Desde que egresó del Instituto Superior de Arte (1989), los personajes interpretados por Yazmín Gómez para la televisión, el cine y el teatro la han hecho crear un estrecho vínculo de familiaridad con el público cubano.
El compromiso con el arte y la versatilidad han marcado la trayectoria profesional de quien aprendiera las bases del arte dramático nada menos que con Raquel, Vicente Revuelta y otra grande de la actuación cubana como Corina Mestre. Desde sus inicios en Teatro Estudio y bajo los comandos de estos referentes, la actriz se destacó por su habilidad para interpretar personajes complejos, lo cual luego haría con igual maestría en el cine y la televisión.
Nacida el 30 de septiembre de 1966 en La Habana, Yazmín ha sido reconocida por la excelencia interpretativa en los dramatizados nacionales El eco de las piedras (1998), Doble juego (2002), La cara oculta de la Luna (2005), Oh La Habana (2007), entre otros.
En entrevista con OnCuba, la Artista de Mérito de la Televisión Cubana (2021) agradeció a quienes la han acompañado en su recorrido por esta profesión y contó algunas de las experiencias que han impulsado su pasión por el arte.
¿Encontraste en la actuación una forma de darle sentido a tu vida?
Muchas cosas le dan sentido a mi vida. En cada etapa algunas toman más protagonismo que otras. A la actuación le he dedicado mucho tiempo y es un complemento de todo lo que me hace sentir bien.
Tu primera escuela fue el teatro. ¿Este medio es el lugar ideal para que una actriz se desarrolle a plenitud?
Como bien mencionas, mi primera escuela fue el teatro. Mis profesores fueron Raquel, Vicente Revuelta y Corina Mestre. Mi primer escenario fue Teatro Estudio; allí tuve la oportunidad de aprender de estos grandes maestros de la escena cubana. Ellos me dieron las herramientas para desarrollarme en esta profesión. El teatro es un medio que forja al actor. Todas las personas que incursionan en esta carrera deberían experimentarlo.
¿El mundo del arte es una combinación de talento y perseverancia?
La combinación de talento, perseverancia y disciplina es determinante para todas las profesiones. Por más talento que tenga, si una persona no se centra y no visualiza sus metas, no va a lograr nunca sus objetivos. Esta es una profesión cuyo desempeño depende en cierta medida de otras especialidades; la actuación es un oficio de creación colectiva. Para que las cosas funcionen tienen que estar sincronizados todos los que intervienen en el proceso.
Lo primero que hiciste en televisión fue una escena de la serie El capitán Rolando (1990). ¿Qué aprendiste a nivel interpretativo con esta experiencia?
Sentí muchas satisfacciones, a tal punto que hubiera querido que siempre me acompañara ese equipo de actores, especialmente Elmo Hernández, con quien tuve un intercambio muy motivador durante la etapa de realización del audiovisual. Fue mi primera oportunidad en este medio; posteriormente pude continuar desarrollándome en otros proyectos.
Otro de tus personajes más recordados es María Esther, de la telenovela Aquí estamos (2010). ¿Qué recuerdos atesoras de esa producción?
La recuerdo con agrado. Desde que me entregaron los guiones conecté con la historia de mi personaje y disfruté trabajar con una generación de jóvenes talentosos que posteriormente tuvieron una importante presencia en nuestros medios de comunicación. Además, tuve el privilegio de ser dirigida por Rafael “Cheíto” González y Hugo Reyes.
¿Qué rasgos de la personalidad de María Esther comparte Yazmín Gómez?
A María Esther, como a mí, nos gusta que la vida sea de prosperidad y belleza.
Anteriormente expresaste que te gustaría darle vida a mujeres trascendentales de nuestra historia. ¿A quién específicamente interpretarías?
No hay un personaje específico que quiera interpretar, pero considero que en los medios de comunicación de Cuba no se han contado lo suficiente las historias de vida de personajes femeninos que se han destacado a lo largo de nuestra historia.
Hábleme de su participación en las aventuras Memorias de un abuelo (1999) y de tu personaje, Mónica. ¿Cómo fue la interacción entre actores de diferentes generaciones?
Mónica también fue una experiencia bonita, y de la que guardo muy buenos recuerdos; era periodista. Además de la motivación de ponerme en su piel, este audiovisual fue retador; hacer historias de épocas no vividas es muy atractivo. Los actores noveles tenían un gran peso en la trama central. Tengo que decir que estuvieron a la altura y defendieron muy bien sus personajes.
¿En alguna producción a lo largo de tu carrera tuviste que mostrarte alegre a pesar de estar atravesando un mal momento a nivel personal?
Los artistas somos personas que, como todo el mundo, tienen sus altos y bajos, pero intentamos que las situaciones de índole personal no nos afecten y buscamos mecanismos y resortes para dejarlas fuera del trabajo. Cuando estás creando debes estar en función de la obra; las emociones personales deben “dormir” para que puedas asumir otra personalidad, otra persona emocional e intelectual.
¿Las mejores cosas en la vida pasan en el momento exacto o hay que salir a buscarlas?
Como te mencioné antes, en todo lo que uno haga en la vida tiene que poner su impronta y dedicarse en cuerpo y alma para poder materializarlo. En este oficio tienes que estar listo para aprovechar las oportunidades que se te presenten y dar el máximo porque una mala decisión puede pesar por el resto de tu carrera. Tienes que olvidarte de todo lo que has hecho anteriormente y mentalizar que lo que estás haciendo en el presente es lo que te va a definir.
Comentaste en otro espacio que el personaje que defendiste en la película ¿Por qué lloran mis amigas? (2018) no era el que más te gustaba. ¿Cuál era el que anhelabas?
Desde que me propusieron ser parte de ese elenco me animó la idea de trabajar en él, porque visibiliza varias de las problemáticas que enfrentan las mujeres en nuestra sociedad. También por la posibilidad de trabajar con mis colegas Luisa María Jiménez, Amarilis Núñez y Edith Massola.
Otro regalo fue ser dirigida por Magda González Grau, con la que quería coincidir en un audiovisual. Respeto mucho su obra y todo lo que ha conseguido en este medio. En el momento de hacer la película, el personaje que más me gustaba era Gloria, que finalmente terminó haciendo Luisa María Jiménez.
Si se realizara una segunda parte de este largometraje, ¿que te gustaría que ocurriera con tu personaje?
Si se realizara una segunda parte estaría expectante de lo que estuviese sucediendo con nuestras historias; dejaría que el guionista nos sorprendiera con su talento y nos presentara a estos personajes después de algunos años.
¿Poder elegir esta profesión es un lujo?
Claro, es una gran suerte poder elegir y desempeñar la profesión que uno quiere y a la que ha dedicado gran parte de su vida. Agradezco por ello a la vida y a todas las personas que han tributado a mi crecimiento profesional.
¿A qué factores se debe el reconocimiento que has alcanzado? ¿Consideras que has llegado a donde querías?
En el ámbito profesional siempre hay insatisfacciones, como en el personal. El reconocimiento, en el primer caso, debe venir de las personas que aprecian y se identifican con tu trabajo. Las cosas suceden cuando tienen que pasar y el calificativo se lo damos según las circunstancias del momento. El reconocimiento es circunstancial, voluble, y es algo que no puedes controlar, por eso me limito a hacer mi trabajo y a agradecer de corazón cuando lo recibo.
¿Qué habilidad o talento te gustaría tener?
Soy una persona bastante conforme con las cosas que me ha otorgado la vida y con las que he conseguido gracias al empeño y a la dedicación que he puesto en todos los ámbitos. Tendría que decir que me gustaría tener talento para todo, pero reconozco que sería muy aburrido.
¿La música es un sueño no realizado?
La música siempre ha estado presente en mi vida y es algo que me estimula cuando estoy creando. Esa pasión la estoy viviendo a través de mi hija, que se ha dedicado a esta manifestación artística y me ha regalado momentos muy lindos.
En tu lista de cosas maravillosas, ¿qué pones?
Mi lista de cosas maravillosas está encabezada por mi hija. Le siguen la belleza de la naturaleza, la inteligencia y las habilidades excepcionales de muchos seres humanos. Por último, la gracia divina que me permite existir.