Las instantáneas recogen momentos únicos de una existencia verdaderamente emocionante. En una de esas imágenes “congeladas” por la cámara fotográfica, doña Omara Portuondo sonríe sentada en un mueble de mimbre y el aire le ondea aún más su cabello. En otra, está rodeada de conocidos colegas.
“Es mi vida la que está en esas paredes”, dijo la Diva del Buena Vista Social Club cuando recibió a OnCuba en su casa del Vedado habanero y nos regaló unos minutos de su apretado tiempo, dedicado esa tarde expresamente al ensayo con sus músicos de un repertorio especial, el de su más reciente disco Black magic (Magia negra), que pone a consideración del púbico de Brasil y Chile en estos momentos, como hizo la pasada semana en México.
Le comento que hay varias reproducciones de pinturas imprescindibles en su casa (La Gioconda, de Da Vinci; y El rapto de las mulatas, de Carlos Enríquez). ¿Es que tiene predilección por las artes plásticas, Omara?, le pregunto.
Entonces la Portuondo me dejó perpleja con su confesión: “Me gustaría pintar, pero no tengo talento. La naturaleza no me lo dio”.
No diga eso, tiene una gran voz, le hago la observación. “Bueno, tengo voz, pero si hubiera podido pintar, hubiera podido hacerlo también. Igual, me hubiera gustado tocar el piano. No pude, en aquel tiempo no había dinero para estudiarlo”, se explicó Omara.
Qué raro que no aprendió cuando se dedicó al canto, me asaltó la curiosidad. La Novia del Filin aseguró que lo que aprendió “fue a hacer deportes, a bailar en Tropicana, a ser rumbera, y a cantar en el cuarteto vocal femenino las D’Aida. Solo ese tipo de cosas”.
Definitivamente tiene una gran historia, Omara, la cual le fue reconocida en la ciudad española de Cartagena con el premio La mar de músicas.
“Me sentí contenta con ese premio. Esa ciudad me recuerda mucho a La Habana. Tiene muchas cosas similares con mi ciudad. Pero lo que más me impresionó de allí fue el trabajo que hice con un grupo de niños, que son de la calle, pero que iban a cantar. Eso me pareció muy bueno, muy humano, un gesto muy lindo. Cantamos una canción que ya había grabado hace mucho tiempo: El carpintero“.
Regresó de México y ahora se va a Brasil y Chile, ¿está promoviendo su disco Magia negra?
“Ese fue un disco que nunca llegué a sacar porque estaba en el cuarteto las D’Aida. Se grabó y se quedó estático ahí. Ahora mi hijo, Ariel Jiménez Portuondo, que es también mi representante, y otras personas, consideraron que este álbum debía retomarse y hacerlo. Y en eso estamos”.
Un punto muy importante de nuestra conversación fue la despedida de los escenarios del Buena Vista Social Club, el proyecto está desde finales de la década de 1990 llevando lo más tradicional de nuestra música al mundo entero. Omara no cree que todo acabe con Adiós Tour, la gira mundial que ahora mismo protagonizan. Le confieso que yo tampoco.
La Diva de ese grupo se explicó: “Yo no lo quiero, porque el Buena Vista defiende la música cubana en todas partes del mundo. Desde hace muchos años que lo hace. Hubo otras experiencias, como aquella con el director de televisión Amaury Pérez, con bailarines y cantantes por alrededor de un año en Europa. Eso tuvo un gran valor.
“Ahora lo hicimos con Buena Vista, que por cierto participaron algunos de sus miembros en aquel proyecto de Amaury Pérez”.
¿Cuánto de Cuba ha dejado en los escenarios del mundo el Buena Vista Social Club?
“No, no se deja, no. La gente lo disfruta. Es parte y parte. Compartimos con todos los públicos del mundo el amor a la música, a nuestra idiosincrasia, a nuestros ritmos. Donde quiera lo bailan y lo disfrutan”.
¿Tiene pensado actuar próximamente en Estados Unidos?
“Con Buena Vista y sin ese proyecto, en Estados Unidos siempre he actuado y en muchas partes del mundo. Ya estuvimos allí este año”.
Le recuerdo a Omara sobre ese espectacular tema grabado por ella y Chucho Valdés, en el que invitan al trompetista estadounidense Wynton Marsalis, líder de la Orquesta de Jazz del Lincoln Center de Nueva York. Enseguida la cantante tarareó Esta tarde vi llover, del mexicano Armando Manzanero, y reconoció el valor de haber “podido conocer a un hombre como Marsalis, y a todos los demás. Porque es la música la que habla. Es que ella en sí es todo, es la que nos da la oportunidad de expandirnos a nivel internacional.
“Desde hace muchos años los norteamericanos han venido a Cuba. Ellos actuaban en nuestros escenarios. Venían a buscar músicos cubanos de calidad para trabajar. Porque se hacían festivales de jazz aquí -por cierto ese género se hacía en Cuba desde hacía mucho tiempo, desde que yo tenía edad escolar, lo que no era tan internacional como ahora.
“Con la gente del filin también se hicieron muchas cosas. Tuve la posibilidad de conocer a grandes artistas. Trabajé con ellos en Tropicana y en otros sitios. Conocí a Nat King Cole, y hace unos años coincidimos con su hija en un festival en California. El Buena Vista cerró ese espectáculo y Natalie estaba con otros músicos. Fue muy bonito el encuentro con ella. Entonces pensamos grabar el Quizás, quizás que su padre hizo aquí en la Isla y ella todavía no ha respondido a eso”.
Rodeada de noveles músicos, Omara ve en ellos mucha calidad. “Cuando la hay, afirmó, pasan cosas como las que están pasando con las mujeres, con los jóvenes. Pero hay músicos, de estos nuevos, que no conocen a los de antaño, como por ejemplo a Paulina Álvarez, que era la reina del danzonete. Yo aspiro a que ellos escuchen el disco que grabé con temas inmortalizados por ella. Los jóvenes de ahora tienen cosas tan bien hechas y quisiera que supieran que los grandes hacían cosas maravillosas igual. Eso va a ser muy bueno para todos. Para todos”.
Detalles de Black magic (Magia Negra)
Facturado por la disquera Producciones Colibrí y la Oficina de Omara Portuondo, se espera Black magic (Magia negra) salga al mercado en noviembre venidero.
El CD cuenta con un diseño que partió de un dibujo del reconocido artista de la plástica Eduardo Roca (Choco) y contó con la producción musical de Juan Manuel Ceruto, así como con la grabación, mezcla y masterización del ingeniero Orestes Águila.
Omara se hizo acompañar en el álbum de destacados músicos como el brasileño Iván Lins, el maestro Luis Carbonell y el trompetista Alexander Abreu.
En las presentaciones en Brasil y Chile la Diva del Buena Vista Social Club es seguida por jóvenes instrumentistas cubanos como Rolando Luna (piano), Gastón Joya (bajo), Rodney Barreto (batería), Tonatiut Isidrón (trompeta) y Andrés Cuayo (congas).
Temas del Disco
(Cortesía de la Oficina de Omara Portuondo)
Black magic.
No puedo ser feliz. Invitado: Iván Lins.
Bésame mucho.
Noche cubana. Invitada: Rocío Jiménez.
Qué emoción.
Oggere. Introducción de Luis Carbonell y como invitado el reguetonero El Misha.
Ya no me quieres.
Adiós.
El hombre que se fue.
Llanto de luna. Invitada: Yanet Valdés.
Caravana.
No hagas caso.