Yordan Maduley es, sin dudas, una de las figuras más destacadas del béisbol cubano en los últimos 15 años.
El jugador de cuadro holguinero, integrante de varios equipos Cuba, recién se coronó con Matanzas en la II Liga Élite y ya piensa en la próxima temporada nacional con el equipo de su provincia.
Para esa 63 Serie Nacional, la 19 de su carrera; Maduley tiene como sueño poder compartir en la nómima de los Cachorros, y también en el terreno, con su hijo.
“Estoy al final de mi carrera y me gustaría estar con él (en el equipo)”, comentó el torpedero y segunda base a la Agencia Cubana de Noticias (ACN).
Maduley explicó que su primogénito —nombrado como él— también es jugador de cuadro y está en su segundo año en la categoría juvenil.
“Todo depende de que tenga buen resultado en su torneo que está a punto de comenzar y pueda ser llamado a filas para el equipo mayor en la 63 Serie Nacional”, señaló.
“Una combinación alrededor de la segunda base con él me haría muy feliz”, dijo el ídolo holguinero, quien ya coincidió en el terreno con Yordan Jr. el pasado año en la serie provincial de Holguín.
Solo que en esa ocasión padre e hijo fueron rivales, en un hecho inédito para el béisbol holguinero.
De lograr coincidir en el próximo torneo doméstico, los Manduley se unirían a una dupla exclusiva en estos certámenes cubanos: los villaclareños Rafael Orlando Acebey y su hijo Orlando, quienes alineron juntos veinte años atrás, en la 43 Serie Nacional.
Otros padres y sus hijos han pisado los terrenos de la isla en estos torneos, pero no de manera simultánea.
Yordan Manduley es una de las figuras históricas de los Cachorros de Holguín en las últimas dos décadas. En sus 18 Series Nacionales promedia por encima de .300 de average ofensivo y destaca también con el guante, especialmente en el campo corto.
Además, se ha desempeñado en ligas foráneas, como la norteamericana Can-Am y ha vestido el uniforme de otros equipos cubanos como refuerzo.
Así sucedió recién en la II Liga Élite, donde primero formó parte de las Avispas de Santiago y luego, en la postemporada, de los Cocodrilos de Matanzas, con los que a la postre levantó el título.
En este torneo, alcanzó la importante barrera de 1500 jits en torneos nacionales. Con ello, se convirtió en el primer holguinero en lograrlo.