Hace varios días se conoce el equipo cubano de béisbol que participará en los Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018. Cuba, lo han dicho sus autoridades deportivas y lo impone su historia, irá a Colombia con el único objetivo de ganar la corona, en una justa inédita que se jugará por el sistema de todos contra todos a una vuelta.
La fórmula es sencilla: el que más triunfe se lleva el oro a casa, así que a los cubanos no les queda otra que ganar y ganar.
Es improbable que en Barranquilla haya alguna selección más completa que la de Cuba pues, aunque la calidad abunda en el área, este torneo no tiene el atractivo de otros. A fin de cuentas, los Centroamericanos no son el Clásico Mundial.
Por eso, si somos realistas, a la selección cubana le conviene la atípica estructura propuesta por los organizadores. Ciertamente resulta la más justa y evita la derrota en el cruce por la discusión de la corona, un fantasma que ya ha perseguido a los cubanos más de una vez.
No obstante, a pesar del favoritismo, el equipo anunciado no convence en todas sus líneas.
Asombra la selección de la misma cantidad de receptores que de jardineros. La dirección cubana apuesta empecinadamente otra vez por tres enmascarados para solo siete juegos, con tres días de descanso.
Con Yosvani Alarcón como presumible titular, el segundo receptor –si me preguntan prefiero a Yulexis La Rosa ante un Frank Camilo Morejón con pésimos números ofensivos en la modesta liga italiana– solo jugará en los finales a la defensa para preservar la ventaja. ¿Y el tercero? Apenas viajará a calentar lanzadores, como siempre ha ocurrido.
En sentido opuesto, resulta increíble que solo formen el equipo tres jardineros, y uno de ellos, el incombustible Frederich Cepeda, con bajas prestaciones defensivas. ¿Apostarán por el espirituano en el jardín izquierdo o improvisarán con Yurisbel Gracial o Guillermo Avilés, incluidos en la lista como infielders?
Este redactor se arriesgaría con Cepeda a la defensa para abrirle un hueco en la alineación a Yordanis Samón como bateador designado. Al final, los juegos se ganan por carreras.
De lo contrario, la selección anunciada sería aún más ilógica. En ella, sobra un jugador de cuadro y falta un jardinero, y solo tiene a Gracial como antesalista nato. Si el matancero fuera movido a los jardines, la esquina caliente la asumiría entonces Raúl González, que como tercera no estuvo mal en la Serie del Caribe y parece ser del agrado de Carlos Martí.
Pero, ¿no hubiese sido mejor llevar otro jardinero natural, en lugar de un jugador de cuadro –al menos uno– que seguramente no verá acción?
¿Acaso es una ofensa a Alfredo Despaigne cubrir su puesto en el equipo nacional?
Por cierto, las incongruencias de este tipo también lastran al conjunto que irá al Torneo de Haarlem, el cual cuenta con un solo hombre que juega la tercera base, el granmense Lázaro Cedeño. Sin embargo, Cedeño debe ser el designado por sus carencias con el guante y ser suplido por el utility Acebey.
¿Será esto un indicador de una crisis en la esquina caliente de los equipos cubanos? ¿O más bien entre quienes conforman las selecciones?
En cuanto al pitcheo, el equipo que irá a Barranquilla cuenta con lo mejor que tiene la Isla en estos momentos –descontando a Moinello, que seguirá en Japón–, aunque con algunas sombras de duda.
Como limitación más visible está la falta de relevistas especializados, rol en el que solo aparece Raidel Martínez acompañado, presumiblemente, por un Vladimir García reconvertido. Pero, ¿podrá el avileño rendir los frutos esperados como cerrador?
No queda otra que encomendarse a Dios. La inestabilidad de Vladimir lo puede llevar a ser el mejor relevista del torneo o a desperdiciar todos los juegos, como hizo como refuerzo de Industriales ante Las Tunas.
Merecidísima la inclusión de un joven con mucho talento como Yariel Rodríguez. El camagüeyano pudiera ser uno de los abridores, aunque debido a su inexperiencia parece más lógico que sea utilizado en el bullpen.
El equipo pudo prescindir del tercer receptor y llevar a otro lanzador zurdo. Nunca están de más los serpentineros, y el experimentado granmense Leandro Martínez o el talentoso artemiseño Misael Villa hubiesen cabido perfectamente como relevistas situacionales.
Pero, carencias aparte, el conjunto cubano tiene credenciales para revalidar el título centrocaribeño ante selecciones, que ni de lejos, contarán con principales figuras. De no lograrlo, sería el mayor fiasco de la delegación cubana.
El baseball revolucionario lleva décadas de fracaso continuado.Traiciones y deserciones hablan del escaso trabajo político-ideologico que se hace en la pelota actual.
Amigo escriba de otra cosa y no de pelota. Me imagino que ud trabaja en esa revista porque “sabe” hablar de Cuba y de los cubanos. Elegante oficio ese de menospreciar a los tuyos