Por más de 20 años el equipo de béisbol de Matanzas ha sido un conjunto de muertos vivos. Pero desde la llegada del manager Víctor Mesa, seguido, odiado, y repudiado por muchos todo ha cambiado.
Motivado por la euforia de la 51 Serie Nacional de Béisbol y el despertar de los atletas matanceros, el ingeniero electricista, devenido dramaturgo, Jesús del Castillo Rodríguez escribió la obra Deporte Nacional, con la cual obtuvo el Gran Premio de Teatro en el certamen internacional Poetry Ocean State, convocado por la Cuban Cultural Association & Providence Community Library, del estado norteamericano de Rhode Island en el 2013.
“En Matanzas hubo una conmoción social, producto del desempeño de los atletas de la provincia y yo que fui pelotero, quise escribir sobre algunos temas que nunca había llevado a la literatura, tales como la familia, la emigración, la intolerancia y sobre lo aparentemente insignificante, pero necesario para vivir”, explica Jesús, nombrado cariñosamente Chuchi, entre sus amigos y colegas del trabajo.
Luego de recibir el máximo lauro con esta pieza teatral que se impuso ante otras procedentes de 47 estados de la Unión Americana, de los países de la región y de la comunidad de cubanos residentes en diversas regiones, Deporte Nacional se estrenará en esa ciudad de los Estados Unidos a mediados del mes de abril.
“Presentarla en los Estados Unidos fue una casualidad, vimos por Internet un concurso en Rhode Island, pero casi no nos daba tiempo participar. Entonces una amiga que iba a visitar a la familia la llevó y la entregó. De esta forma el jurado del concurso consideró que era la mejor obra”, comenta Castillo.
La puesta en escena estará a cargo del grupo Ecas Theater y coincidirá con la presentación del espectáculo infantil Pueblito de cuentos, por el grupo Tentempié, del cual Castillo funge como director.
“Es la primera vez que me estrenan una obra fuera de Cuba. Creo que es importante conocer el mundo, que el mundo te conozca a ti, y que nos conozcan a nosotros los cubanos, ya que esta obra no es la visión de un cubano en particular, es la visión de todos los cubanos en general, de cómo vemos los problemas que hay en el mundo, de cómo es la idiosincrasia del pueblo cubano, de nuestros valores. Es una obra que la escribí igual que Pipepa, con el corazón”, aclara el también director y guionista del programa televisivo para niños Barquito de Papel.
En Deporte Nacional se muestra la vida como un juego, en el que se entrelazan historias y argumentos que amenazan la unión y propician la ruptura de padre e hijo, puestos en disputa a partir del eje temático: béisbol y emigración. “Orestes es el personaje protagónico que quiere olvidarse de la pelota porque le recuerda pasajes tristes de su pasado y la llegada de Víctor Mesa hacen que no pueda”, argumenta el Premio Casa de las Américas 1998.
Esta obra contiene eventos de ficción con elementos autobiográficos. En ella una puerta que permaneció cerrada durante largo tiempo se abre al terminar para poner fin a los pensamientos estáticos de Orestes, que Víctor contribuyó a cambiar con sus testimonios y propuso una nueva relación familiar después de años de sufrimiento y dolor.
“Concebí al personaje de Diego, como que está escondido en el closet desde el punto de vista deportivo porque el padre rechaza la pelota y él va a escondidas a jugar. Sin embargo Lalo, delgado y con pelo largo es homosexual y eso no impide que sean amigos ni que le guste el futbol o la pelota”, puntualiza Jesús.
Es una pieza teatral desarrollada en un acto único, con cinco personajes y la escenografía se concibe en la sala de una casa modesta. Al respecto Chuchi explica que “ese es mi estilo para las piezas teatrales, soy un escritor que emplea la técnica cuando finalizo la obra, no mientras la escribo. Después de finalizada la analizo estructuralmente y aplico las que puedan mejorarla desde el punto de vista literario”.
Deporte Nacional será recogida, además, en una antología titulada Del Viento, junto a otras obras premiadas para exhibirla en septiembre próximo en la VII Feria del Libro Dominicano de Nueva York.
En general se espera con esta obra trasladar un pedacito de la cultura cubana hacia Rhode Island y tender un puente amistad entre ambas naciones.
Por: Lis García Arango