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Juan Miguel Echevarría tiene 26 años y es subcampeón olímpico, monarca del orbe en pista cubierta, medallista de bronce mundial al aire libre y ganador de la final de la Liga de Diamante. Sin embargo, da la sensación de que todos esos triunfos sucedieron en otra vida, en una realidad paralela donde el camagüeyano era la mayor promesa del salto largo en el planeta y sus alrededores.
Sucedió entre 2018 y 2021, cuando Juan Miguel irrumpió casi de la nada para convertirse en una de las referencias de la longitud. No solo ganaba, también impresionaba con marcas esplendorosas. En junio de 2018, por ejemplo, voló tres veces por encima de los 8.50 metros con un tope de 8.68 en la recóndita ciudad alemana de Bad Langensalza. No tenía ni 20 años cumplidos…
Profundizando en los archivos, ni Iván Pedroso, ni Mike Powell, ni Bob Beamon, ni Irving Saladino, ni Dwight Phillips lograron superar la barrera de los 8.50 antes de cumplir las dos décadas de vida. Con esa edad, solo Carl Lewis (8.62 con 19 años y 345 días) había llegado tan lejos como el fenómeno nacido en La Guernica.
En ese momento, quizás como no sucedía desde hacía años, se pensó que verdaderamente podía caer el récord del mundo de Mike Powell. Echevarría lo acechó y lo tuvo a tiro: en ese mismo junio de 2018 saltó 8.83 con viento a favor (+2.1) en Estocolmo, y en marzo de 2019 clavó los pinchos en 8.92 durante la Copa Cuba en La Habana, también con el favor del viento (+3.3).
Por aquellos tiempos soñaba en grande y parecía que no tenía límites: “Mi meta es la perfección y eso cuesta muchísimo trabajo. Tengo las herramientas, soy rápido, alto, fuerte, potente y me esfuerzo para pulir los movimientos, fortalecer los músculos y lograr una mayor sincronización”, me confesó sentado en el duro y caliente suelo de hormigón fuera del estadio Panamericano en la capital cubana.
En aquella conversación también me dijo que, aunque había sido campeón mundial con 19 años, tenía que estabilizar y mantener su nombre en alto. “Eso no me va a durar toda mi carrera”, aseguró. Sus palabras fueron premonitorias, porque si bien siguió saltando consistentemente sobre 8.40, de la noche a la mañana se perdió del mapa.
1273 días de apagón
La final de la longitud en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 puede ser una historia de épica o de tragedia griega, según como se mire. Si el prisma es el del saltador Miltiadis Tentoglou estaríamos frente al relato épico, pero si lo analizamos desde la perspectiva de los cubanos Juan Miguel Echevarría y Maykel Massó tendríamos en nuestras manos una de las obras más trágicas que se recuerden en el concierto estival.
Miltiadis Tentoglou se marca “un Pedroso” y destrona a los saltadores cubanos
Los antillanos llegaron a la última ronda de saltos con el oro y la plata en el bolsillo, algo que no conseguían dos saltadores del mismo país desde Atenas 2004, cuando los estadounidenses Dwight Phillips y John Moffitt hicieron el 1-2 por delante del hispano-cubano Joan Lino. Pero ese episodio memorable que estábamos a punto de vivir lo transformó en pesadilla el griego Tentoglou en un segundo.
Su brinco de 8.41 en el último intento, sumado a una secuencia con tres marcas por encima de 8.10, lo colocaban en la cima de la tabla. El final fue muy cruel para los cubanos. Massó, lesionado, no pudo saltar más después de la segunda ronda y vio todo el desenlace sentado en la pista sin zapatos, mientras Juan Miguel, también con molestias, buscó el milagro tras el zarpazo de Tentoglou, pero a duras penas llegó a la tabla de batida.
Su imagen arrodillado encima de la plastilina y golpeando la pista de impotencia luego de no completar la carrera de impulso por el dolor, es una de las más duras en la historia del deporte cubano. Pero lo peor vino después: ese 2 de agosto de 2021 fue la última vez que vimos al camagüeyano en una competencia oficial.

Pasó el tiempo; estuvo en total 1273 días sin participar en una competencia oficial de World Athletics, aunque en algún punto intermedio antes de los Juegos Olímpicos de París 2024 se anunció que comenzaría a entrenar con Iván Pedroso en España. Esa noticia devolvió la ilusión, pero era muy difícil rescatar a un chico que llevaba casi cuatro años en el más puro anonimato.
Conexión Pedroso
Las gradas del Estadio Olímpico de Tokio estaban semi desiertas el 2 de agosto de 2021. Las restricciones por la pandemia impedían el lleno total en la sede del atletismo de los Juegos Olímpicos en la capital nipona. Pero en uno de los asientos cerca del tanque de saltos estaba Iván Pedroso como entrenador de un atleta chino. En silencio, “El Saltamontes” vivió en primera fila el drama de Juan Miguel y Massó y la coronación de Tentoglou, quien justamente emuló su triunfo in extremis en Sydney 2000.
En ese momento, Pedroso no podía imaginar que tres años después Juan Miguel caería en sus brazos para intentar una resurrección en la que muy pocos creían. Sin embargo, tranquilamente, paso a paso, alejado de los focos, el entrenador antillano, encargado de moldear a grandes campeones como Yulimar Rojas o Jordan Díaz, comenzó a trabajar junto al agramontino con un solo objetivo: devolverlo a la élite.
Aunque todavía la misión no se ha cumplido, Echevarría ha saltado por encima de los ocho metros en cuatro citas diferentes y continúa batallando por alcanzar su nivel. “Estamos en proceso de regreso al 100 % de sus capacidades después de casi cuatro años sin competir. Cogió mucho peso, que para un saltador es fatal”, explicó Pedroso en exclusiva para OnCuba.
“La prioridad es bajar de peso, que no es fácil cuando pasas tanto tiempo fuera de las pistas. He tenido que apretarlo y apretarlo, pero ha puesto de su parte y ha ido bajando poco a poco. Le quedan unos kilitos, pero por los resultados se nota que el trabajo va bien”, añadió el preparador radicado en la localidad española de Guadalajara.
Si bien no busca meterle demasiada presión, Pedroso confía en que Juan Miguel pueda alcanzar el nivel que tenía antes de su abrupto parón tras los Juegos de Tokio. “Lo más importante es seguir afinando todos los detalles, lo demás saldrá solo. Es un atleta de mucho talento, como Jordan Díaz. No ha perdido el toque ni la explosividad, pero tiene que cuidarse y ponerse fino”, apuntó el preparador, recordado por su dominio absoluto en el salto de longitud en la última década del siglo pasado.
Iván Pedroso: Cuando te estás jugando un título tienes que olvidarte de las marcas
Sobre los compromisos inmediatos, “El Saltamontes” no dudó en señalar al Mundial de Tokio en septiembre próximo. Esa es una oportunidad dorada para que el camagüeyano regrese a un gran escenario justo donde compitió por última vez por un título de máxima relevancia. “Tiene que hacer la marca para clasificar. No lo hemos conseguido, pero espero que lo logre pronto. Cuando haga la marca va a relajar su mente y a partir de ahí pueden venir los grandes saltos”, explicó Pedroso.
Cuando le preguntamos cuál era su magia para rescatar a Juan Miguel dio la espalda y respondió: “Todavía no hemos hecho nada. Solo estamos empezando”.