas y locales de multitudes, a GreenCh le interesa dejar una marca en una expresión ubicada –en su criterio– en la vanguardia creativa de una Isla donde el reggaetón y la música popular ejercen un dominio casi hegemónico.
Sus inicios en la producción de música electrónica se remontan a 2006, aunque el impulso definitivo llegaría cuatro años después gracias a su unión artística con Dairon Cardona. Con él formó el dúo Arquitecto vs. GreenCh, que participó en los principales eventos de su género, como Proelectrónica, y ganó el Premio Cuerda Viva en 2013.
“Cuando uno trabaja con otra persona hace concesiones, se retroalimenta –comenta a OnCuba–, pero siempre queda el ‘bichito’ de hacer tus propias cosas y un día decidí seguir en solitario. Desempolvé todo lo que tenía archivado, hice arreglos, correcciones y aunque no considero que el dúo esté desintegrado, cada cual tiene sus compromisos laborales por separado. No descarto que volvamos a unirnos pronto”.
¿Cuáles son los subgéneros de la música electrónica en los que sustentas tu trabajo?
Trato de encontrarme un poco más cada día, de buscar un sonido auténtico, por eso siempre estoy explorando nuevas sonoridades. He trabajado New Age, Intelligent Dance Music, Indie, Chill, entre otras vertientes que utilizo para armar ‘mi locura’. Desde los inicios he tenido una predilección por la sonoridad retro que alude a las décadas de los ochenta y noventa. Creo que independientemente del estilo que trabaje, esa marca me identifica como artista.
Partiendo de tu experiencia, ¿qué escollos deben sortear quienes buscan ser reconocidos en Cuba a través de la música electrónica?
Ha sido difícil, como me imagino que lo sea para todos los artistas y músicos que empiezan de cero. Pero en nuestro caso, pese a tener el apoyo del Laboratorio Nacional de Música Electroacústica desde los inicios, no nos reconocen todavía lo suficiente. Ven nuestro trabajo como algo raro. No creo que se trate de mitos ni tabúes, sino de falta de información sobre lo que hacemos.
Muchos piensan que nuestra música como es electrónica no es cubana, por cómo suena, pero hoy vivimos en un mundo globalizado en el que es difícil hablar de música europea o americana propiamente. En estos tiempos todo depende de tus influencias. En mi caso, crecí oyendo grupos como Prodigy, Fat Boy Slim o Daf Punk, los que influyeron en mí tanto como pueden haberlo hecho los géneros típicos de Cuba. Pero hay quien opina que si no pones unas congas, claves o cantos yoruba en tus temas entonces no los consideran música cubana. Pero al final yo nací en Cuba, vivo en Cuba, hago mi música en Cuba, en mi casa. Eso nadie me lo quita.
También hay otra realidad: cuando surgen nuevos beats o tendencias, cualquier productor extranjero se conecta a internet, se informa al instante y se actualiza. Para nosotros sigue siendo más difícil, pasamos el doble de trabajo. En lo que ellos resuelven su problema en dos horas, acá en Cuba nos lleva dos días, por más que el acceso haya mejorado en los últimos tiempos. Tenemos que reinventarnos constantemente en los elementos conceptuales.
Este hecho también influye en la falta de información sobre la música electrónica que reina en gran parte del público, que aún cree que lo que hacemos se reduce al trabajo de los Dj´s que mezclan música en fiestas o discotecas. Artistas comerciales como Skrillex y David Guetta confunden un poco a las personas sobre lo que es la esencia de nuestra corriente.
¿Cómo se ve GreenCh en el futuro inmediato? ¿Crees que existen espacios para seguir mostrando tu música?
Los espacios existen. He podido presentarme en lugares y eventos como el teatro de Bellas Artes, el Salón Rosado, el Festival Eyeife, el Instituto Superior de Arte o Centro Hispanoamericano de la Cultura, entre muchos otros. Las personas no siempre entienden tu propuesta, porque nuestro diapasón es más amplio de lo que ellos pueden imaginar, pero afortunadamente sí hay un público para lo que hacemos. La televisión y la radio, por su parte, todavía me parecen limitados al promover nuestro arte, aunque sí existen programas que han hecho el intento y eso es algo válido.
En cuanto a proyectos futuros, me gustaría mucho crear alguna banda sonora para el cine porque, aunque he hecho cosas para video-arte o mapping, nunca he trabajado esta variante. Pero una vez más, mi principal objetivo es difundir la diferencia entre Dj y productor musical, legitimar lo que hacemos. Lograr que las personas entiendan que yo, como creador, controlo el contenido de mi obra. No pienso cambiar mi música para complacer a los organizadores de conciertos o fiesta. Ni siquiera al público… Eso no me quita el sueño.
Muy bien por Jorge, que se nos muestra aquí como epígono de los maestros Juan Blanco, Juan Piñera y Edesio Alejandro, nombres imprescindibles en el desarrollo de la música electroacústica en Cuba, y en particular del mencionado laboratorio. Como dato curioso, su antiguo colaborador, al Arquitecto, hoy ameniza las noches bailables del Club Migas, en Pekín, China…Ha llegado lejos…
Excelente entrevista Damián Estrada!!!, Abrazos para mi hermano “Greench” sin duda unos de los mejores productores de música electrónica en Cuba. Pronto nos unimos, ponte Ready..!!!
Me parece que cumplir su principal objetivo le costará un poco. Es un soñador y un apasionado. Ya no quedan muchos de su estilo pero es gratificante conocerlo. Gracias por tu trabajo Damián, esperamos más.
Hola! Gracias a todos por sus comentarios. Proyectos como estos, ambiciosos en el mejor sentido de la palabra, hacen falta, mucha falta, en Cuba. Más allá de los beneficios económicos que pudiesen traer otro tipo de géneros y modas. De más está decir, todo un placer concretar esta entrevista y Abel…soñar no cuesta nada. Saludos