La frase más recurrente en la final de la 63 Serie Nacional de Béisbol entre Leñadores de Las Tunas y Vegueros de Pinar del Río fue que “ningún partido se parece a otro”. Cualquiera podría pensar que es una obviedad, una verdad de Perogrullo, pero en la pelota pocos episodios se diferencian tanto uno de otro.
Veleidoso, impredecible, cambiante, así es el deporte de las bolas y los strikes, y lo pudimos constatar en la definición de la corona entre pinareños y tuneros, que concluyó este domingo con la victoria del elenco oriental por segunda temporada consecutiva.
Menos de 24 horas después de sucumbir a manos de los lanzadores Mario Valle y Jenier Álvarez, los discípulos de Abeysi Pantoja reaccionaron y volvieron a mostrar su poder ofensivo para asaltar el trono del clásico nacional.
El sábado se habían ido en blanco en nueve entradas, con 18 turnos seguidos fallando ante Valle y Álvarez, dos derechos que se apoyaron en el control para mantener con vida a los Vegueros cuando la serie estaba 3-0. Pero en poco tiempo el guion cambió y los bates de los Leñadores se calentaron, en especial el del joven Jean Lucas Baldoquín, quien pegó un jonrón de tres carreras y desató la locura en el parque Julio Antonio Mella este domingo.
“Estaba buscando la conexión para traer una carrera desde tercera y salió el batazo. Se siente muy bien cuando ves la pelota volando, todo delante de la familia que está en las gradas”, señaló Baldoquín en televisión nacional poco después de terminar el quinto y último duelo de la final.
El batazo de Baldoquín llegó en la octava entrada con el partido empatado a una carrera y frente a los envíos del relevista zurdo Raudel Lazo, hombre con experiencia en las Grandes Ligas de Estados Unidos. El joven slugger aprovechó una curva mansa que se quedó colgada en la zona y desapareció la bola por el bosque izquierdo.
Ese fue el detonante para la ofensiva de los Leñadores, que se sacudió del dominio pinareño y no paró hasta facturar media docena de anotaciones para poner tierra de por medio con los más occidentales. Del resto se encargaron los relevistas Rodolfo Díaz y Alberto Pablo Civil, quienes colgaron los últimos ceros del campeonato tunero.
“Tenemos que estar contentos. Nunca perdimos la fe. Hablamos con nuestros lanzadores y les dijimos que aguantaran, que nosotros los bateadores íbamos a sacar adelante el partido en cualquier momento, y así fue”, señaló el patrullero Yunieski Larduet, quien añadió que este el fruto de una temporada muy larga y con muchos contratiempos.
“El año pasado barrimos en la final, pero sabíamos que ahora iba a ser mucho más difícil porque estamos frente a un equipo que casi no ha tenido malos momentos en la temporada. Ganarle 4-0 a Pinar era casi imposible, pero cuando perdimos ayer hablamos y dejamos claro que seguíamos a un paso de ser campeones y que ellos tenían que ganar tres juegos para remontar”, apuntó el mentor de los Leñadores Abeysi Pantoja.
Hay que darle mucho crédito al equipo tunero, que llegó en plena forma deportiva al momento más importante de la temporada. Durante la clasificatoria navegaron con cierta inestabilidad, pero lograron hacer el trabajo para meterse en los playoff, territorio donde han sido muy resolutivos, un rasgo que distingue a los más grandes campeones del deporte.
Las Tunas se ha adaptado a jugar en situaciones límite, de tensión, y también ha aprendido a ganar en esas circunstancias definitorias. Ya nadie puede hablar de ellos como un equipo pequeño o segundón, mucho menos ahora que son bicampeones nacionales y que han logrado tres títulos en las últimas seis campañas.
Desde la temporada 2017-2018, los Leñadores han jugado 14 series de playoff y han salido airosos en diez de ellas. Su dominio en este período ha sido incontestable y el colofón es esta corona, ganada finalmente frente a su público después de triunfar en Villa Clara y La Habana en 2018 y 2023, respectivamente.
Con su bicampeonato, Las Tunas se convierten en el séptimo equipo que gana dos títulos consecutivos en Series Nacionales desde que comenzó a utilizarse el formato de playoff en la campaña 1985-1986. Los Leñadores se unen a Vegueros, Henequeneros, Villa Clara, Santiago de Cuba, Industriales, Ciego de Ávila y Granma como los únicos que han repetido sus coronas.
¿Podrán el próximo curso lograr un tercer cetro consecutivo como lo hicieron villaclareños y santiagueros? Habrá que esperar a que el terreno diga la última palabra, pero no demos nada por seguro: en el béisbol ninguna temporada se parece a la otra.