Cuba ha puesto contra las cuerdas a la selección universitaria de los Estados Unidos. Los ha colocado a un paso de devolverle la barrida que sufrieron hace un año. A los anfitriones solo les resta consumar la estocada final, un golpe que, como se han visto las cosas en los cuatro encuentros escenificados, no parece una faena demasiado compleja.
Los últimos dos zarpazos de los cubanos reafirman su superioridad en el terreno. Dos victorias sin excederse, dependiendo incluso de los propios errores de los norteños que en esta doble jornada dejaron al desnudo muchas de sus fisuras: defensa endeble, ofensiva exigua y lanzadores sobrados de armamentos pero cortos de calibre.
Dos por una fue el primero de los marcadores. Un resultado que no refleja lo que fue ese partido, esas nueve entradas sosas, decoradas por pifias inermes y por la ociosidad de los maderos. Las actuaciones de los abridores de ambos equipos, Yusmel Velázquez y Carson Falmer, no fueron para nada destacables.
La nota positiva vino del brazo derecho del artemiseño Yunieski García que de relevo se llevó todos los aplausos con sus lentos envíos rompientes y su meticuloso control de la zona de strike. Así, con tan poco, Cuba aseguraba el tope bilateral de antemano y dejaba para que en el segundo round de la velada, los suplentes del plantel también tuvieran su oportunidad.
Entonces, con los jugadores de cambio y el zurdo matancero Yoanni Yera subido en el montículo, la nave de Alfonso Urquiola le fue arriba, de inmediato, a los estadounidenses. Sin dejarlos respirar castigaron al abridor Lemoine y antes de que acabara el primer tercio del partido ya estaban arriba en el marcador por 6 a 0. Todo el lineup produjo, sin excepción alguna, con destaque sobre todo para Yadiel Hernández que conectó doblete con las almohadillas congestionadas.
La ruta se le hizo más fácil a Yera que transitó con tranquilidad, al punto que ese sosiego palpable le jugó una mala pasada al relajarse en el box y permitir que los norteamericanos descontaran en varios capítulos, uno de ellos por cuadrangular por la banda derecha de Banks.
Sin mucha preocupación fue traído desde el bullpen el tunero Viera para terminar el encuentro en paz, con el pizarrón que señalaba en el último inning 7 anotaciones por 3. Carlos Juan retiró por su orden a los tres bateadores que enfrentó para poner en punto de mate el tope.
Al match le resta un juego y de seguro va a hacer el más ecuménico (lo pronostico). Uno, porque Cuba desea relamerse en la venganza de una barrida, y dos, porque este equipo de chicos norteños no ha mostrado ni por asomo su mejor cara y no querrá irse de la Isla con el rostro compungido.