Bajo los cinco aros olímpicos que adornaban el estadio Luzhnikí de Moscú, la cubana María Caridad Colón Ruenes –quien hoy 25 de marzo llega a sus 62 años de vida–, apostó todo por un tiro bueno.
Un dolor lumbar la aquejaba, y por eso pensó que un solo lanzamiento era lo que necesitaba. Uno solo, imploraba. Uno solo para hacer historia.
Llegó la corrida rápida y de frente, los cinco pasos de costado, el freno en seco y de inmediato el tiro en su primer intento: le bastó para encumbrarse a lo más alto del podio y convertirse en la primera mujer latinoamericana en coronarse campeona olímpica.
Bastaría su condición de primera latinoamericana reina olímpica para sentirnos orgullosos de ella, pero María Caridad Colón es mucho más. #Felicidades en su cumpleaños a esta cubana de pura cepa, defensora probada de nuestra obra. Un beso desde #InderCuba. pic.twitter.com/FqZGsxJs4z
— Osvaldo C. Vento Montiller (@CMontiller) March 25, 2020
Su tiro bueno, el primero y el único que haría ese 25 de julio de 1980 en el estadio Luzhnikí, resultó ser de ¡68 metros y 40 centímetros!
Medición y oro para Cuba, para la hija de una maestra de escuela que pasaba sus ratos libres en su natal Baracoa bañándose en el río, jugando en la playa y comiendo chocolate.
Un oro que se colgó en el pecho con apenas 22 años, sin miedo por estar ante rivales como la bicampeona olímpica alemana Ruth Fuchs, reconocida por los expertos como la mejor jabalinista de todos los tiempos, y que terminó octava en los Juegos de Rusia con una marca de 63.94.
Qué se iban a imaginar sus contrincantes, que la miraban extrañadas al ver que era la única atleta que no calentó en la clasificación ni en la final, que su estrategia era darlo todo para ese primer lanzamiento porque después podía arreciar el dolor.
Colón era la quinta en marcas previas, por lo que considera que ese 25 de julio de 1980 era su día. Para ella era todo o nada. No iba a tener una segunda oportunidad. Y así lo hizo.
El próximo 25 de julio se cumplirán 40 años del hito que consiguió en Moscú.
Y aunque ha pasado mucho tiempo, aún se alegra cuando la presentan como la “primera campeona de Latinoamérica en unos Olímpicos” y se enorgullece más cuando recuerda que otro cubano logró lo mismo en los juegos de París en 1900: el esgrimista Ramón Fonst con el oro en espada individual.
Ella también es dueña de doce récords nacionales logrados entre 1978 y 1984, fue dos veces campeona panamericana (1979 y 1983), reinó en tres ocasiones en Juegos Centroamericanos y del Caribe (1978, 1982 y 1986) y posee otro par de títulos iberoamericanos.
Tras el oro olímpico, se retiró un año para ser madre, y a los cuatro meses de nacer su hijo Ruslán ya estaba en la pista. Se lo llevaba a los entrenamientos y se convirtió en su mayor incentivo para seguir cosechando éxitos.
Como anécdota relata que en los Juegos Panamericanos, cuando competía contra las estadounidenses, siempre repetía una y otra vez como su mantra la frase: “a mí ninguna de ellas me va a ganar”, por la rivalidad de Cuba con ese país, algo que explica como un problema de orgullo isleño.
Como referencia del atletismo latinoamericano, Colón Ruenes forma parte del Comité Femenino de la IAAF desde 1995 para Centroamérica y El Caribe, ha capacitado instructores de México, Venezuela, El Salvador, Puerto Rico y Perú y juega baloncesto en su tiempo libre.
También se dedicó a la política: fue diputada del parlamento cubano de 1992 a 1997.
La que comenzó con una súplica por un tiro bueno, la atleta que extrañaba Cuba y su comida cuando estaba por fuera de la Isla, la primera mujer latinoamericana en coronarse campeona olímpica, nació hoy 25 de marzo hace 62 años.
¡Larga vida para María Caridad!
Muchas felicidades! Te adoro!!