Con la voz y el tono únicos que tienen los presentadores de circo, y en un inglés con evidente acento ruso, el Ringmaster los anuncia: “From sensual and rhythmic Havana Cuba, please welcome Sixtooooo & Lucíaaaaaa!”.
El público estalla en aplausos y a una se le revuelve un orgulloso chovinismo que le hace aplaudir más fuerte que nadie. Como en un programa de radio, entra la música latina, y casi al unísono, los artistas. Todo sucede muy rápido. No tengo tiempo ni siquiera de pensar en lo feliz que sería mi novio si yo pudiera vestirme a esa velocidad.
Sixto y Lucía son los magos cubanos residentes en Cuba con más y mejor proyección internacional. Reyes del quick change (cambio rápido de vestuario), una modalidad del ilusionismo sin antecedentes en la Isla, han actuado con las compañías circenses más importantes del mundo.
De China a Moscú, pasando por América Latina han ganado ovaciones, premios y a golpe de puro trabajo, el derecho de estar en el Gran Cabaret, el programa de magia francés donde todo mago quiere estar. La Meca de la magia, digamos.
Lucía es de Guanabacoa y no lo puede negar. Extrovertida, expresiva, “soy de tierra de artistas”, dice con orgullo. Sixto lleva a donde quiera que va lo que aprendió en el Valle de Picadura, Madruga.
Pareja profesional y de vida, Sixto y Lucía, conversaron con OnCuba minutos antes de su espectáculo con el Great Moscow Circus en la ciudad de Johannesburgo, Sudáfrica.
¿Por qué escogieron el quick change?
Sixto: Yo era mago hacía mucho tiempo. En Cuba los magos siempre hacíamos lo mismo, como que todos teníamos más o menos los mismos productos disponibles para hacer la magia… Al no tener tiendas de magia, los productos los fabrica uno mismo. Un día cuando ya estaba junto a Lucía, al regresar de Haití después del terremoto, decidimos darle un giro a lo que estábamos haciendo. Nos gustaba este tema del cambio de vestuario y nos decidimos.
¿Cómo lo aprendieron?
Sixto: Había un video en Cuba de una pareja de cambio de vestuario, una pareja internacional. El video se había regado en los celulares y realmente los magos conocemos los secretos. Buscamos un costurero y empezamos.
Lucía: Igual inventamos un poco, teníamos un poco la visión pero son secretos muy antiguos y le pusimos un poco de cómo creíamos que era. De hecho, no sé si inventamos una técnica o la modernizamos, pero nos funcionó realmente y hasta el día de hoy la hemos mantenido.
Cuando se presentaron en Rusia, obtuvieron el premio de bronce en el International Circus Art Festival de Izhevsk, 2015. Han dicho en varias ocasiones que este premio es un oro para ustedes, ¿por qué?
Lucía: Los rusos modernizaron y popularizaron el quick change en los años 60 y 70, el público de Rusia es muy conocedor de ese número, no es como otros países donde nos hemos presentado y nos damos cuenta de que el público no ha visto este tipo de acto en vivo. En Rusia no, en Rusia el público lo conoce y es muy celoso con él.
Cuando llegaron los cubanos a presentar un número que ellos sienten muy de ellos, nosotros dijimos “vamos a ver qué pasa”. Y no solo la reacción del público fue buenísima, sino que llegamos a obtener un premio.
A pesar de que hoy ya han viajado por más de 18 países, la experiencia de Haití sigue siendo muy mencionada…
Lucía: Haití fue la primera experiencia internacional que tuvimos, fue diferente a las demás y es una de las más importantes que hemos tenido. A Haití nos fuimos de voluntarios con la Brigada Martha Machado 41 días, a un país donde después del terremoto habían muerto alrededor de un cuarto de millón de personas.
Trabajamos en hospitales, en campamentos… trabajamos, incluso, en un campamento que se ubicó cerca de la fosa común, donde enterraron a miles y miles de personas. Llegabas a un orfanato y veías niños tristes, llorando, mutilados. Habían perdido a los padres, a los abuelos o a un amigo. Uno trabajaba y ellos terminaban riéndose.
Fuimos de voluntarios. Lo que nos motivaba era hacer feliz a la gente. Nos acostábamos todas las noches y decíamos wow, hoy hice algo por alguien.
Eso es un artista, ¿no?
Sí.
De ahí a un escenario que parece ser el sueño de todos los magos del mundo, el Gran Cabaret. ¿Cómo sucedió?
Sixto: Nosotros como todos los magos soñamos con pararnos en ese escenario, porque realmente es el top. Un día un amigo nos dice “miren, ya su acto está como para El Gran Cabaret, ¿por qué no lo mandan?” Nosotros dijimos “no, vamos a esperar a ver si nuestro acto está para eso, si ellos lo buscan”.
Precisamente saliendo del Festival de Rusia, Lucía estaba mirando en Internet y sonriéndose. Me dice ¿a qué no sabes de dónde nos escribieron? Le empecé a decir nombres y me dijo: no, de El Gran Cabaret.
Lo curioso era además llegar desde Cuba. Habían llegado otros magos cubanos pero que vivían en otros países. Era un mito. Una vez íbamos para una gira en Cuba y un mago joven nos dijo “para ir al Gran Cabaret hay que vivir fuera de Cuba”. Y nosotros que no, que para ir al Gran Cabaret lo que hay es que tener un buen acto.
Y después la vida nos dio la razón. Fuimos los primeros magos radicados en Cuba que llegaron al Gran Cabaret.
Lucía: Es un escenario al que todos los magos del mundo quieren llegar. En tan solo un mes se arregló todo. Cuando llegamos estábamos a mediados del programa y cuando ensayamos y vieron nuestro acto nos pusieron a abrir el programa porque querían empezar bien arriba. El público se puso de pie completo, nos gritaron ¡Cuba, Cuba!. Aquello terminó en ovación.
Sixto: Estar parado en un escenario donde viste a grandes maestros que creciste admirando, para nosotros fue espectacular.
¿Es real que se conocieron en Carlos III repartiendo tarjetas?
Yo trabajaba en el centro de teatro de La Habana, pero además hacía cumpleaños y fiestas privadas. Un día estaba repartiendo tarjetas en la piñatera de Carlos III y ahí me encuentro a Lucía, haciendo lo mismo. Curiosamente fuimos los dos ese día. Comenzamos a conversar sobre lo qué hacíamos. Luego empezamos a trabajar juntos.
De aquel día en Carlos III a estar en el top de la magia mundial… ¿Cómo viven estar en ese lugar? ¿Se lo creen?
Lucía: Cuando leemos en un artículo”Sixto y Lucía, embajadores de la magia cubana” o cuando vemos que el Great Moscow Circus nos llama a nosotros los cubanos para hacer quick change en un espectáculo de Rusia, creemos que lo estamos haciendo está bien. Y realmente las propuestas de trabajo no paran, con un año de adelanto nos llaman.
Sixto: Pero donde nos lo creemos de verdad es en el escenario, cuando le entrego mi arte al público. En mi vida sigo siendo aquel mismo muchacho del Valle de Picadura.
Lucía: En ese momento somos solo nosotros.
¿Cómo hacen para que el show no envejezca? ¿Cómo se entrena un mago?
Sixto: Como un músico. Yo lo comparo con un pianista, con un guitarrista. Mucho ensayo, mucha búsqueda de información. Nosotros estudiamos mucho que se hace en el mundo en quick change, ese estudio no para. No importa que sea el mismo país, cada show es único. Y nosotros en escena nos movemos en un tiempo muy breve en función de las reacciones del público. Cada presentación es irrepetible.
¿Con esa cantidad de trabajo cómo mantienen el vínculo con Cuba, con el circo cubano?
Lucía: En el año 2015 hicimos parte de las celebraciones del circo Kasajo, nos pidieron un número nuestro, a pesar de que era un un show completamente kasajo. Terminamos a mediados de agosto y llegamos a Cuba un día y al siguiente nos incorporamos a la gira de Circuba.
Cada vez que tenemos la oportunidad de estar en nuestro país tratamos de presentarnos en algún evento, porque queremos mantener el vínculo con el público cubano. En el 2016 la UNEAC nos otorgó el Premio Montalvo a la mejor obra del año, y era la primera vez que se entregaba ese premio. Para nosotros fue un orgullo.
Sixto: Un sueño grande que tenemos es tener un espectáculo completo nuestro en Cuba; no solo con cambio de vestuario, sino donde hagamos otras cosas, pues tenemos grandes ilusiones, todo un show, quizás con algún invitado, pero que sea nuestro espectáculo de magia. Ojalá lo logremos algún día.
Bravo!!!
Waooooo
Orgullo Cubano! Sigan innovando y cosechando éxitos!
Excelente!!!!