Su carrera se transformó con el personaje de Minita en la telenovela Al compás del son, dirigida por Rolando “Chino” Chiong. Antes había protagonizado los teleplays Con el gris posado en la mejilla y Un magnífico día para el pez plátano, pero la continuidad de Minita a cada episodio la acercó más a los televidentes cubanos.
“No sabía nada del casting hasta que una amiga me cuenta que estaban en busca de actrices que pudieran cantar. Me pidió que me presentara. Me envalentoné, porque me daba mucha pena, y me aparecí en el edificio en el que hacían el proceso selectivo. Pasé, me entrevisté con el Chino, quien ya conocía mi trabajo. Le había dado el personaje de Minita a Aleanys Jáuregui, pero ella estaba en el elenco de ¿Jura decir la verdad?”. Sobre el personaje, cuenta: “Era una muchacha con muchos sueños, estudiaba, tocaba piano, cantaba, era profesora de canto. Llevaba años comprometida con su novio y no acababan de casarse. Entonces se crea el triángulo amoroso”.
“La novela marcó a la gente, creo que fue de las primeras en tener tanta música. Los actores disfrutamos mucho el proceso de investigación de la época. Todo lo que me dejó Minita fue positivo. Me sentí muy apoyada por mis colegas. Cuando se empezó a transmitir estaba en México haciendo teatro musical y no disfruté tanto el impacto que tuvo en la gente. Fue agridulce, porque me encantó hacer el personaje. Hasta el día de hoy se habla de esa novela”, señala.
Hoy reside en Miami, donde continúa vinculada al arte. Además de actuar en grandes obras contemporáneas como Hierro, de Carlos Celdrán, escribió y dirigió la comedia musical ¿Y tú qué has hecho?, en la que tres amigas se reencuentran luego de muchos años y, aunque en un inicio todas ocultan partes de sus vidas a las otras, la entrada del personaje de la tía desentraña la verdad. La puesta en escena trata sobre la migración, las relaciones de pareja, entre otros temas, como el machismo. Todo sucede entre canciones, pues la música ha sido central en la carrera de Rachel, también cantante.
En la actualidad, con su compañía Soul Entertainment, está produciendo Locos de amor, dirigida por Yeandro Tamayo en Miami, cuyas fechas y lugar de estreno anunciarán próximamente. Además, se encuentra preparando un nuevo espectáculo unipersonal donde fusionará música y actuación, una mezcla de stand up comedy con teatro musical que, según la artista, mostrará una faceta suya con una especie de vedetismo, de show woman. Mientras trabaja, escribe, y produce, se prepara para aprender a cantar en dialecto andaluz.
¿Qué papel ha marcado más recientemente tu carrera?
El de Carmen Miyares de la obra Hierro, dirigida por Carlos Celdrán para Argos Teatro. Significó muchos retos a nivel personal y artístico; llegó en un momento de madurez. Nunca antes había enfrentado a un personaje real. El proceso de investigación fue muy grande. Saber que esa mujer tuvo la relación que tuvo con José Martí, con su esposo y sus hijos, me hizo poner el triple de corazón, tratar de sentirla. Fue casi como un trabajo espiritual.
La historia es hermosa. Es de las grandes obras del teatro cubano. Carlos Celdrán es mi maestro. Hierro ha sido uno de los procesos más grandes que he vivido en el teatro. Al público le encantó. Se hizo después para la televisión y lo presentamos aquí en Miami, fue maravilloso, una obra que me dio premios y la oportunidad de crecer mucho como ser humano y como actriz.
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¿Una canción que te haya dejado una huella especial?
“La Parrandita de las Santas”, porque resume mucho a la guarachera que llevo dentro, que no he podido todavía sacar a plenitud. Para mí Celia Cruz es una de las figuras emblemáticas de la música cubana y un ejemplo, alguien a quien tengo en mi horizonte musical. Además, fue una de las primeras canciones a las que le hice audiovisual en mi carrera. Fue de la mano de Yeandro Tamayo, que es mi amigo y me acompaña en todos mis proyectos musicales. A la gente le gustó mucho sentir ese tema de Mane Ferret en mi voz.
Resides en Miami, donde has continuado vinculada al arte. ¿Qué ha sido lo más complejo de recuperar después de irte de Cuba?
Creo que volver al centro, a uno, al viaje interior y preguntarse: ‘¿qué quiero?’, ‘¿a dónde quiero llegar?’. Cuando uno emigra se enfrenta a tantos cambios, es como nacer de nuevo. Se organizan prioridades. Primero está la supervivencia: poder pagar gastos y tener un techo. Los sueños empiezan a hacer cola hacia atrás. Desde que llegué he tenido la posibilidad de cantar y hacer teatro, quizás no todo lo que quisiera, pero me queda claro que si hay algo que me apasiona en la vida es hacer ambas cosas.
Sin embargo, he tenido que abrirme a otra faceta, la de maestra de música, actuación y teatro musical, un poco para calzar esos proyectos e irlos introduciendo poco a poco. Creo que sí se puede. Ahora estoy encaminada a lograr un objetivo muy importante para mí, que es llegar a producir mis espectáculos, hacer obras propias.
No he dejado de soñar ni de hacer esto que tanto me gusta. He participado en algún que otro comercial audiovisual. Me fascina el cine. Es una pena que aquí no se haga mucho, que tampoco desarrollen tantos audiovisuales y que el mercado para los cubanos esté muy cerrado.
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Entre la actuación y el canto, ¿de cuál podrías prescindir?
No te puedo decir, porque en cada una de esas facetas me desdoblo y saco un pedazo de Rachel. Cuando la actuación llegó a mi vida yo venía de estudiar música en nivel elemental y medio. Me había acabado de graduar de la Escuela Nacional de Arte (ENA) en dirección coral. Cuando decidí hacer el tránsito hacia la actuación, ya había empezado a ir al teatro y sabía lo que es estar en el escenario. Ese bichito se apoderó de mí y nunca más salió.
Cuando estoy en el teatro, en el proceso de leer guiones y crear el personaje, me siento viva. No tengo con qué compararlo. Es más o menos lo mismo que siento en un musical. Disfruto, sobre todo, la etapa de ensayo, de montaje, es cuando más feliz soy.
Luego, cuando sube el telón y salgo a cantar o actuar, me siento viva, puedo ser yo. Para mí no hay mejor expresión más alta de felicidad. Me expreso a través del arte. La dirección le da forma a mi creatividad. No me considero directora todavía, porque respeto mucho esa profesión, pero sí soy creativa. Me gusta poner en acción las ideas.
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En la composición musical, ¿de dónde viene la inspiración para crear?
He escrito muy pocas canciones, porque me castigo mucho, me limito en ese sentido, pero en Travesura Musical, una serie de televisión para niños, escribí algunos de los guiones, actué y formé parte del proceso creativo junto a Jorge Pedro Hernández. Gran parte de las canciones son mías, otras de mi madre Elvia Pérez, y de Kiki Corona. Fue una gran escuela.
Era un trabajo por encargo, había un tema y tenía que componer una canción. Te dan un pie forzado y debes crear sobre esa base. Mi creatividad se expandió y me demostró de lo que soy capaz. Eso es lo que más le agradezco, independientemente de su belleza y de la función que cumplió. Creo que la inspiración viene cuando estoy motivada, cuando tengo fe en algo.
¿Cómo logras mantener ambas vocaciones, la música y la actuación, activas en su vida?
Siempre hay una que sufre, que se relega; depende del momento. Hasta que no sea completamente autónoma, capaz de hacer todos los proyectos que quiero, habrá una parte de mí que logra algo, mientras otra espera.
Todavía no he podido hacer todo lo que quiero, cantar canciones creadas para mí, hacer los personajes que quiero, las obras, ya sea actuadas o dirigidas por mí. Entre los proyectos que me interesan está invitar directores a que me dirijan, ese tipo de cosas me encantaría, trabajar con determinados actores, amigos, y en general. Tengo pendientes en el teatro, la música, el audiovisual.
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¿Cómo es la remuneración en el teatro?
Están los grants (becas) que otorgan a compañías sin fines de lucro. Es una gran ayuda, pero hay que pasar por un proceso para lograr ese dinero del gobierno. Las personas se aventuran a hacer teatro de manera más comercial, pero tienen que buscar presupuesto e infraestructura.
En el tránsito el que sufre, de alguna manera, es el actor. Supongamos que pagan bien las funciones, pero no se ha logrado que paguen el proceso de ensayo, el creativo, que es uno de los más duros. La mayoría de los actores trabaja en otras cosas. Son muy pocos los que pueden vivir de hacer solo teatro.
¿Cómo describirías la creación teatral en Estados Unidos?
Se está haciendo bastante teatro, estoy feliz con eso. Todavía no es suficiente. Hace falta más, que se abran puertas para nuevos creadores y artistas. Hay muchos poniendo su granito de arena para que la escena teatral cubana crezca aquí. Se necesita más apoyo, y esto es importante, porque el teatro es costoso, muy difícil de hacer y requiere esfuerzo, tanto del director en la parte creativa, como de la producción y los actores.