El Mundial de Atletismo de Londres se acerca a su ecuador. Es tiempo, pues, de adelantarles un escalafón de lo que más me ha impresionado hasta el momento.
El toque a la puerta de Yorgelis Rodríguez
Esta chiquilla ha sido lo mejor de Cuba, más allá de que no consiguiera una presea. Se batió de tú a tú (de tú a ellas) con la crème de la crème de la crème del heptatlón, asustó con su maestría en salto alto y se quedó a las puertas de colgarse la recompensa al cuello. Es muy joven aún: si experimenta progresión en lanzamientos, puede que la veamos sonreír en Tokio 2020.
La desfachatez de Mo Farah
El inglés está a la altura de los monstruos sagrados de la historia. Kenianos y etíopes han trazado mil y una estrategias para desactivarlo, han levantado diques y paredes en su contra, pero el hombre no cree en emboscadas. Esta vez, para colmo, se dio el lujo a mitad de carrera de saludar a su familia en las tribunas. Luego, inclusive, tropezó, y ello solo sirvió para darle suspense a la película. Es genial.
Ah, la belleza
Sandi Morris, una rubia de nalgas esculpidas, y Robeilys Peinado, jovencita, trigueña y preciosa, son las reinas del carnaval atlético. Ambas participaron en la prueba de salto con garrocha; ambas lograron escalar al podio. La suya ha sido la ceremonia de premiación con más flashazos hasta ahora. ¿Coincidencia?
El hambre de Kipyegon
Pocos campeones de Río 2016 han podido repetir el éxito en la capital inglesa. Pueden contarse con los dedos de una mano. Y entre ellos está Faith Kipyegon, negra como la noche, que remató con sangre fría en los 1500 para dejar sin aire la ambición de Sifan Hassan y sin premio la historia de Genzebe Dibaba. Hace falta una fe inmensurable en uno mismo para correr los últimos cien metros como ella.
La reverencia de Gatlin
Tanto como el Mundial de la derrota (y despedida) de Usain Bolt, el de Londres se recordará como el Mundial de la reverencia al jamaicano. Se la hizo su enemigo jurado, Justin Gatlin, quien después de batirlo se inclinó sin complejos ante Su Majestad The Fastest Man. Fue un monumento inmejorable de respeto y humildad. La imagen definitiva del evento. Parecía escucharse: “El rey ha muerto. ¡Viva el rey!”
¿Alguien tiene el dato de cuántos atletas cubanos están compitiendo por otros países?