“Un disco es la cúspide del trabajo de un artista y debe ser transparente. El público, si así lo percibe, pues lo recibe bien”, opina René Avich, quien ha decidido compartir los detalles de su participación en el disco Jóvenes treseros de Cuba, que deviene su primera producción discográfica.
Salida como resultado de su premio en un concurso de son, auspiciado por la Feria Internacional Cubadisco 2011, la placa recoge ocho piezas de Renesito, e igual cantidad de César Hechavarría y San Miguel Pérez, todos ganadores de aquella lid.
El disco vio la luz este mismo año y ya conquistó el máximo reconocimiento del evento fonográfico en 2014, en la categoría de Música Tradicional Popular.
Pero dejemos que René, deudor de músicos como Miguel Matamoros, Pancho Amat y Juan Formell, presente una obra que considera lo describe melódicamente, pues admira cada zona de la música popular y es respetuoso de todos sus códigos.
“Jóvenes treseros de Cuba contiene mi trayectoria hasta este momento. Allí aparecen ocho piezas interpretadas por mí, seis de ellas de mí autoría. Comencé a componer desde los 16 años, algo que consolidé con mis estudios en el Instituto Superior de Arte (ISA).
“Uno de mis primeros temas fue De Santiago a La Habana. Me resulta muy especial porque en él plasmé todos mis sentimientos al llegar a la capital. Mi ciudad natal, Santiago de Cuba, es rica en sonoridades. Allí nacieron procesos importantes para nuestra cultura, sin embargo no hay una intensa vida artística, algo que sí tiene La Habana con sus festivales de cine, teatro y jazz. Por lo que este es un número que muestra esa mixtura, con timbres y sonoridades contemporáneas que encuentro acá”.
https://www.youtube.com/watch?v=UYTsO_jkW6E?rel=0
¿Puede ser esa pieza también un reflejo de todo ese viaje que hizo el son en la década de 1920 a Occidente?
Es ese periplo, aunque hay otros temas del disco que reflejan esa transición. Con mis amigos ya comienzo a utilizar otros medios sonoros, como el piano y la flauta; y le doy una sonoridad más bien de charanga. Porque eso precisamente le pasó al son cuando llegó a La Habana, se encontró con otros formatos, otras influencias que venían de Francia, como las charangas, tan populares como la Aragón.
Porque eres un admirador de todo ese proceso que en Cuba se desencadenó, sobre todo, en el siglo XX.
Me considero todavía un gran ignorante de la riqueza de la música cubana. Siempre digo que tenemos que estudiar mucho. Lo hacemos con Beethoven y Mozart y hay que hacerlo con nuestra sonoridad. Existen muchas zonas desconocidas y sí, soy admirador de todos los formatos y timbres nuestros. Tenemos mucho para recrear con estas melodías que ya existen y salen sonoridades increíbles.
¿Qué otros temas te conectan con esa maravilla de la sonoridad Isla adentro?
El guararey de Pastora es muy singular en el disco. Cuando hice mi versión tenía 16 años y, precisamente, representa mi búsqueda de un género como es el changüí, al cual confieso que le tenía mucho miedo porque es muy sincopado. Hoy en día reconozco que los guantanameros son muy conservadores con este estilo, por eso perdura.
“He presentado El guararey… en certámenes y en este álbum se toca con tres y cajón flamenco, en el que se aprecia la mixtura de nuestras raíces. Ahí me acompañó el percusionista David Hernández.
“Hay otra versión en el CD: La tarde, de Sindo Garay, para mí uno de los grandes de la música cubana. Muchos dicen que estuvo influenciado por clásicos del panorama sonoro occidental y yo lo creo así. Pero más que eso era un genio de nuestra isla.
“La armonía de Sindo te conduce a caminos estéticamente bellos y La tarde me llegó por Pablo Milanés con su disco Años. Decidí hacerlo para guitarra y tres”.
Hay otras piezas que están conectadas con ese movimiento de la vieja trova santiaguera, ¿por qué no nos hablas de ello?
Me sucede que al versionar temas los convierto en composiciones. Hago fantasías de esas piezas, con todo el respeto a sus autores. Me pasó con La mujer de Antonio, de Miguel Matamoros. De ahí surgió Cerquita de la mujer de Antonio, la cual concebí para tres solamente, pero en el disco la amplié para formato de septeto, donde sobresalen la participación del cantante Eduardo Sosa y Abel Virelles en la trompeta. Matamoros, como he dicho otras veces, es parte de mi música y La mujer de Antonio es un tema muy conocido.
“Homenaje a la trova es un bolero tradicional, que parte de un tema: Mensaje a mi amor, cuyo autor es el santiaguero Daniel Castillo. No es una pieza tan conocida, pero sin dudas muy importante.
“Homenaje… lo compuse luego de perder a una persona querida y lo culminé en el momento en que enamoraba a otra. Tiene un valor sentimental para mí. También encierra esa pasión tan grande que tengo por Santiago de Cuba. Por eso la titulé así y es una pieza que no falta en ninguno de mis conciertos.
“Travesía es el primer tema que compuse para guitarra y tres, formato que me gusta mucho. Surgió al calor del amor y fue mi primer intento por sintetizar los códigos de la música nuestra con estos dos instrumentos.
“Conflictos es un tema que evidencia la manera en que los cubanos vencemos nuestros percances. Precisamente lo hacemos bailando, con la rumba y el guaguancó, en el solar. Allí tuve como invitados al cantante Emilio Frías, el bajista Sarbelio Barroso y en la percusión David Hernández.
Luego de Jóvenes treseros de Cuba, ¿te esperan otros proyectos de disco?
Tengo la intención de promover el tres como uno de los sonidos que identifica a Cuba en todo el mundo. En mi próximo disco ese propósito será visible. Seguiré enamorando a todos con su peculiar sonido, formando ensambles con otros timbres y formatos no tan conocidos que adornen nuestras esencias más cubanas, también es parte del sentido que tiene este próximo disco, con otros valores agregados de nuestro espectro musical. Tendrá invitados que todavía no quiero revelar, pero que, por supuesto, engalanarán el fonograma.
Revelando a un tresero fuera de serie
Fue la Feria Internacional Cubadisco 2011 la que puso en la órbita de la escena musical cubana al joven tresero René Avich Wanton. Allí, precisamente por el empeño de los organizadores del certamen, se desarrolló una competencia singular en la que se buscaba al sonero en tres aristas: piano, canto y tres.
Renesito ganó junto a otros dos instrumentistas: César Hechavarría y San Miguel Pérez. Con ello iniciaron oportunidades perfectas para Avich, quien se graduó del Instituto Superior de Arte (ISA) en 2012.
La primera de ellas fue grabar el disco Jóvenes treseros de Cuba, un fonograma que vio la luz en 2014 de la mano de la disquera Producciones Colibrí y donde aparecen ocho piezas interpretadas por él, en las que seis son de su autoría. El álbum obtuvo el Premio Cubadisco 2014 en el disputado apartado de Música Tradicional Popular.
Esa competencia también propició al artista, nacido en Santiago de Cuba en 1989,que una legendaria orquesta como la Revé lo tuviera en su staff.
Con el Charangón que lidera Elito Revé, el novel tresero ha participado en festivales como el Nacional del Changüí, celebrado cada dos años en Guantánamo; y ha visitado plazas importantes de Europa y Latinoamérica.
Igualmente Renesito Avich ha intervenido en la última producción discográfica de la orquesta, titulada La aplanadora de Cuba, en la que tiene una participación destacada. El tres desempeña un notable papel en esta agrupación, con casi seis décadas en los escenarios, ya que su director fundador, Elio Revé Matos, fue quien universalizó el changüí, género nacido en la región más oriental de la Isla y que cuenta con una contribución sustancial de ese instrumento.
Son el número que nombra el nuevo CD de la agrupación y La pastillita, ambas piezas escritas por Aisar Hernández Segundo –director musical del grupo-, ejemplos de la versatilidad de Renesito, quien se encargó de hacer “solos” de tres, uno de los elementos que dotan a ese álbum de originalidad. Por vez primera con ese instrumento se interpreta una recreación musical que inicia un disco de música popular bailable a este nivel.
Inmerso también en otros proyectos, René comparte su creatividad con el guitarrista Javier Castellanos. En un formato de dúo (guitarra y tres), ambos músicos sintetizan los códigos de la sonoridad cubana, desde la perspectiva de la música de cámara.
Aún considerado un artista novel en los escenarios cubanos, René Avich sorprende por su manera particular de tocar el tres y por su deseo de llevar su sonoridad a cada rincón del planeta, porque en ese viaje tendrá la posibilidad de dibujar una Cuba intensa que palpita entre las cuerdas de ese instrumento.
https://www.youtube.com/watch?v=9MPNOEInt1s?rel=0