“Es difícil llegar del invierno, bajo techo, a competir aquí; es bastante incómodo, pero no pienso tener problemas”, decía Juan Miguel Echevarría a OnCuba 48 horas antes de su primer y explosivo brinco al aire libre en el 2019.
Para el camagüeyano nada parece ser un obstáculo cuando ataca el tanque de saltos en perfecta sincronía, con un ritmo endemoniado que le da el impulso necesario para aterrizar en arenas prácticamente vírgenes.
Así lo demostró en la Copa Cuba de atletismo, con estirón de 8,92 metros que, a pesar del viento a favor de 3,3 metros por segundo –el permitido es de hasta 2 m/s–, lo coloca más cerca del templo de los dioses de la modalidad, dígase Mike Powell, Bob Beamon y Carl Lewis.
Su marca está entre las mejores de la historia al margen del viento, pues en condiciones tan favorables solo Powell y Lewis rebasaron la barrera de los 8,90, sin obviar que Iván Pedroso también tuvo un salto de estas características en Italia, pero no fue reconocido por diversas irregularidades.
Beamon predice un salto de más de nueve metros y mira al cubano Echevarría
De acuerdo con el criterio de Daniel Osorio, entrenador de Echevarría, sin el impulso del viento, el ejercicio del joven saltador este domingo le hubiese valido para una marca entre 8,50 y 8,60, una barbaridad en este momento de la temporada.
A su saga quedaron otras dos jóvenes figuras: Maikel Massó (8,30) y Lester Lescay (7,77), quienes redondean un excelente y prometedor team de saltadores, aunque –al menos de momento– tienen que contentarse con el papel de escuderos de Echevarría.
Juan Miguel ha buscado entrar en calor desde bien temprano en la campaña, teniendo en cuenta el parón tan grande que sufrió en el último semestre del 2018, cuando una lesión en la pierna derecha lo sacó de las pistas.
“Me ha costado regresar porque tuve un déficit competitivo muy grande; fue difícil volver a las pistas. Pero salí a hacer los primeros saltos desde febrero porque necesitaba saber en qué punto me encontraba, evaluar mis respuestas a la tensión de un evento y ganar algo de rodaje de cara a la temporada al aire libre”, dijo Juan Miguel a OnCuba.
“Me siento bien”, añadió Echevarría, pese a un esguince de grado 1 en el tobillo derecho que sufrió este mismo domingo en la pista de calentamiento del Estadio Panamericano en La Habana, sede la Copa Cuba.
Daniel Osorio recalcó que no se trataba de nada grave y que, de ninguna manera, la molestia pone en peligro sus retos inminentes. Estará de vuelta a las pistas en el lapso de una o dos semanas, si no existe otra complicación.
El gen competitivo de Echevarría le impide olvidar su salida prematura de la escena en 2018, sobre todo en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla, Colombia. “No estaba muy bien físicamente por la lesión, pero sí me encontraba mi mejor forma competitiva. Tenía esperanza de mejorar mis resultados y no pude.
“Ese parón en plena etapa competitiva me dejó una gran espina que quiero sacarme este año. El trabajo está dirigido a llegar en plenitud a los topes fundamentales de 2019: los Panamericanos de Lima y el Mundial de Catar”, añadió el agramontino, cuya mayor preocupación en este momento no son las marcas.
“Quiero mantener la estabilidad, recuperar el ritmo de la carrera de impulso, pulir los aspectos técnicos en los que tengo problemas. Lograr nueve metros, 8,40 o 8,10 ahora no es lo más importante para mí, creo que las marcas salen solas.
“Aquí mismo en la Copa Cuba, por ejemplo, sabíamos que el viento invalidaría cualquier registro, por lo que el objetivo fue cumplir la estrategia de atacar duro en el primer salto y hacer un ejercicio limpio”, puntualizó.
Echevarría confiesa sentirse justo en el punto donde quiere, con mucha confianza en sus posibilidades. “Todavía no hemos visto a los grandes rivales este año. Se están reservando, la temporada es muy larga, el Mundial es a finales de septiembre y queda mucho camino hasta allá. Yo salí antes por las razones que te comenté, y ya tengo noción de dónde estoy”, aseguró.
Aunque no subirá a los libros de récords, este 8,92 de Juan Miguel impresiona desde temprano al universo del salto largo, que observa la facilidad del cubano para ir más allá de los límites. Si todo marcha bien, este año podría llegar muy lejos.