Lionel Messi, quien le ha marcado a casi todo el mundo, tiene una deuda pendiente: Chelsea. El argentino nunca le ha anotado un gol al equipo inglés en su carrera europea, y los barcelonistas esperan que sea este el día, cuando se enfrenten en la UEFA Champions League.
El Barça vs Chelsea era, cuando terminó el sorteo, uno de los duelos más esperados, por la rivalidad y la calidad de ambos conjuntos. Además, está la maldición de Messi, que lleva 655 minutos sin ver puerta contra los ingleses.
Leo debe recordar todavía aquel encuentro de vuelta de la semifinal de la Champions de 2011-12. Fue un partido de supervivencia extrema del Chelsea, que llegó al Camp Nou con una victoria en casa 1-0. Sería una noche triste para él, con el muro azul delante que no dejaba entrar la pelota.
Con Roberto di Matteo como técnico interino en los mandos, los ingleses congelaron el Camp Nou, que vivió, por breves momentos, el sueño de la remontada. Lio estrelló una penal en la madera y Cech, uno de los grandes porteros de aquel momento, le negó la puerta en par de ocasiones. El Barca empató el partido y quedó fuera de la carrera por el título.
Son, en total, 8 partidos de Messi contra los ingleses y su resultado es poco halagüeño: una victoria, 5 empates y 2 derrotas. Además, no les marca.
Los chicos de Valverde han bajado el paso en los últimos duelos, dejando puntos por el camino, por varios empates. Han sufrido para anotar, aunque son aún sólidos en defensa y compactos. El Chelsea, a pesar de su flojo paso en la Liga Premier, es un rival de nivel para medir a un conjunto culé que manda en su campeonato doméstico. Delante tienen ahora una armada difícil y rocosa, con un estilo incómodo.
El Barça mantiene la posesión de la pelota–66,8 promedio en esta Champions–, concede pocos tantos y da muchos pases, pero el Chelsea anota más. Son estilos opuestos tácticamente.
Mientras los de Valverde jugarán al toque y la posesión, y apostarán seguramente por un 4-4-2, su rival hará algo distinto. Conte gusta de colocar cinco hombres en defensa, con dos laterales que se descuelgan en ataque y retroceden en defensa, junto a tres centrales. Son fuertes defendiendo y cierran bien los espacios.
Por el centro tienen un doble pivote con pase y contención, que son Kanté y Fábregas. Delante coloca un tridente ideal para lanzar el contraataque, con Hazard que hace las veces de Messi como enganche, otro acompañante con brega como Pedro y en punta un delantero de como Morata, recuperado.
Frente a esta formación históricamente incómoda, los culés tendrán que ser especialmente pacientes. Será fundamental la circulación del balón con rapidez y precisión, los cambios de ritmo y los pases entre líneas. Además, Barcelona deberá estar pendientes de los contragolpes y las jugadas de estrategia, para no irse con un resultado favorable de visitantes: al menos un gol.
Pero sobre todo, necesitan de una noche de inspiración de su mejor jugador, en un estadio imposible, contra un equipo maldito. Es la hora de Messi.