VIVIART: para sentir nuestro arte

Todas las manifestaciones del arte, las tendencias y los estilos combinados en completa armonía. Eso es Viviart, un proyecto que se esfuerza por promover nuestra cultura, pero también por enriquecerla a través de la unión de todas las líneas de creación. Nueve profesionales y un batallón de colaboradores, construyendo un espacio para todo el buen arte que se hace en nuestra Isla.

On Cuba pudo intercambiar con algunos de sus miembros: Giselda Hernández, a cargo de las artes plásticas; Vivian Batista, en la sección de la música; Julie Rabelo, en los proyectos y Dadne Carbonell que, según afirma, dirige más o menos la comparsa. La conversación con el equipo de Viviart es un diálogo ameno, en el que se hace evidente su naturaleza de proyecto ambicioso que, a pesar de su corta edad, ha encontrado el camino para lograr sus objetivos.

¿Cómo nace Vibraciones Vitales del Arte y por qué?

Dadne: La idea data de hace tres años. Viviart viene a mi mente durante la Jornada de la Cultura Cubana, celebrada en el Pabellón Cuba. En un mismo lugar confluían diferentes manifestaciones del arte: una sala de exposiciones, trova por aquí, agrupaciones de gran formato por allá; pero al final no me pareció que el público percibiera el objetivo general de relacionar tendencias.

La base de Viviart, en pensamiento, fue crear un espacio donde confluyeran varias manifestaciones y que funcionara. Desde entonces el proyecto ha derivado en algo más sólido. Nos dedicamos a la promoción de los artistas de nuestro catálogo y le mostramos al mundo cómo funciona la cultura cubana, la real -por decirlo de algún modo- que las instituciones tocan, pero poco.

Vivian: Viviart es un proyecto que apoya todo el arte cubano, siempre que sea genuino y de calidad. No estamos encasillados en una tendencia, en el caso de la música hay productores dedicados al hip hop, otros a la trova.

Julie: Las premisas van del diálogo, del enriquecimiento entre manifestaciones, y, más que eso, entre culturas. Por ejemplo en un proyecto comunitario se vinculan vecinos, artistas y varias manifestaciones; de ahí surge algo nuevo.

¿El proyecto es independiente?

Dadne: No, independiente no. Esa es una palabra prohibida porque puede confundirse con muchas cosas. No me gusta catalogar el proyecto así. Somos una cooperativa, amigos que se unieron para hacer cosas democráticamente. Muchos proyectos independientes han sido censurados, incluso algunos que han trabajado conmigo y no me gusta estar en ese saco, sobre todo con los temas que estamos tocando ahora, de alguna manera políticos. Siempre que se habla de “independiente” uno se pregunta de dónde sale el dinero. Para solventar el proyecto nos ayudan escuelas de otros países interesadas en la cultura cubana y asociaciones con objetivos similares a los nuestros.

¿Cómo enfoca Viviart la promoción de nuestra cultura?

Vivian: Lo más importante es que Viviart lleva  a las personas que vienen a los encuentros a la cultura genuina, a la que no está edulcorada. Son recorridos que conducen a cosas muy interesantes, que no se encuentran en otros intercambios. Por ejemplo llegamos la casa de un artista, dónde pueden preguntar cómo trabaja, cómo crea.

Giselda: Mostramos lo que sucede en Cuba cotidianamente, no es que se prepara un lugar para que lo conozcan, el objetivo es que vean lo que está sucediendo, el concierto o el festival del momento.

Julie: El interés de intercambio existe, los enlaces son los que fallan, hay mucha gente que quiere venir a Cuba a hacer arte. Nosotros propiciamos un encuentro con cubanos reales, encuentros personales y personalizados.

Dadne: Los intercambios no son tours, no llevamos a nadie a Varadero, lo que hacemos es mostrar arte, vamos por ejemplo a Regla y simplemente decimos esto es Regla ¿quieren ver un toque de santo? Actualmente hay escuelas de arte que nos contactan porque están interesados en la cultura cubana.

Nosotros organizamos una peña, un intercambio como el que hace un tiempo tuvo lugar en Trinidad con artistas daneses, donde músicos de ambos países compartieron el escenario. Para el 2013 estamos concretando un encuentro con artistas norteamericanos interesados en intercambiar en Cuba.

En tanto promociona el arte cubano Viviart aúna manifestaciones artísticas, para ello trabaja directamente con los artistas. ¿Cómo conforman el catálogo?
Dadne: Evitamos herir sensibilidades, pero no somos un saco donde todos caben. El equipo decide quién entra en el proyecto según su estética y lo que defiende. Buscamos artistas jóvenes con poca promoción, cuyo arte sea de calidad y que la juventud y la sociedad acepten su discurso. No importa si es empírico o si ha estudiado, ni si está vinculado a una institución o no.

Nosotros no promovemos artistas ya reconocidos, como los que se dedican a la música popular o al reguetón, ellos no nos necesitan. Sin embargo, en la calle hay mucho arte sin un espacio, y es importante crearlo. Los espacios destinados hoy a la juventud a veces no están acordes con sus intereses, buscan otro tipo de arte y no lo encuentran, aunque nadie es culpable de esto, la culpa cae en el piso.

Giselda: En el caso de la plástica no nos interesa el trabajo de los artistas de la feria, que es meramente comercial, ni el de pintores famosos. Vamos a las exposiciones y valoramos el trabajo, porque hay muchos artistas desconocidos. También hay quienes se enteran del proyecto y nos contactan.

Julie: Esto no significa que no trabajamos con los artistas de obra sólida. De hecho nos nutrimos de ellos, propiciamos el intercambio entre dos generaciones diferentes que se enriquecen entre sí, se unen la frescura de las nuevas generaciones con otras escuelas.

En su labor de aunar estilos y manifestaciones artísticas Viviart ha llegado a toda Cuba. ¿Qué experiencias han dejado los encuentros con la comunidad?

Julie: La idea de relacionarnos con la comunidad comenzó cuando los artistas que no tenían un espacio para expresarse pensaron precisamente en la comunidad. “No tengo a dónde ir ¿pero por qué buscarlo? Mi casa puede ser un centro de creación donde yo brinde otra perspectiva a personas que por tener una miseria material, no necesariamente tienen una miseria espiritual”. Si hay artistas que hacían esto y otros que querían hacerlo, todos podíamos colaborar. El trabajo también es educativo, llegamos a los lugares a mostrar qué es arte, enseñamos por qué un grafiti puede ser arte y no vandalismo.

Dadne: Te voy a hacer una historia. En Santiago de Cuba trabajamos con el proyecto Sonido Urbano, que lleva el arte a los lugares con más problemática social. Estando ahí ellos preparan la puesta de un documental brasileño en uno de estos barrios, Portuondo. Cuando llegamos la gente estaba en la calle viendo el documental en una pantalla. Todo el mundo interactúo con nosotros, se tiraron fotos con Raudel, con Aldo, fue un intercambio muy bonito.

Viviart también organiza conciertos ¿Cuánto trabajo implica la producción?

Dadne: Bueno, nosotros no somos productores, pero a la hora de darle promoción al arte hay que producir, es una herramienta necesaria. Para tener un concierto en Cuba primero hace falta el apoyo de las instituciones, hasta ahora no hemos tenido problema con eso. Todos los lugares a los que Viviart ha llegado con un proyecto han dicho que sí. No se han negado ni con los artistas cuya arte de alguna manera critica fuertemente a la sociedad. El sector de cultura que hemos tocado nos ha abierto la puerta. Cada producción es única, a lo mejor no es un concierto de lujo, pero la gente puede ir y disfrutar.

Pero además de organizar los conciertos también, hacen audiovisuales…

Dadne: Sí, estamos haciendo una labor de documentación. El audiovisual es la memoria de lo que hacemos. Tenemos un archivo en el que vamos colocando grabaciones de los conciertos, las conservamos para mostrarlas cuando sea oportuno. Los videos también los subimos a youtube o a nuestro sitio y se lo damos al artista como un medio para promover su obra. Si alguna institución o una disquera están interesadas en el producto que hacemos y quiere conveniar con el artista y con nosotros para comercializarlo tenemos las puertas abiertas.

En dos años Viviart ha hecho mucho ¿cuáles son sus próximos proyectos?

Giselda: Mientras damos cobertura a todas las actividades de los artistas plásticos del catálogo, organizamos varias exposiciones. En octubre tenemos una en el Hotel Palco, precisamente donde debutó Viviart. Para noviembre tenemos en el Centro de Desarrollo una exposición de Tomys Ortiz, con performance incluido y estamos creando condiciones para exponer en Brasil el próximo año.

Dadne: Este sábado tuvimos un concierto de mujeres, estuvieron Sigrid, el dúo Jade, M Alfonso entre otras. Cada una tiene una estética y un estilo particular, nos gustaría poder llevar este proyecto a las provincias y que allí se vayan incorporando otras artistas. Estamos preparando un concierto de Escuadrón Patriota el 29 de este mes, si no varía, porque es un concierto muy complejo con una banda de músicos completa. Además coordinamos un concierto especial en el extranjero donde se van a unir las artes plásticas con la música de los raperos Alexei, el tipo este, y Raudel.

Cada vez que lanzamos un proyecto no sabemos la expansión que pueda tener. Lo que Viviart siempre quiere es que el público pueda interactuar con diferentes vertientes artísticas en un mismo espacio. Nuestro sueño es que un bailador de son pueda ir a un concierto de rock.

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