La formación académica como violinista quizás haya sido lo que motivó inicialmente a Pedro Lázaro Ordóñez (Papucho) a seguir el camino del jazz, un género que siempre lo atrajo. Pero después de terminar sus estudios en el Conservatorio Amadeo Roldán, algunas circunstancias y sus propias raíces, lo empujaron por un camino más ligado al bajo y a la percusión que mueve cinturas.
La música popular bailable se impuso finalmente y prevaleció entonces la idea de crear una agrupación de gran formato, que incluyera a jóvenes recién egresados de academias musicales, con la idea de potenciar con más fuerza los ritmos autóctonos cubanos. Fue así como surgió Manana Club, que ya casi llega a 10 años de fundada.
¿Cómo atraes a los más jóvenes cuando hoy día se oye tanto el género urbano?
Lo consigo llevando a mi público una propuesta fresca y con calidad. Creo mucho en las raíces culturales de nuestro país. Es cierto que han llegado nuevas tendencias; pero si en un escenario logras ejecutar correctamente el género que sea, lo defiendes y lo trabajas sin cansarte, siempre vas a tener un resultado favorable.
¿Le temes a la competencia?
No podemos ver otros estilos musicales como una competencia. Más bien hay que centrase en mostrarle el producto a la juventud y no dejarlos solamente con lo que escuchan a diario. Por ejemplo, mi orquesta hace música popular bailable, muy cubana, y los jóvenes la valoran. No he notado una ruptura entre el gusto de los jóvenes y nuestra propuesta musical.
En cualquier plaza de Cuba se puede percibir que nuestra música gusta, pero los artistas debemos unirnos más y seguir fomentado nuestras sonoridades. Igualmente, las agencias artísticas deben impulsar más nuestro trabajo y construir una dinámica más ágil que nos haga crecer.
¿Por qué crees que muchos escuchan más música urbana que salsa?
Creo que la música urbana está utilizando mucha tecnología y una serie de cosas que enganchan. Estoy seguro de que no habría mucha diferencia si los salseros tuviéramos la oportunidad de hacer eso mismo, pero la salsa impone otras formas de hacer.
La música urbana es muy sencilla: se puede hacer con una máquina que trabaja junto al artista. Nosotros no podemos dejarnos llevar por eso, pero el oído de las nuevas generaciones se adapta a una sonoridad y nosotros debemos evolucionar, aunque mantengamos nuestros patrones, sin repetirnos ni hacer lo mismo de hace años atrás.
Yo nunca criticaría los géneros foráneos porque yo también los consumo. No obstante, los salseros estamos pensando en hacer videos con mayor calidad, al estilo de cualquier género urbano. Y la juventud está asimilando esa realidad.
“Creo que en la salsa las letras y las melodías están bastante gastadas. Hace falta más unión dentro de nuestro género y dejar de quejarnos de que el reggaetón nos ha quitado el mercado, porque cada cual es responsable de lo suyo”, ha dicho Jerry Rivera. ¿Qué crees tú?
Es su forma de pensar. Yo veo a todo el mundo preocupado por eso en vez de seguir pa’lante. Sin embargo, soy optimista porque la música cubana sigue siendo altamente cotizada en nuestro país y en el mundo entero. Pero no es menos cierto que hay que sentarse a estudiar y buscar estrategias musicales para que nuestra propuesta sea consumida por ese público que consume géneros muy masivos.
¿Qué crees del Festival de la Salsa, promovido por Maykel Blanco, para potenciar más la música cubana?
Ese festival se debió haber hecho desde hace muchos años. Aquí se han perdido muchos eventos y es bueno rescatarlos. En Francia hay 14 festivales anuales de música cubana, y aquí no abundan. ¡Eso es impresionante! Yo creo que se puede hacer más por la música cubana aquí, en Cuba.
En octubre del año pasado participaste en el Festival Internacional Cubano en Orange, Francia. ¿Cómo fue la acogida del público?
Esa oportunidad me llegó después del último Festival de la Salsa en Cuba y ha sido un orgullo muy grande para mí, porque Orange es uno de los festivales más importantes de Francia. El resultado fue muy satisfactorio: es impresionante llegar a un país europeo y enterarte de que tu música se conoce allá, cuando a veces no eres muy conocido en tu propio país.
Yo me asombré muchísimo cuando supe que Manana Club tenía tres canciones muy pegadas dentro del hit parade de la música cubana que se escuchó en Francia el año pasado. Estábamos en los primeros lugares y nos preguntábamos cómo era posible que eso estuviera pasando fuera de Cuba y nosotros no teníamos ninguna información al respecto.
¿Por qué crees que suceden esas cosas?
Creo que se debe en parte al hecho de que en Cuba hay muy poco acceso a las redes sociales, y el mundo se mueve actualmente por estas vías. Gracias a Internet muchas personas pueden informarse de sucesos importantes, comprar un CD, ver un video.
Nosotros tenemos que ponernos al día con el uso de las redes sociales. Yo trato de estar conectado a Internet el mayor tiempo posible: responder preguntas, publicar pequeños videos. Pero la velocidad de acceso es limitada. Hacemos lo que podemos, pero quiero buscar un mecanismo para publicar semanalmente noticias sobre nuestra agrupación.
¿La estancia en Francia te dio nuevas oportunidades en Europa?
Nuestra presencia allí me permitió establecer conexiones. Próximamente estaremos realizando una gira por el continente europeo que enseñará nuestra música al público ruso, alemán, belga, italiano y, por supuesto, francés. Pero la lista de países podría incrementarse. La música cubana seguirá estando bien arriba.