Ron Howard recuerda haber visto su primera ópera cuando tenía 4 años. El niño estrella en ciernes y futuro director estaba en Austria con sus padres para filmar una película, y éstos lo llevaron a una función en la Ópera Estatal de Viena.
“Recuerdo a esta soprano alcanzando una nota en un vestido increíble”, dijo Howard, gesticulando con los brazos como para evocar la escena. “Está la escenografía, ella está aquí a la izquierda de perfil y está cantando cuando se voltea hacia los actores y todo el mundo se vuelve loco. Hay una gran ovación. No sé qué ópera era”.
No parece exactamente el inicio de un romance con la ópera de por vida. Pero de alguna manera eso hace de Howard el perfecto director para el nuevo documental “Pavarotti”, que se estrena el viernes en Estados Unidos. En parte biografía y en parte un concierto de grandes éxitos, el filme pretende presentarle a Luciano Pavarotti a una nueva generación así como atraer a sus viejos admiradores.
El tenor lírico italiano, que nació en Modena en 1935 y murió de cáncer pancreático en 2007, era considerado por muchos la voz más maravillosa en su tipo desde Enrico Caruso. Cantó en las principales óperas durante 40 años, vendió millones de discos como el Rey del Do Agudo y, con su personalidad adorable y su amor por la publicidad, se convirtió en un personaje famoso como ningún otro astro de la ópera.
“Nunca lo vi en vivo, pero estaba muy consciente de su talla”, dijo Howard en una entrevista reciente. “Mi esperanza es que la película de un paso adelante hacia esa agenda suya que era democratizar la forma de arte y ampliar el alcance de su audiencia”.
Howard, conocido por un ecléctico y amplio rango de películas que van de comedias como “Cocoon” y “Splash” hasta dramas como “Apollo 13” y “A Beautiful Mind” (que le mereció el Oscar al mejor director), dijo que llegó al proyecto a través del productor Nigel Sinclair, con quien había trabajado en un documental titulado “The Beatles: Eight Days a Week”.
En su proceso de investigación, Howard estudió las tramas de las óperas más distintivas de Pavarotti, como “La Boheme” de Puccini y “L’Elisir d’Amore” de Donizetti, y las letras de sus arias. Eso le dio una idea sobre cómo estructurar la cinta.
“Pensé, bueno, quizás podemos usar estas arias para hacer casi una ópera sobre Pavarotti que pueda proporcionarnos un marco interesante”, dijo. “Usar la música para compartir con la gente su trayecto por la vida”.
Y vaya trayecto. Desde una infancia de pobreza en tiempos de guerra en Italia hasta su ascenso a la fama y fortuna; desde un matrimonio con tres hijos hasta años de amoríos, su divorcio y nuevas nupcias. Artísticamente, Pavarotti pasó de cantar principalmente en escenarios operáticos a hacerlo en grandes estadios antes cientos de miles de espectadores — incluyendo como parte de Los Tres Tenores, junto a Plácido Domingo y José Carreras — y finalmente a colaborar con artistas pop como Bono. Y era una figura enorme, literalmente: con su amor por la comida y la cocina italiana, constantemente luchaba con su sobrepeso.
“Es una historia agridulce”, dijo Howard. “Vivió el sueño, se convirtió en Caruso, el gran ejemplo de su era de un superastro global como cantante de ópera. Y entonces claramente se descarrió emocionalmente”.
“Creo que se fijó el listón tan alto que no estoy seguro que jamás haya podido cumplir sus ambiciones, en todos los frentes: su vida, su arte, sus relaciones personales”, dijo el cineasta.
Pero Howard ve su película “más como una celebración, pese a la turbulencia que su vida y sus seres amados conocieron”. Cree que el cantante fue capaz de “reinventarse” cuando asumió causas filantrópicas, empezando con su amistad con la princesa Diana e involucrándose en el trabajo de ésta para la Cruz Roja.
Su exesposa, Adua, y sus tres hijas mayores se reconciliaron con Pavarotti antes de su muerte, y dieron entrevistas para el documental. También aparece su segunda esposa, Nicoletta, quien grabó películas caseras nunca antes vistas en las que el tenor expresa arrepentimiento por sus fallas como esposo y como padre. En total, los cineastas usaron más de 50 entrevistas, tanto de archivo como nuevas, y fragmentos de más de 20 arias.
El filme toca muy por encima el declive vocal de Pavarotti en sus últimos años, algo que algunos críticos adjudicaron a su pérdida de interés en la disciplinada vida de un cantante de ópera.
“No era lo que solía ser”, dijo Howard. “Algunas personas que lo vieron en su gira de despedida sintieron que estaba apoyándose más en su reputación”.
Howard dijo que trabajar en “Pavarotti” “definitivamente” lo hizo interesarse más en la ópera, aunque sus gustos musicales siguen siendo tan variados como los temas de sus películas.
Dijo que creció escuchando a James Taylor, Cat Stevens y Simon and Garfunkel, y que llevaba el bluegrass “arraigado” desde sus días como Opie en la serie “The Andy Griffith Show”.
“A Andy le gustaba tocar, y nuestro maquillador tocaba el banjo”, contó. “Pero no me engancho de nada, siempre estoy probando cosas nuevas. A veces me da por oír música pop oscura de distintos países”.