La marea humana que siguió a Major Lazer en el Malecón

Foto: Alejandra González

No se podía pronosticar. Algunos sí se atrevían a asegurar que la música electrónica tenía un público mayoritario en la Isla, sin embargo, otros subestimaron a la gran marea humana, numerosa, compacta, que le tomó este domingo el ritmo a las mezclas de Major Lazer en la Tribuna Antimperialista José Martí.

Según cifras ofrecidas por el Instituto Cubano de la Música, los Djs productores Diplo (Thomas Wesley Pentz), Walshy Fire y Jillionaire (Cristopher Leacock) reunieron a más de 400 000 seguidores, aunque las vistas que ofreció el lente de nuestro fotógrafo mostraron una multitud que se perdía en esa perpendicular que forman la Avenida del Malecón y la Calle 23.

Si me preguntaran, diría sin temor que el estimado oficial fue conservador. La masa interminable sobrepasó La Piragua a la hora de inicio del concierto, a las tres de la tarde, mientras los que consiguieron disfrutar de cerca, se hicieron de su sitio con varias horas de antelación.

Subestimé sanamente a Major Lazer y no precisamente por su propuesta estética, en la que hay una constante búsqueda de las raíces musicales de regiones como la caribeña y donde se inserta La paz es la misión, el tercer compacto de ese proyecto y que signó el repertorio de un concierto que trascendió además por el uso de pantallas digitales, el compartir la escena con colegas de la Isla y la empatía creada con el público, ya que los Djs lograron identificarse a través del uso de las camisetas representativas del equipo Cuba de pelota, frases populares como “¿Qué bolá?”, y las innumerables veces que pasearon la bandera por el escenario.

Major Lazer tuvo un alto poder de convocatoria y con ello avizoró lo que pudiera suceder en los alrededores de la Ciudad Deportiva este 25 de marzo, cuando la banda británica The Rolling Stones satisfaga a un auditorio, mixto en generaciones, que los ha seguido desde las grabaciones y que tendrá la posibilidad ese día de disfrutarlos por primera vez, en vivo y en directo.

Por lo pronto, Major Lazer ha sido una digna antesala de ese otro esperado concierto. También resultó un gran entrenamiento para quienes organizan y disfrutan de espectáculos multitudinarios ofrecidos por figuras de la escena internacional; de esos shows que ahora mismo no parecen estar tan lejanos de los escenarios cubanos y que nos hacen meditar todavía más en temas relacionados con la cantidad necesaria de dispositivos de seguridad y de puestos para cuidados asistenciales.

Aunque lo de Major Lazer aconteció sin mayores contratiempos, son asuntos que siempre deben tenerse en cuenta.

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