A principios de los 90, tres de los mejores tenores de todos los tiempos, Luciano Pavarotti, José Carreras y Plácido Domingo ofrecieron un concierto en las ruinas de las Termas de Caracalla de Roma. Lo hicieron bajo la batuta del director indio Zubin Mehta y el respaldo musical de casi 200 instrumentistas de las sinfónicas de la Ópera de Roma y el Maggio Musicale Fiorentino.
Miles de millones de espectadores de todo el mundo disfrutaron en vivo o de manera diferida del histórico suceso en el que los cantantes asumieron un riguroso programa compuesto por algunas de las arias más famosas del repertorio operístico. Lo que debía ser una presentación única devino un ambicioso proyecto que terminó en 2003 con más de treinta conciertos celebrados en casi veinte países.
Lo de las Termas de Caracalla dio lugar a un autentico fenómeno de masas, a partir de ahí el brillo de Pavarotti, Carrera y Domingo trascendió el ámbito operístico. Aumentó el conocimiento y el gusto por un tipo de música considerada de élites, se vendieron millones de copias en diferentes formatos de lo que sucedió en el histórico lugar –detractores acusarían a los tenores de vulgarizar a la ópera–, y el surgimiento de diversos grupos que en mayor o menor medida trataron de seguir el camino abierto de tan brillante comunión de talentos.
En Cuba, entre apagones, también se disfrutó del “concertazzo”. Programas televisivos como De la gran escena transmitieron más de una vez esa actuación y la ópera dejó de ser patrimonio exclusivo de los seguidores del Teatro Lírico Nacional. Pavarotti, Carreras y Domingo se volvieron tan populares que no pocos comenzaron a soñar con disfrutarlos en vivo algún día, aunque en el período especial pareciera que algo así no pasaría nunca.
El tiempo ha pasado, Pavarotti falleció en 2007, Carreras en estos momentos realiza la gira con la que se despide definitivamente de los escenarios, pero los cubanos tendrán su concierto con un gran tenor.
El español Plácido Domingo cantará este sábado en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso acompañado por la Orquesta Sinfónica Nacional, que en esta ocasión será dirigida por el estadounidense Eugene Kohn.
La presentación del prestigioso músico es uno de los acontecimientos artísticos más relevantes de los últimos tiempos, y sin duda trasciende el mero hecho cultural porque “El rey de la ópera”, como también se le conoce, ya está haciendo historia con esta visita.
El tenor español es una figura de culto si del canto se trata. Apodado por la prensa como el “más grande artista de ópera de los tiempos modernos”, ha protagonizado a lo largo de su carrera unas 4 mil presentaciones, interpretando la fabulosa cifra de 147 roles. Por si esto fuera poco, registra centenares de grabaciones y ha trabajado en casi una decena de películas.
Su impresionante trayectoria lo ha hecho merecedor de distinciones en todo el mundo y es Doctor Honoris Causa de más de una docena de universidades. En estos momentos es director general de la Ópera Nacional de Washington y de la Ópera de Los Ángeles, y además preside la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI).
A un ensayo de la Sinfónica en la Sala Covarrubias del Teatro Nacional llegó OnCuba para dialogar con el maestro Enrique Pérez Mesa, su director titular, y conocer detalles del concierto de Domingo.
Lo primero, explicó Pérez Mesa, es conocer la importancia de un artista como él, no solo como cantante de óperas, sino para la cultura mundial. “Domingo es un artista completo, integral, que ha sabido a lo largo de su carrera ir más allá de lo artístico, por eso es tan reconocido y querido. Tenerlo en Cuba es un verdadero regalo, no solo para la música, sino para la cultura en general, para la historia. Es un suceso que se recordará por siempre, y es también una manera en la que tan importante artista muestra su respeto por nuestro país, que es una Isla donde el canto tiene gran relevancia y se remonta a mucho tiempo atrás”.
Pérez Mesa reveló que aunque no muchos lo saben, la relación de Plácido con Cuba se remonta a sus padres, “dos cantantes que hicieron parte importante de su carrera en Latinoamérica. Su padre fue el tenor Plácido Domingo Ferrer, y su madre la cantante Pepita Embil, y se presentaron varias veces en el Teatro Martí a mediados del siglo pasado como parte de los elencos de las muchas compañías españolas que en esa época probaban suerte en esta parte del mundo”.
“Pienso, sin temor a equivocarme, que en materia de música de concierto, esta actuación de Placido Domingo es –junto a las de sinfónicas provenientes de otros países, las de los contratenores que han asistido al festival que organiza el maestro Leo Brouwer y la del pianista chino Lang Lang–, una de las oportunidades más importantes que se le ha presentado al público cubano”, dijo el maestro.
“En estos momentos Domingo es el más importante ícono del canto en el mundo, condición avalada por una prestigiosísima carrera y posiciones en defensa de las artes en general, impresiona como a sus 75 años lleva adelante su trabajo con gran solidez, y llega a La Habana, para sorpresa de todos, gracias a la iniciativa del Consejo de las Artes Escénicas y del maestro Ulises Aquino, nuestro barítono y director de Ópera de la Calle”.
¿Qué pasará el sábado en el Gran Teatro?
El tenor español trabajará un repertorio compuesto por 23 obras con las que hará un recorrido por la ópera, la opereta, las zarzuelas española y cubana, y la canción. Al espectáculo le acompañan dos solistas invitados, la soprano boricua Ana Martínez y su hijo Álvaro Domingo.
Las piezas fueron escogidas por el propio Plácido, aunque la inclusión de algunas obras fue conciliada por nuestra parte con su hijo Álvaro. La primera parte será una selección de clásicos, de arias de famosas óperas como Macbeth, El trovador, y Andrea Chénier; de la opereta interpretará fragmentos de La viuda alegre, de la zarzuela española la escogida es Luisa Fernanda (muy importante en el repertorio de su madre), y de la cubana la salida de Cecilia Valdés y la romanza de María La Ó. En cuanto a la canción, están en el programa Aquellos ojos verdes, Bésame mucho y La malagueña, el conocido sexto movimiento de la suite Andalucía de nuestro Ernesto Lecuona.
Como se puede ver, aparece una cantidad significativa de obras de autores cubanos, y eso dice mucho de la importancia de nuestra música en el resto del mundo. De forma general es un repertorio muy bien seleccionado, sera una velada de prácticamente dos horas de duración, y es bastante exigente, para los cantantes y la orquesta. De ahí el valor de un concierto como este que, si bien son canciones muy conocidas por el público, nunca hemos tenido la oportunidad de disfrutarlas cantadas por un artista del calibre de Plácido Domingo.
En un momento se valoró la Plaza de la Catedral como escenario, ¿por qué finalmente el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso?
Hubiéramos querido que el concierto fuera en un lugar donde pudiera estar la mayor cantidad de personas porque Plácido tiene mucho interés en interactuar con el público cubano, lo considera entre los mejores del mundo por su alto nivel cultural; pero no se quiso correr el riesgo de un cambio de tiempo de último momento y exponer a los músicos en una plaza abierta. Por eso se decidió hacerlo en el Gran Teatro.
Se colocarán pantallas y unas 2 mil sillas en los exteriores, y quizás haya un ensayo general abierto para que asistan los estudiantes de la enseñanza artística y otros invitados porque él, repito, está muy interesado en intercambiar con el público cubano. El día del concierto, que será grabado por la Televisión Cubana, saldrá a saludar al público reunido en las afueras del teatro.
Habrá un importante despliegue técnico por parte nuestra y de la compañía que habitualmente trabaja con el tenor español, me parece que es un gran obsequio para los cubanos, sobre todo por el fin de año.
Es la primera vez que la Sinfónica trabajará bajo la batuta de Kohn. ¿Cómo se encuentra la orquesta de cara a tan importante concierto?
Eugene Kohn es un director de vastísima experiencia. Solo para que se tenga una idea les digo que ha dirigido importantes agrupaciones y a artistas del nivel de Luciano Pavarotti, Roberto Alagna, Andrea Bocelli y el propio Plácido Domingo, con quien lleva trabajando muchos años. En cuanto llegue a Cuba asumirá la dirección de los ensayos.
La Sinfónica ha estado inmersa en proyectos disímiles en los últimos meses, los más recientes fueron los conciertos con el tenor mexicano Fernando de la Mora, y con la agrupación de música popular bailable Maykel Blanco y su Salsa Mayor. Ahora, sobre la marcha, se prepara para la presentación del sábado.
Hay que reaccionar muy rápido, nuestros últimos trabajos pertenecen a un mundo sonoro bien diferente, y aunque la orquesta está acostumbrada a este tipo de propuestas, tocar óperas es bien exigente. Creo que es el género más difícil para un director y una orquesta.
Es un reto. Se necesita estar enfocado con los cinco sentidos. Además, dirigirá un director que nunca ha trabajado con la orquesta, aunque la sinfónica tiene experiencia con este tipo de repertorio y sus integrantes son excepcionales intérpretes. Estoy seguro de que este será uno de los acontecimientos más importantes que se recuerden de la cultura cubana.
En los últimos dos años varios artistas de importancia se han presentado en Cuba, o al menos han expresado su deseo de hacerlo. ¿Cree que sea el momento en que Cuba se inserte definitivamente en el circuito mundial de conciertos?
Cuba siempre ha sido un punto de referencia cultural. Por aquí ha pasado en diferentes momentos lo más importante de la cultura mundial. Soy de los que piensan que el arte no tiene fronteras, que habla un solo idioma, y así lo he percibido con las diferentes presentaciones de nuestra Sinfónica en el extranjero, incluyendo a Estados Unidos, donde el público deliró en cada presentación.
En mi caso, la orquesta está compuesta en su totalidad por músicos cubanos, todos provenientes del sistema de la enseñanza artística, y la calidad de esa enseñanza y sus exponentes ha despertado el interés de grandes figuras que quieren venir a cantar y tocar a Cuba.
También ha ayudado mucho el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre La Habana y Washington, antes venían como que un poco escondidos, ahora todo fluye mejor. El año pasado tuvimos aquí a la sinfónica de Minnesota, y para el 2017, sin adelantar nombre, tendremos a otra importante formación sinfónica estadounidense de visita en nuestro país. Creo que de eso se tratan estos intercambios tan necesarios entre los artistas, aprendemos unos de otros, conocemos qué de nuevo hay y así nos superamos constantemente, además del espectáculo al público que el destino de nuestro trabajo.
Espero sea trasmitido en vivo x la t.v.