Una reina y una faraona se encuentran en Nueva York para destejer la historia de enredos que Oscar Muñoz Bouffartique escribiera. Celia Cruz y Lola Flores, como en una farsa detectivesca, aclaran de una vez y para siempre por qué Songo le dio a Borondongo, y por qué este le pegó a Bernabé, y por qué terminó Muchilanga con los pies hinchados por la burundanga. ¡Monina!
Celia no imagina que su amiga gitana está en el centro de la disputa y, a ratos con música, a ratos con nostalgias, descubren que fue la española la causante del enredo entre los mulatos, un día de 1953 en “la esquina más linda de La Habana”.
“¡Ay La Habana!”, dice Celia, quien ha sido reina en todo el mundo y le han entregado las llaves de las ciudades por donde pasa. “No tengo la llave de La Habana. Me falta mi tierra”. Y son segundos de emoción contenida, un instante apenas para que el público comulgue con el dolor del desarraigo y la ausencia, pero inmediatamente retumba el ¡azúuuucaaaa! , y vuelven a reír y a cantar.
La pieza teatral Burundanga, lío con actrices y muñecos para una Reina y una Faraona del dramaturgo Luis Enrique Valdés Duarte, y que estrenó en 2012 Teatro de las Estaciones, de Matanzas, llegó a Ciego de Ávila durante la V Jornada Títeres al centro y se ganó sobrados aplausos que motivaron, incluso, una segunda presentación.
Solo dos actrices, Sara Miyares (Celia) y Marybel García Garzón (Lola), logran sobre el escenario, y con un retablo sencillo, mantener la atención del público haciendo gala del dominio de varias técnicas de manipulación de títeres.
El autor escoge dos hechos reales: la llamada telefónica entre Celia y Lola, y la grabación del tema musical Burundanga, que le granjeara a la Reina y a la Sonora Matancera un disco de oro en 1957. Luego, construye una historia hilarante en la que la gitana protagoniza, sin saberlo, el misterio de una de las guarachas más sonadas en Cuba.
La V Jornada Títeres al Centro, en Ciego de Ávila, llegó como aluvión de muñecos y cuentos escenificados para confirmar que en el centro del país se consolida una plaza fuerte para este arte en la Isla. Se trata de un encuentro entre agrupaciones que trabajan el teatro para niños y adultos con títeres, organizado por la compañía avileña Guiñol Polichinela, que en su quinta edición tuvo carácter internacional.
La propuesta de 2015 contó con agrupaciones cubanas de renombre como la mencionada Teatro de Las Estaciones, a quien estuvo dedicado el evento, de conjunto con su director Rubén Darío Salazar. Además, hubo participación del Guiñol Nacional, el Guiñol de Camagüey, Tocororo de la capital cubana, los argentinos Tongo y Sotavento, y el grupo uruguayo Andiamo, entre otros.
Como ya va siendo habitual, la Jornada Títeres al Centro cerró con la noche más larga de títeres, un maratón de puestas teatrales en el bulevar de la ciudad de Ciego de Ávila que mantiene a niños y no tan niños corriendo de un lugar a otro en el afán de no perder ninguna de las historias que cobran vida en plena calle.
Una suerte de bilongo cultural que obliga a regresar, noviembre tras noviembre, al centro de Cuba, detrás de la magia de muñecos que hablan, y cantan, y bailan…