No podían imaginar Trey Parker, Robert Lopez y Matt Stone, los creadores de la exitosa comedia musical The Book of Mormon (TBOM) —estrenada en Broadway en 2011—, que el mormonismo encontraría tantos adeptos en tierra ibérica, desde que empezó a representarse en Madrid esta obra en octubre pasado, en una atrevida versión en castellano.
Con adaptación y dirección de David Serrano y producción de la compañía SOM Produce la obra irrumpió el año pasado en la capital española como una puesta arriesgada, incluso controversial, por la que el afamado director, productor, guionista de cine y teatro apostó sin pensarlo dos veces. Ya se había topado Serrano con una adaptación de origen anglófono en Billy Elliot (2017), cuya versión al español se convirtió en uno de los mayores éxitos de los últimos años de teatro musical en España, a las que han seguido West Side Story (2018) y Mamma mia (2022).
La jocosidad e histrionismo de su elenco, salpicados por la picardía y la jerga popular devinieron en un The Book of Mormon al estilo más castizo, donde la risa llama a las puertas, como reza su eslogan.
Su trama se basa en las peripecias de dos jóvenes aprendices enviados a Uganda a predicar la fe mormona. Aunque su propósito esencial no sea la crítica sino la comicidad, expone la insalubridad, la violencia, el machismo y la falta de atención médica en ese país, motivos por los que lejos de asumir las lecciones, los ugandeses se aventuran a hacer sus propias interpretaciones a las sagradas escrituras.
Los roles principales corren a cargo de Jan Buxaderas como Elder Price y Alejandro Mesa como Elder Cunningham. Sin embargo, The Book of Mormon tiene un elenco multicultural, y para orgullo de la Mayor de las Antillas cuatro de los actores de su elenco son cubanos: Jorge Enrique Caballero, Leo Parlay, Javier Aguilera Planas y Rone Reinoso, todos bajo la representación de la agencia Mixtage Talent.
El primero de ellos, con una trayectoria extensa en cine, televisión y teatro cubanos. Su nombre ha integrado los créditos de series y telenovelas tan gustadas como Bajo el mismo Sol, De Amores y Esperanzas, Lucha contra bandidos, del séptimo arte en Kangamba, Siete días en La Habana, Larga Distancia, Melaza, Bailando con Margot, Inocencia, Nido de Mantis, etc. Sin embargo, su proyecto más reciente y personal ha sido la trilogía teatral Ritual cubano, compuesta por los unipersonales Kid Chocolate, Le Chevalier Brindis de Salas y Voces de 1912.
Aunque con menos años de carrera y más centrado en las tablas, Parlay ha conquistado a los amantes del teatro cubano en las puestas Las amargas lágrimas de Petra von Kant; con Teatro El Público, Km 0 junto a Argos teatro o en Los pájaros negros de 2020 con la Franja Teatral, justo con la cual participó en el Festival internacional Il Teatro Nudo de Teresa Pomodoro. En televisión trabajó en la telenovela Los hijos de Pandora.
Por su parte, Javier Aguilera se ha especializado en la danza contemporánea, como parte de las compañías Danza Contemporánea de Cuba, Rakatán y Acosta Danza.
Rone Reinoso es de todos el único con un precedente en el teatro musical español en la obra Tina, el musical. Aunque de Cuba traía experiencias actorales en televisión, cine y teatro dramático como las series Zoológico, De amores y esperanzas, las películas El techo y Regreso a Ítaca y la puesta Los cuentos del Decamerón.
El musical, un desafío
A lo largo de más de ocho meses de funciones, los actores y bailarines cubanos se han desdoblado en pobladores de la tribu ugandesa, donde transcurre la obra.
Mientras intentaba hacerse un hueco en el clásico El Rey León, Leo Parlay rompió el hielo en España con The Book of Mormon. El joven actor y bailarín encarna al general ugandés y considera la obra una oportunidad de aprendizaje enorme para entender cómo funciona el teatro musical desde dentro, un género que en las escuelas de arte cubanas actualmente está bastante olvidado.
“En el ISA, donde me formé, había recibido clases de teatro musical, pero muy básicas, no de manera especializada (…) Me sirvió mucho la experiencia previa que tuve en coros, en clases de danza en mi adolescencia, pero la integración de las tres disciplinas fue el verdadero reto”, nos dice.
Para alguien como Jorge Enrique Caballero, que ha tenido trayectoria en el género como en Carmen la cubana, Plácido y Huevos, The Book of Mormon ha sido un desafío. “No creía que tuviera la capacidad para hacerlo. Venía de hacer un tipo de teatro muy experimental, un teatro dramático, de ritual y el teatro de lo espectacular se me hizo un poco difícil. (…) El aprendizaje es grande, porque aprendes primero la rigurosidad de autodisciplinarte para tener un cuerpo y una voz preparada y una mente óptima para cada día de función. Más el reto de estar todos los días de martes a domingos, con doble función viernes y sábado”, refiere.
Dos meses antes de su estreno, se convocó al montaje, donde fueron determinantes los roles de Joan Miquel Pérez como director musical e Iker Karrera en las coreografías. Durante ese periodo y con el mismo horario de las funciones todo el elenco recibía de forma segmentada en sesiones las tres disciplinas: canto, baile y actuación.
El caso de Jorge Enrique fue peculiar, puesto que arribó a Madrid un mes después, y debió hacer parte de la preparación vía online. “Ensayaba por los audios que me enviaba Leo Parlay, y un grupo de chat. Cuando llegué el 1 de septiembre fui directo del aeropuerto al teatro. Todo el equipo me recibió con un cartel que decía: Bienvenido Jorge Enrique, cantando y bailando un fragmento de la obra. Fue muy bonito. El cartel aún lo conservo, es de las primeras cosas que veo cuando me levanto”.
De forma habitual Caballero interpreta a uno de los soldados ugandeses, aunque en algunas funciones es cover del personaje Mafala, el jefe de la tribu, uno de los principales de la trama: “Este personaje ha sido el más difícil. Jimmy Roca, el actor español que lo representa, me ha ayudado mucho, pero ha sido un poco más complicado en un inicio por la responsabilidad que carga dentro del show en cuanto a escenas dramáticas”.
The Book of Mormon, una historia de risas y éxito
La acogida de TBOM en Madrid no se ha reflejado solo en taquilla, con una venta diaria del 85 y el 90 % de los cupos, la mayor en ventas de los 13 estrenos de musicales en esta urbe en 2023, sino también a nivel artístico.
El pasado 10 de junio se alzó como el gran triunfador de los XVI Premios de Teatro Musical, con cuatro galardones, un premio que reconoce, desde 2007, los mejores musicales estrenados en la capital del género en Hispanoamérica y la tercera ciudad de mayor prestigio a nivel mundial en este tipo de teatro. Se podría decir, en términos mormones, que la misión Madrid ha sido todo un éxito.
Por el contexto que retrata resulta una puesta multirracial y multicultural, lo que ha derivado en un intercambio muy positivo en pos de la integración de todos y la libertad creativa.
“Para mí esto ha sido una experiencia a nivel personal y profesional extraordinaria. He tenido que aprender a observar con atención, a identificar lo real, a identificar el fallo y a soportarlo, a no perder el objetivo y a poner un sí por encima de todo. La integración con el elenco fue muy bien, todos han sido muy sociables, divertidos, con mucho entusiasmo y ganas y eso hizo que encajáramos perfectamente, comenta Javier Aguilera Planas.
Esa misma sensación es la que define Parlay como la clave del éxito de la puesta: “La gente sale muy contenta de la sala del Teatro Calderón, ríe mucho todo el tiempo, desde el minuto cero hasta que acaba la obra. Es maravilloso ver cómo la gente disfruta y cómo se va más feliz del Teatro Calderón luego de pasar por The Book of Mormon”.
Al final, el teatro es un poco de diversión también, “cuando deja de ser divertido…” comenta Parlay. “Aunque hagamos Hamlet, aunque hagamos una tragedia, tienes que disfrutarlo sino deja de tener sentido”, añade.
El humor negro… lo amas o lo odias
The Book of Mormon es un texto contemporáneo, atrevido e irreverente. Así lo cataloga Parlay, incluso “un poco falta de respeto y de pudor”, y eso lo hace muy risible, divertido y provocador. Fue esta una razón por la que Caballero dudó al comienzo si era el espectáculo que quería hacer.
“Es una crítica muy ácida, un humor muy negro, muy agresivo y que puede ofender a cualquiera… como ha ocurrido. Hay gente que se ha levantado y se ha ido, aunque muy pocos”.
Sin embargo, una vez en el ruedo ha agradecido la libertad en la dirección y el montaje de David Serrano, que además de permitirles “jugar” y aportar ideas, ha hecho un trabajo de adaptación donde se mantienen las esencias de los personajes y sus conflictos, e incluso ganan fuerza.
Convertirse en la mejor obra musical del año en Madrid, como lo ratifica también la Academia de las Artes Escénicas al concederle el premio Talía a Mejor Espectáculo de Teatro Musical, ha hecho que la aventura por las salas de teatro continúe una segunda temporada. La cita con las risas iniciará el 19 de septiembre próximo.
Algunas cosas habrán cambiado, como la presencia de Leo Parlay, quien en su segundo intento ha logrado colarse en su musical de ensueño El Rey León, donde interpreta a Mufasa en el Teatro López de Vega en la Gran Vía de Madrid. En su lugar, entra otro coterráneo, el cantante lírico Yansel Monagas.
“La vida da vueltas raras… hace un año y algo atrás visualicé esta máscara de León sobre mi cabeza, finalmente estuve casi a punto, pero no fue en ese momento… En la noche vieja del 31/12/2023 recibí el año nuevo 2024 en el escenario de El Rey León de Madrid”, dejó escrito en su cuenta de Instagram Leo Parlay, celebrando también esa oportunidad en su carrera.
Mientras, el ex bailarín de Acosta Danza y Jorge Enrique Caballero continúan dando riendas a la historia de los mormones, paralelamente a otros proyectos, como resultará la participación de este último en el relanzamiento de la gustada serie española Física o química.
Sea en su segunda entrega en la escena madrileña, de gira por otras ciudades o en nuevos proyectos, The Book of Mormon habrá dejado huella tanto en espectadores como en protagonistas. Quién sabe si se nos escape de vez en cuando esa frase tan repetida y risible a medio camino entre la resignación y el choteo de la que se acuña la puesta: “Hasa diga Eebowai”… sirva también como incógnita que invite a descubrirla desde alguna butaca del Teatro Calderón.