Bárbara Zamora (1966) puede interpretar cómodamente cualquier género. Ama el filin y el son, pero indiscutiblemente la música bailable es su fuerte. Manzanillera de nacimiento, recibió clases con figuras descollantes del panorama musical cubano, como las maestras Linda Mirabal, Zenaida Romeu y María Felicia Pérez.
Hace treinta años se graduó de Dirección Coral en el Instituto Superior de Arte, hoy Universidad de las Artes (ISA). De inmediato comenzó a trabajar en el Teatro Lírico Rodrigo Prats de Holguín, hasta que Zenaida Romeu la recomendó a Georgia Aguirre, quien buscaba cantante para su orquesta. Así, Bárbara Zamora cambiaría su rumbo.
“Pertenecer por treinta años a la primera orquesta femenina de Cuba, evidentemente ha repercutido de manera excelsa en mi carrera como profesional de la música. En Anacaona pude poner en práctica los conocimientos que adquirí desde el nivel elemental de música hasta graduarme en el ISA. Anacaona fue mi gran escuela: aprendí a ser familia, a consolidar la amistad, además del crecimiento profesional y el respeto a lo que se hace y se muestra al público. Agradeceré siempre a Georgia Aguirre por la confianza y respeto de tantos años, por el reconocimiento a mi aporte a dicho grupo”, comenta a OnCuba.
Después de su experiencia con las Anacaona, Bárbara siguió cantando. Su personalísimo estilo ha sido reclamado por artistas como Teté Caturla, Haila María Mompié, Isaac Delgado, Waldo Mendoza, Manolito Simonet, el grupo Nuevas Estrellas de Areito y Yarima Blanco.
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Su voz aparece registrada en más de cuarenta producciones, entre ellas La Rumba soy yo, Premio Grammy Latino (2001) y gracias al sello discográfico Colibrí logró grabar Mi entrega, su primer disco en solitario, producido por el músico y guitarrista Eduardo Sardiñas, cuyos temas son en su totalidad de autoría de Bárbara. Aquel fonograma fue nominado al Cubadisco (2013), compitiendo en la categoría de Canción con obras interpretadas por Beatriz Márquez y Miriam Ramos, entre otras.
En septiembre de 2022 se le vio en el Festival de Salsa de Connecticut junto a Cita Rodríguez, hija del gran sonero Peter Conde, y Victoria Sanabria, cantante muy admirada de Puerto Rico. En la última edición de la fiesta más importante del disco en Cuba, Bárbara Zamora participó como artista invitada en el material Cotó y su Fiesta Changüisera, cantando un changüí homenaje al gran Chito Latamblet.
En Boston (Massachusetts), donde reside hace casi dos años, no ha dejado de hacer música cubana, su gran bandera.
“Aquí llegué invitada a participar en grabaciones junto a músicas egresadas de Berklee, y con el aval que porto como artista se me abrieron puertas de trabajo como invitada en proyectos establecidos en la ciudad como Clave and Blue de Aníbal Cruz, Sonmasslatin de Leo Blanco, entre otros, y la posibilidad de crear mi propio proyecto acompañada de estudiantes en Berklee interesados en conocer y hacer la música cubana”.
Además de presentarse cada semana en sitios como La Fábrica, Doña Habana y Peka, en Boston, próximamente será una de las participantes de la edición 50 del Festival de Betances, a celebrarse el venidero 15 de julio.
El encuentro exaltará la música de Puerto Rico y en su marco una vez más Bárbara compartirá escenario con el salsero José Alberto “El Canario”.
“Es todo un honor ser la única mujer en poner la música cubana en el lugar cimero que merece en ese evento”, comenta Bárbara, quien prefiere no hablar de vicisitudes, aun sabiendo lo difícil que es imponerse en la industria musical.
“A la mujer siempre le ha tocado trabajar duro para imponerse en un mundo en el que los hombres han tenido más apoyo, sobre todo en la música bailable, que es la que he representado. Pero no puedo hablar de vicisitudes, solo del gran empeño desde mi profesionalidad para quedarme en la palestra musical con el respeto de muchos que, aún en la distancia, promueven mi música y hacen espacio para hablar de mi carrera dentro y fuera de Anacaona”.