La Habana se ha vuelto viral para los tour internacionales de disímiles artistas. Aunque muchos intentan no mencionar que la bandera ha sido levantada desde el pasado 17 de diciembre cuando los presidentes de Estados Unidos y Cuba decidieron restablecer las relaciones diplomáticas, para no apegarse a ningún concepto político, todos se apuran para ocupar un espacio en el “virgen” mercado insular de presentaciones.
Todavía quedan vestigios en las redes sociales de la reciente visita de Usher, Rihanna y Olga Tañón quienes, si bien no actuaron en sus estancias en la capital antillana, nadie pone en duda que puedan hacerlo en un futuro. Otros, como la banda roquera multinacional The Dead Daisies, los dominicanos Johnny Ventura y José Alberto El Canario, la célebre agrupación venezolana Dimensión Latina y la filarmónica de Minnesota (Estados Unidos), sí acudieron al encuentro con el auditorio cubano para quedarse tan prendidos que aguardan por regresar. Y los hay que han anunciado que estarán próximamente como el pianista Lang Lang, la propia Olga Tañón y el grupo vocal norteamericano Take 6.
Ahora le ha tocado el turno a Christopher Joseph Ward, uno de los integrantes de la mítica banda neoyorquina Ramones, bandera del punk en esa nación y que se desintegrara en 1996. Ward, conocido en los escenarios como CJ Ramone y bajista de aquel afamado team, se trajo a La Habana un grupo espectacular: Dave Soto y Dan Root –guitarristas actuales de la californiana banda The Adolescents–, y John Frochaux, baterista de la agrupación panameña Lucy Fernández.
Motivados por participar en el festival cultural Habanarte, CJ Ramone y sus músicos sedujeron al auditorio del templo del rock capitalino con una lección de punk clásico. Casi en la medianoche del sábado, el Maxim se rindió ante los estadounidenses y su estética melódica, cargada de un feeling que les corre por las venas, como buenos herederos de las doctrinas fundacionales del rock and roll y de una de sus tendencias más seguidas.
Nadie pudo escapar a tamaña energía positiva esa noche. Éxitos del repertorio de Ramones y material amansado por Ward en estos años de carrera en solitario fueron aderezos suficientes para una sala medianamente llena. Lástima que algunos decidieron no llegarse al coliseo, sito en Bruzón y Ayestarán. Perdieron una oportunidad sin igual para apreciar en un establecimiento cerrado la acústica de un grupo en el que no solo se aprecian las cualidades interpretativas de CJ Ramone, sino la belleza sonora de la guitarra en el punk, el vigor de la batería y la secuencial filosofía del bajo metalero. Pero hay tiempo. Esta noche en la Casa del Alba Cultural, la formación musical norteamericana repite el espectáculo. En esta ocasión cierran con broche de oro Habanarte.
Cuba, un viejo sueño
Perceptiblemente emocionado, Christopher Joseph Ward dijo sentirse complacido por pisar tierra cubana. Sabía por los textos de Ernets Hemingway que la Isla tenía una belleza singular y anhelaba ir más allá de esa universal referencia del son, cuando de sonoridad criolla se trata.
Ward esperó la oportunidad y no desistió tras cuatro años de intentos de venir a actuar a Cuba, como dijo a los periodistas a pocas horas de su llegada a La Habana.
“Estamos muy contentos de estar aquí con ustedes. Siempre fui fanático de Hemingway y esto es una experiencia que cumple un gran sueño para mí que data de muchos años… Hemos llegado con la intención de compartir respetuosamente y pasarnos unos días acá”…
Interrogado por OnCuba sobre sus referencias del movimiento metalero insular, CJ Ramone señaló que supo por una investigación reciente de toda esa efervescencia roquera en la Mayor de las Antillas. “No me sorprende que exista un movimiento de esta magnitud acá. Soy fanático del metal extremo y he visto cómo cobra vida en diferentes lugares del mundo. Siempre que exista juventud con ganas de decir algo, habrá una muestra de ese gusto por el rock”, resaltó.
Interesado por saber de las influencias de los cultores del género en Cuba, Ward se alegró gratamente de que los paradigmas de los cubanos sean los mismos que los suyos. Los británicos Led Zeppelin y Deep Purple, así como bandas norteamericanas de la talla de Metálica, son referentes universales. “Lo que es innegable y nos hace uno es que todos tenemos las mismas influencias. Así que todos partimos de una ideología similar”, acotó CJ Ramone.
Ya con muchos colegas estadounidenses acariciando la idea de venir a tocar a la isla, CJ Ramone ha abierto las puertas y es el primero en la vertiente punk en llegarse a La Habana.